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Guerra en Ucrania

La vida en un búnker para escapar de las bombas: "Es muy duro pasar el día aquí"

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La vida en un búnker para escapar de las bombas

Los ataques y bombardeos que sufre el pueblo ucraniano han arrojado a buena parte de la población a salir del país ante la guerra. Los que se quedan viven atemorizados con el sonido de las alarmas antiáreas. El que les obliga a esconderse en lugares seguros como sótanos de edificios, estaciones de metro o antiguos búnkeres de la guerra fría.

Es la rutina en Zhetomer, una ciudad al este de Kiev, donde ya han caído varios misiles rusos que han arrasado viviendas, un hospital y una escuela. Sus habitantes se refugian todas las noches, a veces cada hora o cada 30 minutos en garajes a bajísima temperatura y llenos de humedad.

Civiles atrapados en ciudades bombardeadas

Olga, alta directiva de una empresa de exportación, relata como nunca imaginó que su vida daría un vuelco en tan solo tres semanas. "Estamos muy mal, no hay condiciones para estar aquí porque hay niños, mayores y ya nos han atacado el hospital", señala a resguardo de las bombas.

En el garaje también se encuentra Alona, una mujer ciega de un ojo, que tiene miedo de que suenen las alarmas y no le de tiempo a llegar, por lo que pasa casi todo el día bajo tierra desde que comenzó la invasión. Le acompaña su hijo, un joven arquitecto, que se lamenta de las condiciones al límite. "Es muy duro estar aquí todo el día, pero tengo que estar pendiente de mi madre", explica con tristeza.

Es la rutina estos días de cientos de miles de ucranianos. Los que aún permanecen en el país tratando de proteger sus vidas.

Centenares de miles de civiles continúan atrapados en las ciudades que están siendo bombardeadas y otros 2,7 millones han huido a los países vecinos.

La situación es especialmente grave en Mariúpol, en el Mar de Azov, donde una población de 400.000 personas vive desde hace 12 días bajo asedio y ya no tiene víveres ni asistencia médica.

Según el Ayuntamiento de esta ciudad, un importante núcleo industrial ubicado en el sur, un total de 2.187 residentes han muerto desde el inicio de la ofensiva.