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Día de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina

La difícil tarea de erradicar la mutilación genital femenina para 2030

  • La práctica de la ablación está aumentando en algunos países como consecuencia de la pandemia
  • Las dificultades de acceso a los servicios de salud y el cierre de las escuelas empeoran la situación

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La práctica de la mutilación genital femenina se ha agravado con la pandemia

La pandemia está complicando la posibilidad de erradicar la mutilación genital femenina para 2030, uno de los objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Es más, esta práctica está aumentando. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) estima que podría incrementarse en dos millones, lo que supondría que en 2030 habría 70 millones de casos más de niñas y adolescentes sometidas a esta práctica tradicional, que no solo vulnera sus derechos básicos, sino que además puede poner en riesgo sus vidas y tiene serias repercusiones negativas en su salud y bienestar.

En casos de emergencias humanitarias y épocas de crisis, como la actual, los riesgos aumentan, ya que es más difícil acceder a los servicios de salud y a las escuelas, un entorno que protege a las niñas. A todo ello, hay que añadir también el aumento de matrimonios forzosos como una forma de paliar la falta de medios de vida. "Tienen la creencia de que hay que mutilarse para poder casarse. Al tener las familias menos recursos económicos para salir adelante, aumentan los casos de uniones tempranas", confirma Alba Cuadra, de PLAN Internacional.

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Una práctica que atenta contra la salud y la integridad

La mutilación genital es una práctica tradicional, cuya justificación varía según las comunidades. Se considera como un rito de iniciación de las niñas y se suele dar una justificación religiosa, aunque ni el Islam ni el Cristianismo la apoyen. En algunas comunidades, se practica para controlar la sexualidad de las niñas, asegurar su matrimonio, salvaguardar el honor familiar o tener derecho a la herencia.

Mas cualquiera que sea la razón que se esgrima, la mutilación genital condiciona radicalmente la vida de las mujeres. Esta práctica se realiza aún en unos 30 países de África, Oriente Medio y Asia. Unos 200 millones ya la han sufrido e incluso sigue practicándose en algunos de los países que oficialmente la han prohibido, como Etiopía. Además, se tiende a realizar estas mutilaciones genitales cuando las niñas son apenas bebés. Se estima que más de 3 millones de niñas y adolescentes corren el riesgo de ser mutiladas genitalmente cada año, no solo en sus comunidades, sino incluso en centros sanitarios, en donde se ha detectado un aumento de estas prácticas.

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Y esta práctica marcará toda su vida, física y psicológicamente, e incluso la pone en riesgo. Las secuelas son numerosas: infecciones, dolores crónicos, hemorragias, infertilidad, problemas durante las relaciones sexuales y el parto. Irene Tato, presidenta de Amref España, avisa: "La tragedia es que, sabiéndose que es una práctica prohibida, en ciertos países están adelantando la edad. Evitan que ellas sean las que tengan conocimiento de que la práctica es ilegal y entonces no esperan a que tengan 10 ó 12 años, como podía pasar antes. Ahora mismo son bebés quienes están sufriendo "the cut", que así se llama el corte".

Se necesitan más esfuerzos internacionales

La emigración no implica que algunas familias destierren la práctica, ya que suelen aprovechar un viaje al país de origen para someter a la niña o adolescente a la mutilación genital. Tampoco es un problema ajeno a los servicios sanitarios de los países a donde han emigrado. En las consultas, los médicos han de enfrentarse a las patologías derivadas de estas mutilaciones y, por lo tanto, es imprescindible que sepan cómo abordarlas, tanto física como psicológicamente, sin prejuicios.

Pese a todo, gracias a los esfuerzos nacionales e internacionales, y en particular de las propias comunidades, hoy la probabilidad de que una niña sea mutilada es un tercio menos que hace 30 años. Alba Cuadra, de PLAN Internacional llama la atención sobre la necesidad de destinar más fondos a luchar contra esta lacra: "Ahora mismo, en la ayuda oficial para el desarrollo, sólo se destina un 11% del presupuesto para programas de derechos sexuales yr eproductivos, donde se abarca también la mutilación genital femenina". Aún son necesarios muchos más esfuerzos para que cumplir el objetivo en 2030: la erradicación de la mutilación genital femenina.