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La derrota de Brasil crea pesimismo pero los expertos creen que no influirá en las elecciones

  • Aumenta el malestar social entre la población brasileña
  • "No creo que el resultado tenga consecuencias políticas", dicen los expertos
  • El Gobierno destaca el éxito de Brasil como anfitrión del Mundial

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Un hombre revisa los titulares dela prensa deportiva tras la derrota de Brasil en el Mundial.
Un hombre revisa los titulares dela prensa deportiva tras la derrota de Brasil en el Mundial.

La amplia goleada de Alemania que ha apartado este martes a Brasil del Mundial de fútbol ha agravado el pesimismo entre la población, que ha mostrado su malestar durante la participación de su selección en la competición.

Algunos expertos y miembros de la élite política de Brasil han expresado su opinión sobre si este inesperado resultado deportivo puede tener alguna relevancia en los comicios presidenciales del próximo mes de octubre.

El senador brasileño José Agripino Maia, quien además es coordinador de la campaña electoral del principal opositor de Rousseff, Aécio Neves, que no cree que la derrota genere consecuencias políticas.

"El pueblo podrá abrir los ojos a la realidad del país y ver la inflación alta, el bajo crecimiento de la economía…Estábamos viviendo un sueño y despertaremos en una pesadilla”, ha argumentado el político.

La postura de Maia es compartida por los entendidos consultados por la agencia Efe, que no consideran que los malos resultados deportivos puedan influir negativamente a la actual presidenta en las futuras elecciones. No obstante, si creen que el actual ambiente pesimista que experimenta la sociedad de Brasil pueda agravarse con la frustración futbolística.

“Esa derrota y la consecuente frustración harán que la población despierte y mire de frente a sus problemas en seguridad, salud, economía…”, añade el antropólogo Roberto de Matta.

El Ejecutivo ganó un mes de amnistía

Para el especialista en ciencias políticas, Fernando de Azevedo, “el Mundial desvió la concentración de los problemas económicos y políticos del país". Incluso, ha afirmado, “el Gobierno ganó un mes de amnistía y se benefició de un clima de optimismo del que ya no puede disfrutar”.

Las dificultades que ha de afrontar el Ejecutivo son múltiples, entre las que destacan especialmente el aumento del costo del dinero y de la inflación.

La derrota de la anfitriona del Mundial de fútbol ha coincidido con el anuncio, por parte del Gobierno de Dilma Rousseff, del aumento de la inflación acumulada durante los últimos doce meses, sobrepasando en dos décimas las previsiones del Ejecutivo para este año. Si bien hasta junio los datos han indicado una inflación en el 6,52%, las expectativas la situaban en torno a un 6,50%.

A ello hay que añadir la fuerte subida de precios reflejada en anteriores semanas a través del notorio descenso del consumo, lo que ha llevado al Ejecutivo a elevar las tasas de intereses a sus mayores índices desde que Rousseff asumió la presidencia en 2013.

El consumo, que es considerado el motor de la economía brasileña, experimenta la pérdida de impulso en el crecimiento del sector económico.

Bajo esta perspectiva, la atmósfera que rodea a la celebración del mundial ha hecho que la propia presidenta haga hincapié en su cuenta de Twitter en el éxito de esta celebración deportiva, que se ha visto salpicada por el descontento de la población por el elevado costo de su desarrollo.

El Mundial no condiciona las presidenciales

No es la primera vez que unos comicios presidenciales soinciden con la celebración de un Mundial de fútbol y sus resultados no hayan influido en el entorno político.

Testimonio de ello se observa en el año 1994, cuando Brasil pedió la final del campeonato contra Francia, la selección anfitriona. En esa ocasión, el presidente Henrique Cardoso volvió a ser elegido sin que se tuviera que celebrar una segunda vuelta.

Casi una década después, en 2002, a pesar de que la agrupación brasileña consiguió su quinto título deportivo, el candidato oficialista, José Serra, perdió los elecciones frente a Luiz Ignacio Lula da Silva, quien volvió a ser reelegido en 2006 tras la derrota de la selección en el Mundial de Alemania.