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La Audiencia Nacional ve indicios de 21 delitos de homicidio por imprudencia en el Villa de Pitanxo

  • La Audiencia envía al juzgado de Marín (Pontevedra) la causa sobre el naufragio del pesquero en aguas de Canadá
  • Uno de los tres supervivientes cambió su versión de los hechos en una declaración posterior

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Los familiares de los desaparecidos en el buque pesquero Villa de Pitanxo, que naufragó en aguas canadienses de Terranova
Los familiares de los desaparecidos en el naufragio del buque pesquero Villa de Pitanxo.

El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ve indicios que permitirían imputar al menos 21 delitos de homicidio por imprudencia grave y contra los derechos de los trabajadores en relación con el naufragio del pesquero Villa de Pintaxo ocurrido el pasado 15 de febrero en aguas de Canadá, que se saldó con nueve muertos, doce desaparecidos y tres supervivientes, y ha acordado remitir toda la investigación al juzgado de Marín (Pontevedra).

Sigue así el criterio de la Fiscalía, que consideró que la competencia para investigar el hundimiento sería del juzgado de Marín, al ser esta la localidad donde radica el puerto base del buque y al haber ocurrido los hechos en un pesquero español, por lo que se asimila a hechos ocurridos en nuestro territorio.

En un auto, el titular del Juzgado de Instrucción Número 2 recuerda que la doctrina del Tribunal Supremo y los tratados internacionales reconocen la soberanía al Estado de origen del buque para evitar lagunas competenciales en alta mar.

El magistrado de la Audiencia Nacional dio traslado al Ministerio Público el pasado 7 de marzo para que le informase sobre si debía iniciar o no las pesquisas dirigidas a determinar si hubo una responsabilidad penal en el naufragio. La Fiscalía informó hace unas semanas en contra de que asumiera la investigación, instándole a remitirla a Marín.

Contradicciones en la versión de uno de los supervivientes

El auto explica que la causa se incoó por una denuncia presentada por la Dirección General de la Guardia Civil de Pontevedra tras tomar declaración a los tres supervivientes. Uno de ellos, señala, efectuó una declaración distinta a la que prestó anteriormente sobre la forma en que se produjo el hundimiento del pesquero y cómo fueron falleciendo por hipotermia cada uno de los tripulantes.

Según el informe de la Fiscalía, recogido en el auto, el capitán Juan Enrique Padín dijo que sobre las 4:00 horas se paró el motor, lo que, dadas las condiciones meteorológicas, determinó la entrada de agua por la aleta de babor ocasionando cada vez mayor escora por babor. Manifestó que ordenó el abandono del buque, previa colocación del traje de supervivencia y el chaleco salvavidas, y que hizo la llamada de emergencia. Según los datos técnicos, eran las 4:24 horas.

Después, ya con todo colocado, prosigue su relato, se dispusieron al arriado de las balsas por babor y estribor. Su sobrino, Eduardo Rial, relató que el buque estaba virando poco a poco y se paró el motor, que empezó a entrar agua por el costado de babor y a escorarse y que el capitán dio la señal de abandonar el buque. Entonces, recogió el traje de supervivencia y el chaleco, con el buque prácticamente hundido.

El tercer superviviente, el marinero ghanés Samuel Koufie Kwesi, explicó en un principio que, al pararse el motor, el barco quedó a merced de las olas, de modo que empezó a entrar mucha agua y se escoró hacia babor. Entonces oyó al capitán ordenar que subieran al puente y lo hizo sin el traje de supervivencia porque no le dio tiempo.

Pero en una declaración posterior ante la unidad policial este marinero dio una versión absolutamente distinta: aseguró que el motor no se para, sino que las maquinillas que recogen el aparejo dejaron de funcionar bien, provocando la escora. Relató que gritaron al capitán que soltara los aparejos, pero que se negó, y que después, con el buque muy ladeado, el motor se paró y se incrementó la escora de babor.

También negó que el capitán ordenarse ponerse los trajes de supervivencia, aunque él y su sobrino sí los llevaban, y que, cuando consigue subir a una balsa, el buque se hundió produciendo un agujero en esta. Llegó incluso a detallar el orden de fallecimiento por hipotermia de los tripulantes refugiados en la balsa.

El marinero justificó su cambio de versión en la presión que dijo haber sufrido por parte del capitán y el armador (a quien no identifica) en su primera declaración.

La Fiscalía sospecha que su primera declaración puede no ajustarse a la realidad y cuestiona la versión del capitán, que dijo que la tripulación se puso el equipo de salvamento, mientras que el marinero Koufie indicó que solo lo llevaban él y su sobrino, un hecho "corroborado con la realidad" de que ni este tripulante ni ninguno de los fallecidos encontrados lo tenía puesto.

Además, la Fiscalía cree que la velocidad del buque, instantes antes de su hundimiento, "suscita dudas acerca de la versión del capitán" sobre la parada de los motores por avería como causa determinante de la escora y posterior naufragio.

Bodega "oculta" con capturas de fletán negro

El Villa de Pitanxo acumulaba varias sanciones por infracciones graves de pesca ilegal, entre ellas, capturas de fletán negro sin declarar. Así consta en una serie de sentencias de la Audiencia Nacional, a las que ha tenido acceso Europa Press, la última de ellas con fecha del 17 de julio de 2020.

En concreto, el Ministerio de Pesca sancionó en 2016 al patrón del Villa de Pitanxo por seis infracciones graves de la Ley de Pesca Marítima. Las multas sumaban más de 160.000 euros por cuestiones como eliminación u ocultación de pruebas en controles de inspección, falta de envío de posiciones del buque, no contar con las autorizaciones de pesca y diferentes incumplimientos relativos a capturas a bordo y desplazamientos. Además, se le decomisaron 27.778 kilos de fletán negro, que estaban ocultas y no registradas en el diario.

Las infracciones también se referían al armador, Pesquerías Nores, al que se le impuso pérdida de puntos con los que cuentan los propietarios de barcos en el reglamento de control europeo de la pesca debido a cuestiones como la eliminación de pruebas en las tareas de control, así como por la alteración de datos de capturas.

El grupo Nores adujo un error de comunicación entre el personal de la embarcación, pues sostenía que el fletán no estaba oculto y que "fue el marinero encargado el que olvidó sacarlo", recoge el fallo. Sin embargo, la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia dio por probada la infracción reflejada por los inspectores, que "comprobaron la existencia de una bodega oculta donde se encontraban las capturas de fletán negro embolsado y sin etiquetar en un total de 26.788 kilos".

Los recursos presentados por la armadora del pesquero fueron rechazados por esta sentencia de la Audiencia Nacional, que, entre otras cuestiones, defiende la pertinencia de imponer la multa máxima de 60.000 euros en una de las sanciones, dado que "solo por la actuación de los inspectores se llegó a descubrir la ocultación del fletán en una bodega secreta, teniendo en cuenta además las características del buque y que el fletán negro es una especie sometida a especiales medidas de conservación".

En otra sentencia previa de la Audiencia Nacional de 2017, en la que también se desestimaron los recursos de Pesquerías Nores, se recogen infracciones graves sancionadas por el Ministerio en 2014, así como que los inspectores dieron fe de una "alteración intencionada" de la clasificación de capturas de dos filas de cajas de fletán negro para hacerlas pasar por capturas de rayas.