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Alemania

Oskar Gröning, contable de Auschwitz, podrá entrar prisión a pesar de sus 96 años

  • Gröning fue condenado a cuatro años por complicidad con el Holocausto
  • El tribunal ha fallado que es apto para cumplir la pena

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Imagen de archivo del contable de Auschwitz y ex oficial de las SS Oskar Gröning
Imagen de archivo del contable de Auschwitz y ex oficial de las SS Oskar Gröning

La Justicia alemania ha fallado que Oskar Gröning, de 96 años, antiguo miembro de las SS y contable en el campo de concentración de Auschwitz, debe entrar en prisión a pesar de su avanzada edad. Gröning fue condenado en 2015 a cuatro años de prisión por su colaboración en el Holocausto.

"Sobre la base de los informes de expertos obtenidos, el tribunal presume que la persona condenada es apta para cumplir su pena a pesar de su avanzada edad", ha comunicado el tribunal de de Celle (centro de Alemania), según informa Afp.

El tribunal ha rechazado una alegación contra el ingreso en la cárcel por razones de edad y en atención a su precario estado de salud, presentada por la defensa del acusado tras serle ratificada la condena por el Tribunal Supremo en 2016.

Cómplice de la muerte de 300.000 judíos

Gröning fue condenado por complicidad en la muerte de 300.000 judíos en Auschwitz durante la denominada Operación Hungría, en la que llegaron al campo unos 425.000 deportados. Gröning había ingresado en las Waffen SS hitlerianas en 1941 y un año después empezó a servir en ese campo de exterminio, donde se encargó de incautar las pertenencias de quienes llegaban y de hacer llegar su dinero y demás objetos de valor a Berlín.

Tras la caída del nazismo, Gröning pasó por un campo de internamiento británico y luego volvió a la vida civil como contable en una fábrica de vidrio. La Justicia alemana le abrió sumario en 1977, pero quedó sobreseído en 1988.

Durante el juicio en 2015, el anciano reconoció su responsabilidad moral y pidió perdón a las víctimas.

El proceso contra "el contable de Auschwitz" es un exponente de los juicios tardíos por crímenes del nazismo, abiertos tras el precedente marcado por el caso del ucraniano John Demjanjuk, condenado en 2011 a cinco años de cárcel por complicidad en las muertes del campo de exterminio de Sobibor, en la Polonia ocupada. Demjanjuk no entró en prisión por su estado de salud y murió un mes después de ser sentenciado.