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Sergio del Molino retrata la España vacía en su nuevo 'Atlas': "El éxodo por la pandemia no se ha producido"

Noticia Cámara Abierta 
  • Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 90 % de los españoles vive en sólo el 30 % del territorio
  • Sergio del Molino acuñó el término "España vacía" y puso la situación del mundo rural en el punto de mira
  • El programa Cámara abierta entrevista al escritor con motivo de su nuevo libro, Atlas sentimental de la España vacía

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El periodista y escritor Sergio del Molino en una foto tomada en la calle de una ciudad con fondo desenfocado
El periodista y escritor Sergio del Molino acuñó el término "España vacía".

Probablemente, la expresión "la España vacía" - que ahora insistimos en llamar "la España vaciada"- siempre estuvo ahí. Pero fue el escritor y periodista Sergio del Molino (Madrid, 1979) quien la puso sobre la mesa. En 2016 publicó un ensayo del mismo título, que marcó un antes y un después a la hora de mover conciencias y mostrar el abandono que sufre más de la mitad del territorio nacional. Esa España rural, huérfana de escuelas, de médicos, de carreteras y, sobre todo, de oportunidades. Ahora, nos invita a recorrerla en Atlas sentimental de la España vacía. Un viaje con 32 paradas y 32 historias recogidas en esos territorios que se quedan fuera de los mapas.

Pregunta.- ¿A dónde nos has querido llevar con este Atlas Sentimental de la España vacía?

Respuesta.- Bueno, he querido invitar a pasear por el país, por lugares muy excéntricos y a través de personajes y episodios históricos que son poco transitados. Es un recorrido no por carreteras secundarias sino casi por carreteras terciarias, por 32 provincias de la España vacía, la España sin mar, de interior. Y todos transcurren en pueblos y lugares muy alejados de las capitales de provincia... Son sitios a los que hay que ir ex profeso, no son lugares de paso... Historias muy heterogéneas que tienen en común mi voz, la vinculación conmigo y que me importan. Cosas que me he ido encontrando a lo largo del camino y que comparto con los lectores.

Portada del último libro de Sergio del Molino, Atlas sentimental de la España vacía

Portada del último libro de Sergio del Molino. CÁMARA ABIERTA

P.- ¿Con qué mirada te acercas a esa España vacía de la que ya hablabas en 2016?

R.- Este es un libro más amable, más viajero, más cuco... Más de usarlo como una especie de guía. De la misma forma que los viajeros del siglo XIX se consideraban curiosos impertinentes, yo intento recorrer con la curiosidad y la impertinencia suya. Curioso, porque de verdad intento asombrarme por todo lo que veo. Intento encontrar cosas que no puedo ver en ningún otro sitio, en ese sentido son lugares únicos. E impertinente, porque mi voz siempre se impone de alguna forma. Soy un testigo, pero que tiene sorna, ironía y una mirada que aportar. Y creo que eso es lo que va enriqueciendo todas las historias.

P.- Aunque está centrado en esa España deshabitada, el libro sí está poblado por personajes. Está Víctor Manuel, Félix Rodríguez de la Fuente, Adolfo Suárez... Pero también historias anónimas. ¿Cómo has llegado a ellas?

R.- Por casualidad, te las vas encontrando. Hay historias más obvias, más elementales que se te ocurren de forma más clara. Por ejemplo, Guardo, en Palencia, a la que no hubiera ido nunca si no me hubieran invitado a ir..., me lo encuentro porque la vida te va encontrando. Muchas de estas historias son el fruto de haber recorrido muchas veces estos sitios por los motivos más diversos. Son episodios que te salen en el camino, simplemente aparecen y aunque soy miope voy con los ojos muy abiertos y me las apropio.

P.- Leyendo el libro dan ganas de lanzarse a la carretera a conocer los lugares de los que hablas…

Nos perdemos lo mejor: esa cosa lenta, esa parada en el camino, ese desvío...

R.- Mi intención es que se lea con pereza y con la misma actitud con la que se va viajando. Intentar dejarse sorprender. De hecho, no hace falta leerlo de arriba a abajo, ni por el orden en el que está escrito... Cada cual puede empezar por su provincia, buscando su historia, lo que más le interese. Y es una invitación efectivamente a hacer lo mismo: no tanto a recorrer esos sitios en concreto, sino a buscar tus propios lugares donde perderte. Intentar viajar con calma sin ganas de llegar a los sitios...Y mirando mucho a los lados. A veces creo que vamos mucho con anteojeras por la vida, estamos muy pendientes de llegar a los sitios lo antes posible, ir rápido..., y que el viaje pase como un trauma, lo más livianamente posible. Y realmente nos perdemos lo mejor. Nos perdemos esa cosa lenta, esa parada en el camino, ese desvío, que es a lo que invito. A cambiar un poco de chip e intentar demorarte por la vida.

P.- ¿Qué tiene en común la España vacía, por ejemplo, de Asturias o León, a la de La Mancha? ¿Hay algo que las unifica?

