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Joséphine Baker, primera mujer negra que descansa en el Panteón como símbolo de la Francia plural

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Joséphine Baker entra en el Panteón de los Ilustres de París

Joséphine Baker se ha convertido este martes en la primera mujer negra en entrar en el Panteón de París, destinado a honrar a los grandes personajes que han marcado la historia de Francia y donde hasta el momento solo había 5 mujeres entre las 80 celebridades allí enterradas.

El país galo ha elevado a Baker a la categoría de heroína nacional. Considerada la primera vedette de éxito internacional, Joséphine fue una auténtica revolucionaria para su época: de orígenes muy humildes en Estados Unidos, su talento le dio la fama como bailarina y le llevó a París, donde colaboró con la resistencia francesa frente a los nazis y rompió muchos moldes al defender los derechos de la mujer y luchar contra la discriminación racial.

Su cenotafio (un ataúd que no contiene el cuerpo), portado por soldados del ejército del aire, del que llegó a ser subteniente durante la Segunda Guerra Mundial, ha entrado en el Panteón hacia las 18:30 horas. El féretro, que no contenía sus restos, puesto que permanecerán en el panteón familiar en Mónaco, ha sido llevado primero por la calle Soufflot sobre una enorme alfombra roja ante 8.000 espectadores, según el Elíseo.

Antes de entrar en el Panteón, se ha proyectado en la fachada un vídeo que ilustraba la vida de la cantante, desde el escenario parisino hasta su discurso junto a Martin Luther King en la Marcha de Washington en 1963. Tras la emisión de su canción más famosa: 'J'ai deux amours, mon pays et Paris', el cenotafio, cubierto con la bandera francesa, ha entrado en la necrópolis secular cuarenta y seis años después de la muerte del artista en 1975, donde permanecerá toda la noche.

El miércoles, durante una ceremonia familiar, se instalará en la bóveda 13 de la cripta, donde ya está enterrado el escritor Maurice Genevoix, que entró en el Panteón el año pasado.

"Una mujer comprometida que siguió sus ideas hasta el final"

En el acto han estado presentes nueve de sus doce hijos, emocionados y felices por este reconocimiento. "Me gustaría que la gente descubriera que mi madre no solo era una artista, sino también una mujer comprometida que siguió sus ideas hasta el final. Espero que sus mensajes de tolerancia y apertura a los demás sean escuchados por los franceses", ha dicho Marianne Zinzer, una de sus hijas.

Joséphine Baker tuvo que luchar toda su vida. Nacida en Saint Louis, Missouri (EE.UU.), en el seno de una familia pobre, su madre la puso al servicio de una señora blanca que la maltrató. Con 14 años ya había dejado el colegio para ganarse la vida cantando en la calle y se había casado. Tras pasar por distintas compañías itinerantes y por Broadway, le ofrecieron montar una 'Revista Negra' en París.

Su aparición en el Teatro de los Campos Elíseos bailando, con el pecho al descubierto y una falda mínima hecha de plátanos, una mezcla de charlestón y una danza pseudo tribal cautivó al público. "Una caricatura del salvaje domesticado, pero ella no era solo eso", señala la directora del documental 'Josephine Baker: La historia de un despertar' (2018), Liana Navaro.

La 'Nefertiti negra', como la denominó Pablo Picasso, o 'la diosa de ébano' se ganó al público francés: "Era como Beyoncé actualmente. La persona más fotografiada del mundo", explica Navaro.

"Una combatiente que canta"

"Es Francia la que me ha convertido en lo que soy y le estaré eternamente agradecida", dijo en vida Baker, quien obtuvo la nacionalidad francesa el 30 de noviembre de 1937. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, en vez de regresar a Estados Unidos, la artista decidió enrolarse en la Resistencia francesa.

"Baker tenía mucho apego a su estatus militar, quería que la reconocieran como una combatiente que canta antes que como una cantante que combate", destaca Navaro. Llegó a ser teniente segunda del ejército del aire de la Francia Libre tras pasarse la guerra traspasando mensajes secretos.

Soldados franceses portan el cenotafio de Joséphine Baker durante la ceremonia en el Panteón

Soldados franceses portan el cenotafio de Joséphine Baker durante la ceremonia en el Panteón AFP / SARAH MEYSSONNIER

Tras la guerra volvió a EE.UU. para luchar contra el racismo y formó una "familia arcoíris" adoptando niños de distintos orígenes raciales. Su entrada en el Panteón de París es un mensaje de Emmanuel Macron en pleno auge de la extrema derecha y el odio hacia los inmigrantes: "Joséphine Baker entra aquí con todos los que eligieron Francia", ha señalado tras haber defendido que tomó "en cada giro de la historia la decisión justa, distinguiendo siempre la luz de las tinieblas".

"El hecho de que el presidente de la República haya decidido incluirla en el Pabellón de los Ilustres Franceses es una señal fuerte en nuestro país, que está preso del repliegue sobre sí mismo", ha dicho Elisabeth Moreno, Ministra de Igualdad entre Mujeres y Hombres, Diversidad e Igualdad de Oportunidades. "Más que ninguna otra, ella encarna nuestra Francia plural, una Francia que ama la libertad y no tiene miedo de mezclarse y abrirse a los demás", ha remarcado.