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Exposición en Sevilla

'Patchwork: Arte textil': el optimismo hecho arte a base de retazos de telas

  • Una exposición del Centro Cultural Convento del Corpus Christi del Viso del Alcor (Sevilla) que abre de miércoles a domingo
  • La muestra es muy amplia y representa obras conceptuales y figurativas de Curra Márquez

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Exposición de patchwork en Sevilla

El origen del “patchwork” resulta difícil de precisar. Nació como un arte de recuperación. La necesidad de reciclaje y el deseo de aprovechar los trozos en buen estado de telas desechadas propiciaron la aparición de un arte que descansa sobre la idea de ensamblar fragmentos que, directamente cosidos, llegan a configurar una composición artística. Estos trozos de telas de diferentes procedencias y múltiples colores se convierten en parte integrante de un todo ordenado.

Durante mucho tiempo Estados Unidos fue el gran centro de producción del patchwork. Allí llegó gracias a los inmigrantes ingleses del siglo XVIII y se desarrolló en muy poco tiempo. Alcanzó una rápida implantación debido a razones obvias: el aislamiento de pequeñas comunidades en las extensiones del territorio norteamericano y las dificultades de aprovisionamiento que obligaban a un reciclaje, sobre todo de textiles.

Ocas, 2007

Ocas, 2007 Curra Márquez

Cuando las razones prácticas que obligaban a reciclar los textiles desaparecieron, el patchwork se mantuvo en Estados Unidos como técnica artesanal, que evolucionó hacia nuevas tendencias que han dado lugar al denominado “patchwork contemporáneo”. Esta corriente, experimental e innovadora, se extendió a lo largo del siglo XX por toda Europa.

La evolución del patchwork comienza en el momento en el que cambia el papel de la mujer. Con el cambio de mentalidad, este arte adquiere una nueva dimensión dentro de esa nueva sociedad que se va generando. En la actualidad cuenta con numerosos seguidores.

Exposición de la deconstrucción reconstruida

Hasta el seis de febrero, en el Centro Cultural Convento del Corpus Christi del Viso del Alcor, en Sevilla, se puede visitar una exposición de este arte. La apertura es de miércoles a domingo, de 17:00 a 21:00. El conjunto de obras que se presentan en esta muestra se inscriben en la corriente del patchwork contemporáneo y han sido realizadas por la artista Curra Márquez (Madrid, 1936), que reside en Sevilla desde los años sesenta

Como diseñadora de moda, se encuentraba con un buen número de telas sobrantes. Sus talleres eran una acumulación de estanterías y cajas repletas de trozos de tela de todo tipo. Curra sabía a la perfección qué función tenía cada tela, sus utilidades y cómo respondían a los tipos de costuras. Por lo tanto, para ella todo tenía un valor enorme.

Debido a la preocupación por reutilizar los materiales textiles sobrantes comenzó a dedicarse a la confección y diseño de edredones y colchas. Este trabajo evolucionó en poco tiempo hacia una intensa labor de creación artística cuyo resultado se formaliza en las series de obras exentas –tapices y cuadros collages- realizadas a partir de recortes textiles, que van desde la más pura abstracción a los más íntimos motivos figurativos.

La muestra es muy amplia y representa obras conceptuales y figurativas de Curra. Sin embargo, en la exposición solamente hay una pieza conceptual de la etapa que se inicia a finales de los ochenta y se desarrolla paralelamente hasta el final.

El camino de Curra Márquez

El patchwork en España estaba poco extendido, por lo que fue una pionera en nuestro país. Su arte se crea a partir de una perspectiva diferente a la que se podría considerar la ortodoxia oficial, que era bastante puritana en cuanto a conceptos, formas o contenido. Curra usaba los mosaicos de tela como un elemento de acompañamiento a una serie de escenas. Quino Marín Márquez describe las obras de su madre como “pintura con telas”.

Los helados, 1980

Los helados, 1980 Curra Márquez

Desde sus comienzos, sus obras han formado parte de numerosas exposiciones tanto de ámbito nacional como internacional. Márquez reivindica a través de sus obras el complejo mundo textil y su relación con el mundo de la mujer. Además, la artista no desarrolla solamente el arte textil, sino que está englobada en el género del arte contemporáneo, pero siempre muy ligada al patchwork porque ella reivindicaba que tenía categoría suficiente como para ser un medio de expresión artística comparable a otras disciplinas, como la pintura y la escultura.

Desde 1993, Curra Márquez es socia del prestigioso Museum of Folk Art de New York.

En 1997 participó, junto a otros once artistas, en la fundación de la Asociación Española de patchwork, de la que es vocal por Andalucía y desde la que ejerce una importante labor en la difusión del patchwork en nuestro país.

Elegir la felicidad por encima de todo

Curra Márquez transmite su disfrute y felicidad dentro de su propio arte. De hecho, una vez la llamó la galerista para comentarle que Antonio Saura había pasado por segunda vez a ver su exposición. Este hecho era inaudito, por lo que la galerista no dudó en preguntarle a Saura la razón. Según el pintor, era la primera exposición que veía en años que tenía un horizonte de optimismo, a pesar del momento tan oscuro de la historia en la que se encontraba.

Ella entendía que el mundo del arte era un continuo y un completo

Esa búsqueda de la felicidad la llenaba más que participar en ninguna corriente artística. “Ella entendía que el mundo del arte era un continuo y un completo”, nos cuenta su hijo. Curra decidió centrarse en su camino, renunciando pertenecer a una corriente artística, pero, realmente, tenía una visión sobre ese mundo muy rica, muy compleja y un conocimiento enorme.

De hecho, Curra fue cercana a bastantes artistas españoles de vanguardia y le fascinaba el mundo del abstracto, tanto geométrico como expresionismo americano. Sin embargo, ella decidió que su camino era personal. Esta decisión conlleva ventajas e inconvenientes, pero ella se mantuvo fiel a su elección.

Curra Márquez con

Curra Márquez con "Jarrón de Otoño" (1992) de fondo Imagen donada por la familia

Las obras de una pionera

El proceso de elaboración de las piezas comienza con un boceto en tela que Curra hilvana con alfileres. Una vez cogida y testada la imagen, prepara un paño base, el lienzo o el soporte. Tras esto, acumula telas que se enganchan unas a otras con alfileres para seleccionar los materiales finales. Por último, se hilvana con pequeñas puntadas hasta que se pasa a costura final.

Es un proceso de collage permanente, parcial y temporal. Todas sus partes pueden cambiar de sitio, juntándose según necesidad. La tela es un medio muy flexible, al contrario de la madera, y tampoco tiene la fragilidad del papel. Además, al ser obras que evolucionan, son ecologistas y reciclables.

Es un procedimiento largo y laborioso que Márquez disfrutaba enormemente. Ese disfrute la llevó a impartir talleres porque, según su hijo, la artista sentía que "era un poco egoísta que algo con lo que ella disfrutaba tanto se quedara tan solo en sus manos".

El Piano, 1985

El Piano, 1985 Curra Márquez

En aquellos años era un arte novedoso y, de alguna manera, lo sigue siendo porque es un territorio poco explorado. La mayoría de los artistas recorren caminos ya allanados porque es más fácil transitar. La complejidad y el riesgo de utilizar algo existente y darle una vuelta lo suficientemente importante para que se convierta en algo nuevo es un salto sin red. Si lo consigues, te abres camino. Curra consiguió lo que buscaba. Su objetivo era ser feliz con estas obras y lo logró.