Enlaces accesibilidad

El ejército ruso y el grupo Wagner, un equilibrio difícil pero necesario para los intereses de Rusia en Ucrania

Por
El desafío del grupo de mercenarios Wagner al Ejército ruso

El jefe del grupo Wagner y Rusia han intercambiado en las últimas semanas duros reproches por la falta de material de los mercenarios que trabajan para el ejército ruso en la guerra de Ucrania.

El grupo paramilitar no da cifras de sus muertos en combate pero a su fundador, el polémico empresario Yevgeny Prigozhin, le parece que muchas de esas bajas se podían haber evitado.

De hecho, recientemente ha acusado a Rusia de "alta traición" por privar a sus soldados de municiones en el frente de batalla en Ucrania, en lo que ha llamado un intento "traicionero" de destruir su empresa militar privada.

"El jefe del Estado Mayor y el ministro de Defensa están dando órdenes a diestro y siniestro, no solo de no dar munición a Wagner, sino también de no ayudarla en el transporte aéreo", denunció hace unas semanas Prigozhin en un mensaje publicado en su canal de Telegram. "Simplemente, hay una oposición directa. Esto puede equipararse a alta traición", añadió.

Clásico enfrentamiento entre compañía privada eficaz y burocracia estatal

Pero esta pelea Wagner-Rusia para los expertos es el clásico enfrentamiento entre una compañía privada eficaz y la burocracia estatal.

"Prigozhin ha dicho que mientras sus soldados luchan en Ucrania, otros mandan a descansar a Dubai a sus hijas, a sus nietas e incluso a sus perros, en referencia directa al ministro ruso de Defensa", explica a TVE el profesor de políticas en la Universidad de Moscú y exdiputado por el partido de Putin, Sergei Márkov.

"Putin sabe que el ministerio de Defensa es principal", dice Márkov, pero "el presidente también sabe que Wagner juega ahora mismo un papel clave en el frente".

En Rusia es inusual este lavado público de trapos sucios y lo más probable es al final esta guerra interna la gane el más fuerte y poderoso, el ministerio de Defensa. Pero muchos creen que con tanta crítica la reputación de su titular, Sergei Shoigu, podría quedar tocada.