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De agresiones sexuales públicas sin consecuencias a la repulsa general: "Parece otro mundo en 12 años"

  • Tres sociólogas explican a RTVE.es la evolución de la conciencia respecto a la violencia sexual en España
  • Momentos como la sentencia de 'La Manada' o, ahora, el 'caso Rubiales', aunque muy dispares, marcan el debate social

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Violencia sexual en España: alumnas de un instituto en Toledo muestran carteles de 'No es no'
Alumnas de un instituto en Toledo muestran carteles de 'No es no', en protesta por la sentencia de La Manada por abuso sexual y no por agresión sexual en 2018

"Me están pellizcando el culo, ¡todo el rato!". Una reportera termina, como puede, la conexión en directo entre una multitud en la Tomatina de Buñol. "Claro, no son tontos y aprovechan", le responden desde plató. Es 2011 y la escena se diluye y olvida como tantas otras que se suceden ininterrumpidamente por televisión. Ella, en cambio, no lo ha olvidado. "Parece otro mundo, en solo 12 años. VAMOS BIEN". Verónica Sanz denunciaba así en X (o Twitter) lo que le ocurrió aquel verano y lo hacía este martes, justo después de que un hombre fuera detenido por darle una palmada en la nalga a una periodista durante un directo en televisión.

En esta ocasión, el desarrollo de los acontecimientos fue muy distinto. Más allá de la reacción desde plató, la condena social fue mayoritaria y sonada en las redes sociales, y la policía detuvo en pocas horas al agresor. España volvía a debatir sobre el consentimiento y las distintas formas de violencia sexual, menos de un mes después del beso no consentido de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso en la final del Mundial de Fútbol. Por esos hechos, el juez de la Audiencia Nacional ha prohibido al expresidente de la RFEF acercarse a menos de 200 metros o dirigirse a la jugadora.

"Esto no ocurre de la noche a la mañana. El caso Rubiales viene porque antes hubo una Manada y antes hubo otros muchísimos casos que han ido asentando la conciencia crítica ante estos temas", señala Carmen Ruiz Repullo, profesora de sociología de la Universidad de Granada, en una conversación con RTVE.es. La experta en violencia de género cita, entre otros, el ejemplo de Nevenka Fernández, la concejal del ayuntamiento de Ponferrada que, después de ser acosada sexualmente por el alcalde, fue apartada y aislada por sus compañeros y vecinos. "Hemos pasado de eso a estar con la víctima y enfocar al agresor".

"De vez en cuando la sociedad necesita una sacudida. Se dan todas las circunstancias propicias para que la gota que colma el vaso tome forma de gran polémica mediática y todo el mundo entra al unísono", explica también el sociólogo Jorge García Marín, de la Universidad de Santiago de Compostela, sobre estos eventos que, hoy vistos en perspectiva, muestran cómo ha evolucionado la conciencia española sobre la violencia contra las mujeres.

De los asesinatos machistas…

Pero en realidad, dice García Marín, los casos mediáticos no son más que "síntomas" que evidencia un problema de fondo. Ocurrió antes con los asesinatos machistas.

"En 1997, nos levantamos porque habían asesinado a Ana Orantes", recuerda Carmen Ruiz Repullo. La expareja de Orantes la mató apenas unas semanas después de que la mujer, de 60 años, denunciara en un programa de televisión el maltrato al que había sido sometida durante años. La conmoción social y la conversación política que suscitó el 'suceso' (como se consideraba entonces) desembocó en la Ley contra la Violencia de Género, primer proyecto legislativo del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en 2004, con el apoyo de todos los grupos políticos en el Congreso y el Senado.

...a la violencia sexual

Igual que la violencia de género pasó de ser crónica negra a considerarse una lacra de importancia nacional, muchos delitos sexuales están dejando de verse como simples "bromas", galanterías o momentos incómodos que conviene callar.

"Podemos hablar del #MeToo ("Yo también") como primer movimiento que empieza a hablar de la violencia sexual contra las mujeres como un tipo de violencia de género", señala Mónica Saiz Martínez, socióloga y consultora experta en género. El fenómeno nacido en octubre de 2017 en Estados Unidos a raíz de las acusaciones contra el productor de cine Harvey Weinstein animó a miles de mujeres en el mundo a contar sus propias experiencias de acoso sexual, agresiones y abuso de poder. "La reacción social viene de años de movimiento feminista, de denuncia, de elaboración de políticas públicas. Se lleva años sembrando", apostilla.