R.- Ahora mismo lo que les une es un sentimiento de agravio y ninguneo, eso une mucho... Hace que las diferencias culturales, históricas, económicas y políticas que hay entre todos los lugares - porque la despoblación tiene causas y resultados distintos - compartan un mismo sentimiento de agravio y ninguneo. Eso ha creado una especie de ciudadanía difusa. Que lugares tan disimiles como la Sierra de Segura en Jaén, y los Montes de Os Ancares de Lugo - que sociológica, política y culturalmente no tienen nada que ver - tengan un sentimiento de ciudadanía compartida, de que están en el mismo barco. Esa sensación ya secular de haber sido ninguneados.

Pandemia y vuelta al mundo rural

P.- Durante la pandemia se ha hablado bastante de una vuelta al mundo rural, a los pueblos, propiciada por la incertidumbre y también por el teletrabajo. ¿Crees que ha sido así?

Conforme hemos tenido acceso a esos datos hemos visto que ese éxodo no se ha producido

R.- Cuando empezó el confinamiento salieron muchísimos reportajes e historias que contaban un éxodo urbano al campo. Parecía que la gente estaba huyendo al campo para contar el Decamerón y vivir la peste en el campo y en las afueras. Había muchas historias, pero no veía los datos, ni dónde se reflejaba ese éxodo si realmente estaba sucediendo. Contaban que una familia se había instalado en una aldea abandonada, que eso había propiciado que reabriera la escuela... O el caso de un pueblo que había recibido gente de otro sitio. Historias particulares que iban trufando un montón de reportajes y crónicas, pero que no llevaban datos detrás. No sabíamos cómo se había movido el mercado inmobiliario, cómo se había alterado el censo de los pueblos... Y conforme hemos tenido acceso a esos datos, hemos visto que ese éxodo no se ha producido. La ciudad de Madrid ha seguido creciendo, también Barcelona. Mientras la decadencia rural ha seguido acentuándose. Son muy poquitos los profesionales que pueden permitírselo. En general, la gente no abandona su modo de vida para vivir de las hortalizas.

P.- ¿Cuánto miramos desde los medios a la España vacía?

R.- Salvo que haya refriega política, muy poco. Porque no suele generar noticias. Además, para poder contarla bien, hay que ir mucho, esforzarse, y no tenemos ni tiempo ni recursos. Más allá de los cuatro tópicos que se plantean en el debate político, no vamos más allá. Hay mucho ruido, pero no hay un tratamiento cualitativo. Los medios no han destinado parte de sus redacciones a este tipo de temas.

"El activismo social y político en la España vacía no se entiende sin las redes"

P.- La España vacía, ¿tiene cabida en el mundo globalizado de Twitter?

R.- Claro que sí, dímelo a mí que estoy peleando por ello todos los días. De hecho, es una ventana muy potente. El activismo social y político en la España vacía no se entiende sin las redes. La conciencia de la España vacía ha tenido un crecimiento exponencial con las redes sociales, y las últimas movilizaciones que ha habido se han articulado con hashtags, gracias a las redes.

P.- En su perfil de Twitter (@sergiodelmolino ) se define como "juntaletras y ogro". ¿Cómo es eso de que no distingue la "discrepancia amable de los trolls"?

R.- He incorporado a mi bio reproches que me hacen de vez en cuando. A veces a quien me toca las narices le contesto muy desabridamente. Y me llaman ogro. Pues vale, soy un ogro. Pero es que hay gente que no es consciente de lo groserísima que es, y te dicen cosas en internet que no te dirían nunca en el día a día. Eso es algo que me molesta mucho. Porque yo no digo cosas en internet que no diría en persona. Y me molesta que haya gente que se envalentone, que se permita groserías que yo sé que, si me las cruzara cara a cara, no me las dirían. Eso me irrita y suelo contestarle de forma destemplada. Alguien me dijo que no distingo la discrepancia amable de la grosería. Y tienen razón, no la distingo. Hago como Fernando Fernán Gómez: a la mierda y ya está. Me quedo a gusto.

P.- ¿Y qué dicen de la España vacía las hordas de "trolls"?

R.- Hay mucha división. Hay muchas hordas de "trolls" vinculados a Teruel Existe... Y es verdad que tienen una forma muy bruta de entrar en el debate. Te das cuenta de que cuando se dice que "arden las redes", en realidad son cuatro señores profiriendo gritos. Pero no le doy mayor importancia. Intento ignorar esa parte, porque sé que hay un resentimiento que viene de ese sentimiento de ninguneo... Y que les incomoda que haya cualquier voz ajena a ellos que hable. Y mucho menos un escritor urbanita idiota con gafas de pasta. No lo toleran y se ponen muy agresivos.

P.- ¿A quién seguir en Twitter para estar al día de lo que pasa en la España vacía?

R.- A Tractorista de Castilla (@AgricultorCast) por los paisajes que pone. Da los buenos días con un paisaje de su tractor y de su campo. Y luego seguiría a periodistas de provincias, por ejemplo, de El Diario de Teruel o El Heraldo de Guadalajara. A Raúl Conde, por ejemplo, un periodista de El Mundo que está muy al día. Si le sigues a él y a otros periodistas vinculados con sus comarcas te haces una idea cabal de lo que se está cociendo y los debates que hay ahora mismo.