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El expresidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, ha charlado con Las Mañanas de RNE. En febrero anunciará si se presenta a las elecciones, pero ya expone lo que sería su programa de Gobierno, sus planes durante la campaña y, sobre todo, tras la victoria electoral frente a Bolsonaro. Señala como claves recuperar la inversión pública y acabar con el desempleo y el hambre: “Tenemos millones de brasileños pasando hambre, cuando nosotros habíamos acabado con el hambre en Brasil. La ONU reconoció que habíamos salido del mapa del hambre”. Lula asegura que Brasil ha perdido su papel en el mundo, con un aumento de la pobreza, una bajada del PIB y un presidente que, dice, ha gestionado de forma pésima la pandemia de coronavirus. Lula califica de injusto su paso por la cárcel, pero niega venganza o temor ante el papel que puedan jugar las Fuerzas Armadas del país: “Necesitamos que las Fuerzas Armadas cumplan su papel y que el pueblo vea en ellas una especie de garante de su soberanía”. Lula cree que la polarización que vive Brasil no es algo preocupante, sino natural: "Donde hay democracia hay polarización, porque siempre se trata de dos personas disputando el cargo". Con respecto a las relaciones internacionales futuras se muestra dispuesto a tener una buena relación con EEUU y otras grandes potencias como China, pero siempre que sea Brasil quien marque ese camino: “Lo que no acepto es que Brasil sea subordinado a los Estados Unidos, pero sí que tengamos una relación productiva, intelectual, comercial, política, científica y tecnológica o cultural”. Es lo mismo que recomienda al ser preguntando por países de América Latina como Venezuela, Cuba o Nicaragua.

Tres años después de ser destituida como presidenta de Brasil, Dilma Rousseff visita de nuevo España invitada por partidos y organizaciones como UGT, que la han premiado por su defensa de los derechos humanos. En una conversación con RTVE, Rousseff critica con dureza al actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro, a quien considera una "vergüenza" para su país, al tiempo que censura el giro en política internacional con respecto a Venezuela, al tachar a Juan Guaidó de "títere de Estados Unidos". Aunque dice no sentirse ya presidenta, Rousseff sigue defendiendo que fue víctima de un golpe para arrebatarle el poder que continúa activo con la presidencia de Bolsonaro y la prisión de un Luis Inácio Lula da Silva, a quien ve como una víctima inocente.

  • Bolsonaro ha sido denunciado por llamar a Lula “homosexual” y a Rousseff “especialista en asalto y hurto”
  • Ha sido multado económicamente seis veces y amonestado por la Cámara de los Diputados hasta en cinco ocasiones

La expresidenta brasileña asegura en una entrevista en RTVE que el encarcelamiento de Lula forma parte de una persecución política. "Es el tercer acto de un golpe de Estado que empezó conmigo", asegura la exmandataria durante su visita a Madrid, 48 horas después del ingreso en prisión de su mentor y padre político.

  • El Tribunal Superior Electoral votó por la solicitud del magistrado Hernan Benjamín, que instruye dicha causa
  • El resultado de la votación ha sido 4-3 favorable a la absolución
  • Benajmín consideraba "comprobadas" las acusaciones de financiación irregular
  • Tres de los jueces que votaron por la absolución son muy cercanos a Temer
  • El Partido de los Trabajadores paga caro el escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras
  • Supone el peor resultado de la formación política en los últimos 20 años
  • El empresario Joao Doria, del PSDB, arrebata la alcaldía de Sao Paulo al PT
  • Habrá segunda vuelta en las otras principales ciudades, como Río o Curitiba
  • Hasta 1.150 personas han sido detenidas por prácticas electorales irregulares

Dilma Rousseff ya no es presidenta de Brasil, después de que el Senado haya decidido destituirla por las maniobras contables de su Gobierno en la votación definitiva del juicio político abierto contra ella61 senadores, siete más de los 54 necesarios, han votado a favor de despojarle de su cargo, mientras que solo 20 han apoyado su continuidad, un resultado que cierra una época política en el mayor país de Sudamérica al poner fin a 13 años de gobiernos del Partido de los Trabajadores y devolver el poder al centro-derecha, encarnado en el nuevo presidente, Michel Temer.

  • La Cámara Alta aprueba su destitución con una amplia mayoría de 61 votos
  • Ha sido hallada culpable de las maniobras fiscales irregulares del Gobierno
  • Sin embargo, no ha sido inhabilitada y podría optar de nuevo a la presidencia
  • "Volveremos. No se trata de un adiós sino de un hasta luego", ha prometido
  • Michel Temer asume definitivamente la presidencia de Brasil hasta 2019

Concluye el juicio político a la presidente suspendida de Brasil, Dilma Rousseff. Su destino lo deciden definitivamente este miércoles los votos de la cámara formada por 81 senadores. Dos terceras partes favorables a su destitución serán suficientes para sacarla del Gobierno. Este proceso supone un punto de inflexión en la singladura del Partido de los Trabajadores (PT), el partido de Dilma, que desde 2003 a los mandos de Lula da Silva gobierna en el país latinoamericano. Desde entonces, han sido 13 años de mandato socialista que muchos han considerado como la más importante experiencia de la izquierda democrática en América Latina tras el sangriento golpe de Estado que, en 1973, acabó con la vida y el Gobierno de Salvador Allende y con la "vía chilena al socialismo" y la "revolución de la empanada y el vino".

Si los votos de este miércoles desalojan al PT, tomará el mando el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que encabeza Michel Temer, aún presidente interino de Brasil. Volverá a gobernar sin nunca haber ganado las elecciones si el Senado aprueba la destitución de Dilma Rousseff. Pese a que jamás ha logrado pasar por la criba de las urnas en unas elecciones presidenciales, el PMDB es la mayor fuerza política del país, tiene las primeras minorías en las cámaras de Diputados y del Senado y el mayor número de gobernadores y alcaldes del país.

La presidenta de BrasilDilma Rousseff, ha admitido este lunes en el Senado, ante el que ha presentado los últimos argumentos de su defensa antes de la votación definitiva para decidir sobre su destitución, que su Gobierno cometió irregularidades fiscales, aunque ha remarcado que nunca traicionó a sus votantes y que en ningún momento cometió "ningún crimen".

"Estamos a un paso de la consumación de una grave ruptura institucional, de concretar un verdadero golpe de estado", ha vuelto a denunciar Rousseff, que está suspendida de sus funciones desde el 12 de mayo, cuando se inició el juicio político que ahora fronta su recta final. "Vengo a mirar directamente a los ojos de sus excelencias y a decir con la serenidad de quien no tiene nada de qué responder que no cometí delitos de responsabilidad", ha subrayado la todavía presidenta.

"No he cometido ningún crimen de responsabilidad, no he cometido ninguno de los crímenes por los que soy injustamente juzgada", ha insistido durante su intervención, que supone el momento culminante del juicio político que evalúa si Dilma Rousseff incurrió en lo que se denomina "delito de responsabilidad" por las irregularidades fiscales de su Gobierno.

  • La presidenta presenta en persona los últimos argumentos de su defensa
  • La Cámara Alta votará esta semana si es destituida de forma definitiva
  • "Voten contra el impeachment, voten por la democracia", ha exhortado Rousseff
  • Se juzga si incurrió en un delito de responsabilidad por irregularidades fiscales
  • Las claves del juicio político contra Dilma Rousseff