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Estados Unidos

La batalla decisiva por el aborto en Estados Unidos llega al Tribunal Supremo

  • Entrevistamos a la abogada que defendió el derecho a abortar en 1992 y repasamos con ella tres casos clave
  • Los jueces debaten un caso decisivo sobre Misisipi y van a revisar su doctrina sobre el aborto

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Un grupo de activistas protesta contra la prohibición del aborto en Texas, Estados Unidos
Un grupo de mujeres activistas protesta en Texas (Estados Unidos) contra una ley que prohíbe el aborto de la mujer a partir de las seis semanas de gestación.

Para Kathryn Kolbert, ver las noticias de hoy sobre el Tribunal Supremo es lo más parecido a viajar en el tiempo. Hace tres décadas, en 1992, era ella la que defendía ante los jueces el derecho al aborto. Su cara aparecía en las viñetas de los periódicos y su nombre se colaba en artículos con titulares muy parecidos a los de este miércoles: el derecho a abortar pende de un hilo, con los jueces dispuestos a revisar una de las sentencias más famosas en este país, la que despenalizó el aborto hace casi medio siglo.

También en 1992 la mayoría de jueces eran conservadores y Kolbert nos confiesa, sentada en el sofá de su casa en Filadelfia, que "tenía miedo de pasar a la historia como la abogada que no pudo salvar el derecho al aborto. Con el tiempo he aprendido que lo que necesitas para ganar en el Tribunal Supremo te lo enseña Barrio Sésamo, el programa infantil. Sólo tienes que saber contar y el único número que importa es el cinco". Y mirase por donde mirase, ella no sumaba cinco votos.

De los nueve jueces del Supremo, en 1992 cinco eran conservadores. Pero en su caso hubo una sorpresa: en el último minuto, uno de los cinco cambió su opinión. Ahora Kolbert duda que eso vuelva a ocurrir. Los defensores del derecho al aborto están alarmados. Echamos la vista atrás para repasar tres fechas clave en la historia del aborto en Estados Unidos y explicar por qué el 1 de diciembre de 2021 es una de ellas.

1973. El caso más famoso: Roe versus Wade

Jane Roe es un seudónimo, uno de los más famosos en la historia judicial de Estados Unidos. En 1973 el caso de la mujer detrás de ese alias, una mujer que quería abortar, llegó al Tribunal Supremo. La sentencia hizo historia: los jueces consideraron que es un derecho fundamental de las mujeres poder tomar la decisión de interrumpir su embarazo hasta que el feto es viable. Es decir, hasta que puede sobrevivir fuera del útero, en torno a la semana 24 de gestación.

En la práctica, Roe v. Wade despenalizó el aborto. A partir de ese momento, cada vez que un estado intentaba aprobar una ley para prohibirlo, se topaba con los tribunales. Algunos iban poniendo trabas, explica Kolbert, "como impedir que las mujeres de bajos recursos opten a dinero público para abortar, u obligar a las más jóvenes a contar con el consentimiento paterno como medida para intentar disuadirlas... pero en general el aborto es legal".

Ella es una firme defensora del derecho de las mujeres a interrumpir su embarazo y es la coautora de un libro sobre la historia de este asunto tan divisivo en la política de Estados Unidos: "Controlling women. What we must do now to save reproductive freedom" ("Controlando a las mujeres. Qué debemos hacer ahora para salvar las libertades reproductivas")

Para los antiabortistas, en cambio, Roe v. Wade es la fecha más negra del calendario. Nos citamos con Prudence Robertson, activista antiaborto, frente al Tribunal Supremo y lo mira de reojo mientras argumenta que ese día, en 1973, "en este edificio, los jueces tomaron una decisión muy antidemocrática. Nuestro país se fundamenta en que cada estado tiene libertad para legislar según la voluntad de sus votantes. Hay muchos estados anti aborto, pero tienen las manos atadas para legislar sobre esto".

1992. Otro caso clave: Planned Parethood versus Casey

Dos décadas después de Roe v. Wade, llegaba otro caso crucial al Tribunal Supremo: una ley de Pensilvania que ponía restricciones al aborto. Entre otras cosas, obligaba a las mujeres casadas a informar a sus maridos, si querían abortar. "Todos los focos estaban puestos en el Supremo", recuerda Kolbert, "hubo una manifestación multitudinaria en Washington. Porque, más allá de la ley de Pensilvania, muchos temían que el tribunal, conservador en su mayoría, aprovechase la oportunidad para cambiar de opinión y tumbar la doctrina de 1973.

Al final, Roe v. Wade se salvó con una coletilla: que los estados podían legislar y poner algunos límites siempre que no supusieran una carga excesiva para las mujeres. En los últimos años han ido aumentando las trabas en los estados más conservadores: "Cada vez menos mujeres tienen acceso a un aborto, sobre todo las de bajos resursos, o las mujeres de zonas rurales que tienen que desplazarse muchos kilómetros para encontrar una clínica. A día de hoy, sólo en el 11% de los condados de Estados Unidos hay alguna clínica que practique abortos", explica Kolbert.

En Misisipi, por ejemplo, sólo hay una clínica en todo el estado donde se puede abortar, una clínica pintada de rosa, desbordada por las llamadas de mujeres a cientos de kilómetros a la redonda. Es la clínica implicada en nuestro siguiente caso clave, el que desembarca ahora en el Supremo.

2021. El futuro del aborto vuelve a pender de un hilo: Dobbs versus Jackson Women's Health Organization

El 1 de diciembre llega al Supremo un caso decisivo, sobre una ley en el estado de Misisipi. Ya sólo el hecho de que los jueces hayan aceptado este caso ha hecho saltar la alarma entre las feministas que defienden el derecho a abortar, y ha dado esperanzas a la derecha y al movimiento antiabortista.

La ley de Misisipi pretende prohibir los abortos a partir de la semana 15 de gestación. No es de las más restrictivas, pero puede dar pie a que los jueces tumben su doctrina de Roe versus Wade y entonces cada estado podría legislar a su antojo en esta materia. Podrían proliferar propuestas como la polémica ley de Texas, inmersa en su propia batalla legal. Esa ley prohíbe prácticamente todos los abortos, los que se practican a partir de la semana 6 de gestación, cuando muchas mujeres ni siquiera saben que están embarazadas.

"Es la más draconiana que yo he visto", dice Kolbert, "Establece un sistema de vigilancia ciudadana, cualquiera puede denunciar y obtener una recompensa, es algo extraordinario. Si el Supremo anula Roe versus Wade me temo que vamos a ver algo parecido en la mitad de los estados. Las mujeres acudirán a clínicas clandestinas o a píldoras en el mercado negro, pondrán en riesgo su salud".

El mismo panorama que aterra a Kolbert ilusiona a los antiabortistas como Robertson: "Esto es un hito, estamos muy esperanzados", dice, confiada en que van a ganar el caso. Robertson es portavoz de la organización Susan B. Anthony List y explica que su principal objetivo es promover candidatos antiaborto en cada elección, candidatos que defiendan "el derecho a vivir del no nacido".

Al margen de la batalla en los tribunales, hay otra que se libra en las urnas, y en cada campaña electoral el movimiento antiaborto ha ido cobrando fuerza. Celebran como una "gran victoria" los tres jueces conservadores que nombró Donald Trump en el Supremo. Con ellos, ahora hay seis magistrados conservadores y tres progresistas. Si esta vez no falla la sencilla regla de Barrio Sésamo, la regla de contar... Estados Unidos está a punto de dar un vuelco en materia de aborto.