Las sociólogas hablan de la importancia de que en esta ola feminista muchas mujeres hayan "roto el silencio" sobre la violencia sexual y, con su testimonio, pongan en evidencia cómo se repiten las experiencias. Pero, sostiene Jorge García Marín, "no es una guerra de sexos": "Un elemento interesante de esta nueva ola también tiene que ver con que hay masculinidades incómodas con ciertas actitudes masculinas".

Y así, casos como el de La Manada calan también en partes de la sociedad que no forman parte necesariamente del movimiento feminista. "Muestran que quienes trabajamos en la investigación y formación de género no estamos dando una opinión. Esto tiene evidencia científica y se recoge en el Convenio de Estambul desde 2011", puntualiza Carmen Ruiz Repullo, en tanto que el texto del Consejo de Europa, ratificado por 37 países, ya señalaba la necesidad de tipificar como delito los "actos de carácter sexual no consentidos".

En 2018, los tribunales condenaron a los cinco miembros de La Manada por "abuso sexual" y no por "agresión sexual", porque se consideraba que no emplearon la violencia, si bien se reconocía el "intenso agobio y desasosiego" de la víctima durante los hechos. "Llegamos tarde", valora Ruiz Repullo. La indignación que causó el fallo concitó múltiples protestas en todo el país y, años después, derivó en la Ley del 'Solo Sí es Sí', que finalmente considera el consentimiento (y no la fuerza física) como clave para determinar si hay agresión sexual.

La contrarreacción

Llegados a este punto, las sociólogas no creen que una ola reaccionaria al cambio represente un riesgo para los derechos alcanzados. "Cuando analizamos las grandes conquistas feministas siempre hubo un principio de reacción", comenta García Marín. "Lo novedoso es el impacto de las redes y su capacidad de socialización. Eso sí es peligroso".

Mónica Saiz Martínez coincide al identificar cierto "cuestionamiento" de consensos como el del Pacto de Estado contra la Violencia de género —especialmente a través de la llamada manosfera y en espacios de extrema derecha—, pero, igualmente, relativiza su impacto. "No tienen tanta fuerza. Se ha visto en las últimas elecciones", opina.

Una conciencia social asentada y transversal, no obstante, no impide que continúen conociéndose violaciones y asesinatos machistas casi cada día. La semana pasada la Fiscalía General del Estado denunció un "notabilísimo y preocupante ascenso" de las agresiones sexuales cometidas por menores de edad en su memoria anual relativa a 2022, que recoge un aumento del 45,8% respecto al año anterior.

Por ello, por delante de la agenda mediática, Saiz Martínez considera que es clave la prevención y educación en las aulas, desde los primeros años. "La violencia sexual no es algo que está en el aire, es una herramienta de dominación que aprenden de pequeños (…) Están accediendo a pornografía con siete años. Antes no existía ese acceso tan rápido e inmediato. Y eso no es sexo, es violencia", reflexiona sobre el tipo de contenido mayoritario en las plataformas online.

Por otro lado, Ruiz Repullo apunta más 'estrategias' para evitar nuevas agresiones: "Si tratamos bien a las víctimas y no las revictimizamos, esto va a hacer que otras mujeres hablen y será el final de la impunidad de los agresores", afirma la experta, que advierte que la sociedad exige a menudo "víctimas perfectas". "Si no se asemeja a lo que se espera de ella, es cuestionada", describe.

Un cambio de paradigma que mira al futuro

Y mientras la mentalidad cambia, también lo hacen las legislaciones globalmente. Es un bucle que se retroalimenta: la conciencia social moldea las leyes y las leyes moldean la conciencia social. "Lo que no se nombra no existe", resume la socióloga Mónica Saiz Martínez.

En España, el paradigma legal cambió en 2022 con la Ley del 'Solo Sí Es Sí', aunque paradójicamente su aplicación ha llevado a la rebaja en un año de la pena de uno de los condenados de 'La Manada'. Ahora la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha pedido una ley europea contra la violencia sexual que consagre el principio de que "no significa no".

"Muchas organizaciones de mujeres, en muchos países están diciendo '¡hasta aquí!'. Estamos en un momento crucial", celebra Ruiz Repullo, que destaca la importancia de que la Unión Europea se dote de un enfoque normativo y jurídico común para, por ejemplo, poder comparar sus datos.

El impulso ahora es por la sociedad del futuro: "El feminismo a veces es una conquista a medio largo plazo. Luchamos también por los derechos de la gente que va a venir detrás. Muchas sufragistas murieron sin poder votar", recuerda García Marín.