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Yasmina Khadra: "No hay voluntad política de combatir el terrorismo islamista"

  • El escritor argelino publica su última novela La última noche del rais
  • Recrea las últimas horas del dictador libio, Muamar el Gadafi
  • Critica el papel de los políticos occidentales durante las primaveras árabes

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El escritor Yasmina Khadra se pone en la piel de Gadafi para recrear sus últimas horas

- ¿Qué imagen quedará de mí? ¿La del Guía o la del tirano?

Noche del 19 al 20 de octubre de 2011. Muamar el Gadafi, el Mesías africano, escondido en una escuela de Sirte, no se cree que el pueblo le haya traicionado, que los hijos estén a punto de comerse al padre. Son sus últimas horas antes de ser linchado por los rebeldes y arrastrado por las calles de su ciudad natal. Unas horas que Yasmina Khadra recrea con su hábil pluma en La última noche del Rais (Alianza Editorial, 176 páginas, 16€).

"Ambos somos árabes bereberes, musulmanes, hemos nacido en el desierto, hemos vivido en una sociedad tribal, militares, prácticamente de la misma generación", explica el escritor argelino a RTVE.es. Vidas casi paralelas que le han ayudado a meterse en la piel de un personaje que primeró le "fascinó" y luego le "decepcionó".

Un lenguaje profético para un "enviado de Dios"

Con un lenguaje violento y a la vez sutil, Khadra hace un retrato magistral de un dictador en el que habitan tanto la locura narcisista de los tiranos como las inquietudes de todo hombre corriente. Esa aproximación a su parte más humana ha hecho que se algunos críticos se planteen si el libro no es una "trampa" por haber simpatizado, a su juicio, en exceso con el personaje.

"Odio los clichés y me gusta comprender por mí mismo lo que ocurre en el mundo y por qué los personajes se hacen detestables", se defiende Khadra, uno de los autores francófonos más leídos del mundo.

El escritor afirma que lo más difícil de esta novela ha sido encontrar el lenguaje de la narración, que bebe de la Biblia y el Corán. "Gadafi es un personaje que se creía un enviado de Dios, reforzado por el hecho de haber sobrevivido a diversos atentados, por lo tanto él creía que gozaba de esa protección divina. Para poder transmitir esa megalomanía el lenguaje tenía que estar a la altura de sus estados anímicos y de su locura", explica.

Libia, un país sin proyecto de futuro

Durante esas últimas horas, rodeado de sus hombres más fieles, el dictador se pregunta por qué se han rebelado los libios contra él. Khadra tiene la respuseta: "Se puede hacer lo que uno quiere con un pueblo que no está instruido, que siempre ha vivido asistido, en el que no se ha fomentado el talento, el ingenio. Son pueblos y personas fácilmente manipulables, que están allí como células durmientes y en un momento dado es fácil despertarlas y lanzarlas a la tragedia, o al infierno", señala el autor de El atentado, Las sirenas de Bagdad, Lo que el día debe a la noche, A qué esperan los monos.

Yasmina Khadra es el pseudónimo de Mohamed Moussehoul, coronel del Ejército argelino. Tomó este nombre prestado de su mujer para poder escribir con libertad y sortear la censura de su país natal. En el año 2001 reveló su nombre y causó una gran conmoción en su país y también en Francia, su patria de adopción.

Crítico con las primaveras árabes por ser, dice, "estallidos de cólera sin proyecto de futuro", también denuncia el papel de los dirigentes occidentales. "Los pueblos desde el principio han detestado la guerra, ven en ella un proyecto únicamente de destrucción. Sin embargo, los políticos tienen otros intereses, ambiciones comerciales, financieras, electorales... Piensan en su propio éxito. Por lo tanto, ese tipo de dirigentes, Sarkozy ha demostrado ser uno de ellos, han querido entrar en la historia como conquistadores, o como salvadores de la Humanidad y eso explica que vayamos encadenando una tragedia tras otra", afirma.

Yasmina Khadra: "Obama no debería haber aceptado el Nobel"

"Obama no debería haber aceptado el Nobel de la Paz"

Precisamente, hace unos días el presidente de EE.UU., Barack Obama, reconoció en televisión que el peor error de su presidencia ha sido no prever el día después de la guerra en Libia. Cinco años después de la intervención militar liderada por EE.UU. y Francia, el caos se ha apoderado del país, convertido en el principal bastión yihadista en la cuena del Mediterráneo. Tres gobiernos se disputan el poder, mientras grupos terroristas como el autodenominado Estado Islámico campan a sus anchas.

"Yo creo que el único error que ha cometido Obama no ha sido como él dice no prever el futuro de Libia, si no haber aceptado el premio Nobel de la Paz. Un jefe de Estado que está a la cabeza de un país que se ocupa de generar las tensiones mundiales y las guerras no puede aceptar el premio Nobel de la Paz", critica el escritor.

-"¿Y la Unión Europea?" (premio Nobel de la Paz 2012)

- "Tampoco", contesta.

"No hay voluntad política para combatir al islamismo"

Como excomandante del Ejército, Khadra combatió en Argelia al terrorismo islamista. Y cree que ahora también se le puede vencer. Duda, eso sí, de que haya voluntad de hacerlo. "Nos dicen que unos cuantos miles de terroristas pululan por el desierto a sus anchas y no pueden ser combatidos. Yo creo que hay algo turbio en eso", afirma.

Argelia podría ser el mejor precedente de la barbarie yihadista en Irak y Siria. Fue allí donde por primera vez, durante los años de plomo de la guerra civil, organizaciones islamistas pusieron en jaque al Estado. Masacres, persecuciones religiosas, violaciones... Todo eso que ahora es obra del Daesh lo puso en práctica el Grupo Islámico Armado (GIA) en los 90.

Nosotros en Argelia hemos combatido a 38.000 terroristas nosotros solos, sin aviones, sin drones, sin gran artillería, sin nada, solo con nuestras manos, con pequeños fusiles, y hemos vencido al terrorismo. Si hoy existe terrorismo, es porque no hay voluntad para combatirlo", insiste.

Khadra pasa la mayor parte del año en Paris. Tambien allí vive de cerca las consecuencias del yihadismo. Le preocupa el discurso xenofóbo, aunque confia en que la sociedad se dé cuenta de que la religión no es el enemigo.