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Videojuegos | Análisis

11-11: Memories Retold, una mirada poética a las heridas incurables de la guerra

  • El juego de los estudios Aardman y Digixart recuerda a los combatientes de la Primera Guerra Mundial
  • La emocionante historia y un estilo visual único, puntos fuertes de un título con carencias en lo jugable

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11-11 Memories Retold, pinceladas digitales en un canto al pacifismo

La Primera Guerra Mundial, de cuyo final se cumple ahora un siglo, es un hecho histórico poco representado en la cultura popular pese a su importancia. Hasta hace unos años el videojuego tampoco había dado grandes títulos sobre la Gran Guerra, pero esta carencia se ha ido mitigando con títulos como Battlefield 1. El shooter de EA introdujo la experiencia de combate de un conflicto en el que se usaron por primera vez los carros de combate y los gases venenosos.

Ahora, los estudios Aardman y Digixart han unido sus fuerzas para contar la guerra desde los ojos de los soldados. Su 11-11: Memories Retold es una visión humanista, poética y antibelicista de los últimos años del conflicto en la que prácticamente no empuñaremos un arma. Para reforzar el carácter subjetivo y evocador de la historia los desarrolladores han creado un estilo pictórico que hace de 11-11 un espectáculo visual nunca antes visto en las consolas. Por desgracia, las mecánicas de juego son demasiado simples y la historia tarda en enganchar.

11-11: Memories Retold está narrado desde ambos bandos por dos personajes cuyas vidas se entrecruzan y que confirma que los soldados enemigos se parecían entre sí mucho más de lo que pensamos.

La historia de Harry, un joven fotógrafo canadiense, y Kurt, un ingeniero alemán, crece en intensidad durante el juego y proporciona algunos momentos memorables de camaradería y amistad en medio de un conflicto sin sentido.

Las motivaciones de Harry y Kurt no pueden ser más distintas. Harry se alista para impresionar a la chica de la que está enamorado; Kurt marcha al Frente Occidental para buscar a su hijo, desaparecido en combate. Su encuentro fortuito en un túnel será el detonante de un relato con algún giro sobrecogedor pero que resulta algo moroso en su primer acto.

La desesperada búsqueda de un padre en 11-11: Memories Retold

El director creativo del juego, Yoan Fanise, ya adelantó a RTVE.es el tono del juego durante su presentación en Londres: "La guerra no es lo que nos cuentan en la escuela sobre estrategia y política. La guerra es el día a día de los soldados y cómo afecta a sus vidas". Ese día a día de los soldados está representado por las fotografías que Harry toma del frente y por las cartas que Kurt envía a su mujer.

Lealtad e incomunicación, los dos pilares de una historia emocionante

11-11 tiene algunos aciertos que lo elevan en el género de la aventura narrativa. Harry y Kurt no se entienden entre sí, pero ponen su humanidad por encima de nacionalidades y no ven al otro como el enemigo. Solo se puede jugar escuchando las excelentes voces originales de Elijah Wood (Harry), que habla en inglés, y de Sebastian Koch (Kurt), que se expresa en alemán. Sabremos lo que un personaje no entiende del otro porque aparecerá en rojo en los subtítulos.

Los hallazgos narrativos son el punto fuerte de un título lastrado por unas mecánicas extremadamente sencillas. 11-11 es más una buena película interactiva que un buen juego. Su duración no va más allá de las seis horas y no plantea ningún reto complicado. Los creadores han querido que sea "tan sencillo como pasar las páginas de un libro" y eso juega en su contra. Durante el primer acto, que narra el viaje de Harry y Kurt hacia el frente, tendremos poco que hacer: tomar fotografías en el caso del canadiense y resolver puzzles simples con el alemán.

Hay una rigurosa labor de documentación histórica detrás de 11-11, tanto en los hechos bélicos que reproduce como en el material de apoyo. A lo largo del juego debemos recoger coleccionables que aparecen en forma de sobres y que nos proporcionarán contexto sobre la guerra. El problema es que esos coleccionables aparecen en sitios y momentos inverosímiles y restan credibilidad a la historia. No tiene sentido que en mitad de una batalla nos desviemos para recoger una carta.

Arte para encontrar la belleza en un conflicto inhumano

Lo último que podrías esperar en un juego de guerra es que estuviera cargado de belleza y sensibilidad artística. Pero, como insisten sus creadores, 11-11 es un juego ambientado en una guerra pero trata sobre lo que une a los hombres. Es también un juego sobre la memoria y sobre cómo no debemos dejar caer en el olvido las historias de quienes combatieron. Ese tono evocador se consigue gracias a un apartado artístico sobresaliente: el juego es un cuadro impresionista en movimiento con una de las mejores bandas sonoras de los últimos años.

Un ejemplo del estilo pictórico de 11-11: Memories Retold

Un ejemplo del estilo pictórico de 11-11: Memories Retold Bandai Namco

El trabajo de Aardman en la animación es digno de elogio, hasta ahora nadie había conseguido algo así en un videojuego. Para crear este cuadro viviente han aplicado un programa llamado shader, que es el que da el tono pictórico a un entorno 3D estándar. Como nos comentó el director artístico Bram Ttweham, con cada nueva versión del shader tenían que replantearse todo lo que llevaban realizado hasta el momento. Un trabajo titánico que ha dado sus mejores resultados en las escenas de batalla pero que luce menos en los interiores, donde puede llegar a ser complicado distinguir los objetos.

La música de Olivier Deriviere complementa a la perfección lo que vemos en pantalla. Grabada en los estudios Abbey Road, añade dramatismo a las mejores escenas del juego, como cuando Kurt busca a su hijo entre las tumbas de un cementerio en el Somme o cuando seguimos el vuelo de una paloma por el frente en medio de aviones y zepelines:

11-11: Memories Retold en movimiento

CONCLUSIÓN

11-11: Memories Retold es un intento encomiable por crear un producto que eleve el arte del videojuego. Aardman y Digixart logran que cale en el jugador su visión poética sobre cómo la guerra cambia para siempre a quienes combaten y a sus familias. Pero en lo jugable esperábamos más de un título capitaneado por Yoan Fanise, cocreador del juego de puzzles Valiant Hearts, también ambientado en la Primera Guerra Mundial.

Como testimonio de la irracionalidad de la Gran Guerra, 11-11 es un producto muy recomendable que haría un excelente programa triple junto a Senderos de gloria y Johnny cogió su fusil. La intención de Aardman y Digixart es usar la marca Memories Retold para adaptar otros momentos de la historia. Si lo consiguen, esperemos que mantengan todo lo bueno que tiene este juego y mejoren la experiencia interactiva.