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Coronavirus

Sanitarios y pacientes logran un "consenso" frente al COVID persistente leve: "Se trata de que tengan calidad de vida"

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Un médico cita a los pacientes en una sala de espera, en una imagen de archivo.
Un médico cita a los pacientes en una sala de espera, en una imagen de archivo.

Profesionales médicos, sanitarios y pacientes de COVID persistente han logrado un "consenso" para definir y tratar los síntomas leves del COVID persistente, con el objetivo de "que no quede ningún paciente" sin atención.

"Se trata de que tengan calidad de vida", han destacado desde la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp), que ha impulsado este acuerdo, materializado en el informe 'I Documento de Consenso para el Abordaje de Pacientes con síntomas leves de COVID Persistente', con 27 recomendaciones para médicos de Atención Primaria, farmacéuticos comunitarios, enfermeros y psicólogos.

El documento pone el foco en este grupo de pacientes que continúan sufriendo síntomas -cardíacos, dermatológicos, digestivos, neurológicos...- meses después de haber superado la infección por coronavirus. "Tras dos años, todavía no han recuperado su salud. No tenemos tratamientos eficaces y por eso es importante que nos centremos en los síntomas y el control de su situación", ha recordado Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina General y Familiar durante la presentación.

La doctora ha puesto en valor la importancia de un trabajo "colaborativo y multidisciplinar" para dar respuesta a los afectados. "Tienen más de 200 síntomas, en distinta proporción y forma, múltiples perfiles que hay que abordar cada uno de ellos basándonos en la evidencia y el conocimiento, pero cuando la evidencia no es la suficiente, en lo consensuado".

Primera paso: acordar una definición

En primer lugar, los profesionales implicados han establecido una definición de síntoma leve de COVID persistente, hasta ahora inexistente por falta de acuerdo. "Se considera síntoma leve aquel problema de salud de carácter clínico o psicológico no grave, solo relacionado con la COVID-19", ha detallado Julio Mayol, presidente de la comisión asesora del informe y director de la Unidad de Innovación del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos (IdSSC). Así, es importante descartar que no está relacionado con otros problemas de salud del paciente o los medicamentos que toma.

En este sentido, Mayol también ha añadido que los síntomas leves no necesitan, por tanto, de un diagnóstico profesional sanitario preciso y que muchos de ellos responden o se alivian con un tratamiento sintomático. Esto no siempre es así y, además, pueden ir a veces acompañados de otras secuelas de la enfermedad o el ingreso.

Se incluye un amplio abanico de síntomas: cardiacos (palpitaciones, hipotensión ortostática, hipertensión arterial, síncope, taquicardia, bradicardia sinusal), de coagulación (hematomas, microtrombosis acras), dermatológicos (urticaria, rash, alopecia), trastornos digestivos (abdominalgia, dispepsia, pirosis, flatulencia, diarrea), generales (febrícula, escalofríos, anorexia, malestar general), neurológicos (cefalea, parestesias, anosmia/cacosmia, disgeusia, dispraxia, déficit de memoria, inestabilidad, mareo, incapacidad para concentrarse), oftalmológicos, osteomusculares, otorrinolaringólogos, psicológicos (ansiedad, trastornos del sueño y otros) y respiratorios (disnea, tos seca y otros).

Recomendaciones para la atención en centros de salud y farmacias

Tras estas definiciones, han establecido cuatro pilares: identificar de forma clara a los pacientes; proporcionarles información consensuada y clara desde la atención primaria y comunitaria; recomendar tratamientos frente a la sintomatología y, por último, impulsar prácticas de colaboración entre todos los profesionales.

El documento aboga por que los médicos de familia tomen "un rol activo" para detectar a estos pacientes, proporcionando información sobre los síntomas, así como directrices para monitorizar mejor dicha patología. En el informe también se insta a poner atención para detectar síntomas leves psicológicos, independientemente de si se ha pasado la enfermedad o no.

También es necesario que los profesionales en las farmacias sean capaces de identificar pacientes con estos síntomas, que pueden no estar atendidos o pasar desapercibidos. "En la farmacia, los pacientes nos preguntan por síntomas que no asocian a que un tiempo anterior tuvieron una infección. Esta información que recogemos en las farmacias la derivamos a los médicos de familia", ha comentado Navidad Sánchez Marcos, vocal de la junta directiva y miembro del Grupo Covid-19 de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), que considera que "la comunicación entre los profesionales es un bien para los pacientes".

Finalmente, se aconseja a los psicólogos que evalúen a aquellos pacientes con síntomas leves persistentes que tenían complicaciones psicológicas antes del COVID-19 para discernir si se han acentuado durante la pandemia.

Una amenaza para el sistema sanitario

"Una sintomatología leve mantenida en el tiempo supone un deterioro para los ciudadanos y el sistema sanitario que hace que todo el sistema social se tambalee", ha sentenciado Jaume Pey, director general de Anefp, en la presentación del documento. "Si queremos dar certidumbres, tenemos que demostrar que somos capaces de sentarnos y proponer soluciones válidas. La curación empieza por la comunicación, y aquí toma sentido la colaboración, porque somos capaces de hacerlo llegar a la sociedad", ha añadido.

En ese sentido, María Eugenia Díez, coordinadora del colectivo COVID-19 persistente de Madrid y portavoz de la plataforma de colectivos y asociaciones Long COVID ACTS, ha agradecido la disposición y trabajo colaborativo para tratar este problema "multisistémico" que afecta al menos el 10% de contagiados.