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Coronavirus

El 25% de la población de Madrid ya se habría infectado por coronavirus en junio de 2020

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Imagen de archivo de la Gran Vía madrileña en mayo de 2020, durante el primer estado de alarma.
Imagen de archivo de la Gran Vía madrileña en mayo de 2020, durante el primer estado de alarma.

Investigadores del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) han desarrollado un nuevo método serológico de alta fiabilidad que utiliza varias proteínas del virus SARS-CoV-2 para detectar anticuerpos y que, durante las pruebas, ha revelado que el 25% de la población de Madrid ya se habría infectado con el nuevo patógeno en junio de 2020. El estudio se llevó a cabo para testar el nuevo método, entre abril y mayo del año pasado.

La herramienta, bautizada como Scovam, emplea fluorescencia para detectar simultáneamente anticuerpos IgM e IgG en una microgota de sangre, y tiene una elevada sensibilidad. Los resultados del estudio se han publicado en la revista Microbial Biotechnology.

Los datos difieren de manera significativa de los del estudio nacional de seroprevalencia llevado a cabo por el Ministerio de Sanidad, que en su segunda oleada, publicada en junio del año pasado, sostenía que el 11,4% de la población madrileña habría superado la enfermedad, con una de las tasas de incidencia más elevadas a nivel nacional. Es importante destacar que el trabajo estadístico realizado por el Instituto de Salud Carlos III se basaba únicamente en la detección de anticuerpos IgG.

En su tercera oleada, un mes después, este porcentaje ascendió al 11,7%, mientras que en la cuarta, publicada en diciembre, crecía al 12,5%, con una seroprevalencia global del 18,6% (porcentaje de personas en la población con anticuerpos IgG frente a SARSCoV-2 desde el inicio del estudio).

Utilidad para monitorizar el efecto de las vacunas

Una de las ventajas que presenta el nuevo método Scovam con respecto a otros existentes es que usa varias de las proteínas (antígenos) del virus para detectar los anticuerpos específicos, lo que eleva la probabilidad de captura de los anticuerpos y su fiabilidad. Asimismo, identifica patrones antigénicos del virus -porque no todas las proteínas estimulan la producción de anticuerpos con la misma eficiencia-, una característica importante para el seguimiento y monitorización de las vacunas, ya que permite averiguar, en el mismo ensayo, con qué proteína viral se ha desarrollado la vacuna.

Además, puede detectar simultáneamente diferentes marcadores asociados a la enfermedad, como las citoquinas y otros elementos relacionados con la inflamación y la respuesta inmune. Se probó en un ensayo ciego con 78 muestras de sueros positivos y negativos (de antes y durante la pandemia) testados por dos métodos comerciales y demostró el doble de sensibilidad, incluso cuatro meses después, cuando se volvió a analizar la prevalencia.

Los ensayos obtuvieron resultados similares con otro conjunto aleatorio de 880 muestras de sueros de la región de Madrid que revelaron un 26% de positivos en junio de 2020, es decir, más de 1,5 millones de personas.

Datos esperanzadores sobre la duración de la inmunidad

Asimismo, se monitorizó la seroprevalencia del grupo de 78 personas (la mayoría reportaron síntomas y/o PCR compatible con COVID entre marzo y abril de 2020) con concentraciones altas de anticuerpos en junio de 2020 y, aunque la presencia de anticuerpos decrece con el tiempo, más del 99% de este grupo mantenía niveles altos de anticuerpos IgG unos 7-8 meses después de la infección, y el 95,6 % seguía siendo positivo un año después de la infección, mostrando concentraciones similares a algunas personas vacunadas.

Sobre la producción de anticuerpos en personas vacunadas, los primeros resultados de Scovam muestran que los que han pasado la enfermedad producen anticuerpos IgG a los pocos días de recibir la primera dosis (5-10 días) y que los que no la han pasado tardan entre 15-21 días en desarrollar anticuerpos y, a veces, hasta una semana después de la segunda dosis.