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La UE acepta a Croacia en el espacio Schengen, pero mantiene fuera a Rumanía y Bulgaria

  • Una década después de su entrada en la UE, Croacia se incorporará el 1 de enero de 2023 a la zona de libre circulación
  • El país balcánico deberá proteger una larga frontera exterior de la UE, con más de 1.350 kilómetros de longitud

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Vehículos haciendo cola en la frontera croata con Bosnia y Herzegovina en Stara Gradiska.
Vehículos haciendo cola en la frontera croata con Bosnia y Herzegovina en Stara Gradiska.

La Unión Europea ha dado este jueves luz verde a la ampliación de la zona Schengen a Croacia a partir del próximo 1 de enero, mientras que Bulgaria y Rumanía tendrán que seguir esperando. "El área Schengen está creciendo por primera vez en más de una década gracias a la presidencia de la República Checa del Consejo de la Unión Europea. ¡Los ministros aprobaron la membresía de Croacia a partir del 1 de enero de 2023!", ha tuiteado la presidencia checa en su cuenta oficial.

De este modo, una década después de su entrada en la UE, Croacia se incorporará el 1 de enero de 2023 no solo a la zona euro sino también al espacio Schengen, un cambio que aporta muchas ventajas, sobre todo comerciales, pero también el reto de tener que controlar la frontera exterior de la unión.

"Con Croacia en Schengen ganan todos: los ciudadanos, la economía, Croacia y la UE", ha destacado en Twitter el ministro del Interior croata, Davor Bozinovic. "En nuestro camino europeo ya no hay fronteras. Hemos cumplido todas las condiciones, hemos recorrido un largo camino y un proceso exigente, y el Consejo del Interior ha decidido hoy por unanimidad", ha agregado a la televisión 'N1'.

La comisaria de Interior, Ylva Johansson, ha remarcado que Bulgaria y Rumanía también merecen entrar en la zona Schengen. Sin embargo, ninguno de los dos países ha logrado el apoyo por unanimidad necesario para formar parte de ese espacio de libre circulación de personas y mercancías.

Dirigentes y políticos rumanos de todos los partidos han criticado con dureza el veto de Austria a su ingreso en el espacio Schengen. "¡Una decisión miserable!", ha escrito en su cuenta de Facebook el viceprimer ministro rumano, Kelemen Hunor, que ha calificado la postura austríaca de "incorrecta, inmoral, carente de argumentos sólidos" y fruto de "un juego político miserable". El Ministerio de Exteriores rumano ha convocado a la embajadora austríaca en Bucarest para advertirle de que el veto tendrá "consecuencias inevitables para las relaciones bilaterales" entre los dos países.

Austria ha bloqueado la entrada de Rumanía y Bulgaria a Schengen al considerar que no garantizan el control de la inmigración ilegal en sus fronteras, pese a que tanto la Comisión y el Parlamento Europeo han pedido repetidamente que se admita a ambos países en el espacio de libre circulación. Tanto Rumanía como Bulgaria insisten en que cumplen todos los requisitos técnicos para ingresar en Schengen, y atribuyen la oposición de Austria a su admisión (y también la de Holanda en el caso de Bulgaria) a los intereses políticos del partido conservador que lidera el Gobierno en Viena.

Por su parte, el presidente de Bulgaria, Rumen Radev, ha calificado de "totalmente ilógico" que Bulgaria y Rumanía permanezcan fuera del espacio Schengen en medio de una crisis europea de seguridad, en referencia a la invasión rusa de Ucrania.

¿Qué espera lograr Croacia?

Para el gobierno conservador, Croacia pasará a formar parte "de un club de elite, de 15 países que están al mismo tiempo en la UE, la OTAN, Schengen y la eurozona". Desaparecerán los controles entre las fronteras con Eslovenia y Hungría, mientras que se refuerzan con la vecina Serbia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro.

Respecto a los aeropuertos, la entrada en el espacio Schengen se completará el 26 de marzo. "Croacia será más fuerte, resistente, protegida, menos expuesta, más atractiva, segura, fiable para todos los que quieren negociar, invertir, y ser turistas en Croacia", llegó a decir el primer ministro, Andrej Plenkovic, hace unas semanas.

Más inversión en turismo

Croacia, donde el sector turístico aporta uno de cada cinco euros del Producto Interior Bruto (PIB), será aún más atractiva para los visitantes extranjeros, destaca también el director de la Oficina de Turismo croata, Kristijan Stanicic.

"Además del aspecto de la seguridad, otra ventaja es que los turistas de la UE llegarán a sus balnearios preferidos en Croacia ya sin atascos y largas esperas en las fronteras. Tampoco tendrán que comprar kunas (la moneda nacional)", destaca.

Además, se estima que la libre circulación de mercancías favorecerá el comercio, especialmente si se tiene en cuenta que más del 70% del comercio exterior de Croacia se realiza con países miembros de la UE.

El mayor reto: la inmigración

A cambio de todas estas aperturas, el país balcánico deberá proteger una larga frontera exterior de la UE, con más de 1.350 kilómetros de longitud, e impedir allí la entrada de inmigrantes ilegales. Especialistas de la agencia europea de fronteras (Frontex) han participado en el entrenamiento de unos 6.000 policías croatas que tendrán que controlar los 1.011 kilómetros de una frontera con Bosnia-Herzegovina, los 318 kilómetros con Serbia y los 23 con Montenegro.

La ruta balcánica desde el Oriente Medio hacia los países ricos de la UE es un camino tradicional de contrabando y tráfico de personas. Por eso, Eslovenia advierte de que podría introducir controles de frontera tras la entrada de Croacia en el espacio Schengen en caso de una mayor presión migratoria.

Según datos del Ministerio del Interior de Croacia, en 2022 entraron unos 36.000 inmigrantes ilegales, un 145% más que en 2021. La ONG croata Centro de Estudios por la Paz (CMS) se opone a la entrada de Croacia en el espacio Schengen, ya que denuncia que en la frontera croata se violan de forma sistemática los derechos humanos con ilegales y violentas "devoluciones en caliente".

"Un mal día para Europa"

El bloqueo de la entrada de Rumanía y Bulgaria en el espacio Schengen sin pasaportes de la Unión Europea el jueves tras las objeciones lideradas por Austria representa, según la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, un "mal día para Europa".

"Hasta el último minuto (...) luchamos para garantizar que Bulgaria y Rumanía fueran aceptadas en el espacio Schengen", ha declarado Annalena Baerbock en una conferencia de prensa en Dublín. "Creo que esto es más que erróneo en términos europeos, pero también geopolíticos", ha defendido.

El ministro de Interior español, Fernando Grande-Marlaska, ha confiado en que Austria y Países Bajos reconsideren "a la mayor brevedad posible" su veto a la entrada de Rumanía y Bulgaria porque, ha defendido, con esta decisión "pierde toda la Unión Europea".

Bulgaria confía en poder entrar el año que viene en el espacio de libre circulación de Schengen, pese al varapalo que ha supuesto este jueves el veto de Austria y Países bajos. El ministro interino del Interior, Ivan Demerdzhiev, ha dicho después del Consejo Europeo que su país avanza por la senda correcta y espera poder vencer las reticencias de esos dos países en los próximos meses.

"Nada está perdido, al contrario, estamos en el camino correcto y hemos hecho lo que se espera de nosotros. Las conversaciones continúan, somos positivos y trabajaremos para encontrar un compromiso para que los dos países que mantienen reservas hoy estén de acuerdo", ha señalado