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Lula da Silva se declara inocente entre lágrimas y denuncia su acusación como ataque político

  • El expresidente brasileño está acusado de corrupción y lavado de capitales
  • Afirma que colaborará con la justicia y reivindica la figura de Dilma Rousseff
  • Lula cree que su política de inclusión con los desfavorecidos motiva el proceso

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El ex presidente brasileño Lula da Silva, con lágrimas en los ojos, habla a los medios en Sao Paulo, Brasil
El ex presidente brasileño Lula da Silva, con lágrimas en los ojos, habla a los medios en Sao Paulo, Brasil

El expresidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, acusado por la Fiscalía de su país de ser el "comandante máximo" de la red de corrupción en la petrolera estatal, ha rechazado esta acusación pero ha anunciado que colaborará con la Justicia porque no ha cometido ningún delito. Lo ha hecho este jueves ante las cámaras, con el rostro inundado de lágrimas, en la ciudad brasileña de Sao Paulo.

El fiscal Deltan Dallagnol, responsable del caso Petrobras, le denunció la víspera por corrupción y blanqueo de dinero. Le acusa de ser el "comandante máximo" de la trama enquistada en esta empresa estatal de hidrocarburos que movió miles de millones de euros. Entre sollozos, Lula ha calificado ante los medios estos cargos de "pura ficción", cuyo fin es impedirle que vuelva a presentarse a la presidencia.

En un irónico y largo pronunciamiento de marcado carácter político, el exlíder del Partido de los Trabajadores (PT) ha afirmado que si le prueban algún delito irá caminando hasta la comisaría para su detención.  "Prueben e iré caminando para ser detenido en Curitiba", ha dicho Lula citando la ciudad desde donde la Fiscalía lidera las investigaciones sobre el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras.

"Estoy a entera disposición de las personas serias en la Fiscalía, en la Policía y en la Justicia. Cuando viole una ley que me sancionen para servir de ejemplo, pero, cundo no viole nada, que busquen a otro para crearle problemas", ha agregado en un discurso de casi una hora en el que lloró varias veces y evocó su origen humilde y las dificultades que superó en su vida.

El fiscal responsable del caso Petrobras acusa a Lula de ser el "comandante máximo" de la corrupción en la petrolera

Primero Rousseff, luego Lula

Lula reivindica que la Fiscalía no presentó ninguna prueba en su contra y se basó en "convicciones" de los fiscales. "No me puse bravo porque no entendí lo que estaba ocurriendo. No entendí por qué habían convocado una rueda de prensa para presentar un crimen y terminar diciendo que no tenían pruebas sino convicción", ha denunciado Lula, arropado por dirigentes de su partido y de movimientos sociales y sindicatos.

"Hoy vivimos un momento en Brasil en que la lógica ya no es el proceso ni las pruebas sino el titular. A quién vamos a criminalizar a quién vamos a demonizar con el titular. Y está ocurriendo eso desde 2005, cuando el PT comenzó a ser perseguido. Están haciendo eso conmigo y lo hicieron con Dilma" (Rousseff), ha asegurado en alusión a su ahijada política y sucesora, destituida de la Presidencia hace dos semanas.

El proceso en su contra, ha reitarado Lula, partió de una "mentira" sobre la supuesta propiedad de un apartamento en la playa, del que no tiene papeles y que insisten en presentar como suyo. "Si no saben qué hacer, pídanle disculpas a Lula. No es difícil. Yo lo hago siempre. Pero no sigan inventado cosas para intentar justificar la primera mentira. Es lo único que pido", ha dicho.

Un apartamento de tres pisos, regalo envenenado

De acuerdo con la Fiscalía, una de las constructoras condenadas por desvíos en Petrobras compró, reformó y amuebló un apartamento de tres pisos en la playa para que fuera usado por la familia de Lula. "Me atribuyeron un apartamento que no es mío y me acusaron de ser el comandante mayor, pero tengo la convicción de que quien mintió va a tener que construir otra versión para seguir atacándome", ha insistido.

Aunque no citó específicamente que la denuncia también se extiende a su esposa, Marisa Leticia, Lula pidió respeto para su familia y admitió haberse sentido humillado cuando la Policía invadió su casa y la de sus hijos para cumplir una orden de registro en la que levantaron hasta su colchón y se llevaron las tabletas de sus nietas.

"Mis acusadores y la prensa construyeron una mentira y, tras la destitución de Dilma y como si fuera una novela, quieren darle una conclusión, que sería acabar con la vida política de Lula", afirmó al atribuir las acusaciones a una campaña para impedirle disputar las elecciones presidenciales de 2018.

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Enterrar al presidente de la inclusión social

El exmandatario brasileño ha reído y ha llorado en esta primera rueda de prensa desde que se conociera la acusación formal por corrupción y blanqueo de capitales contra él y su esposa.

Se trata de la primera imputación formal contra Lula en las tres causas en que es investigado por supuestamente haber recibido beneficios de empresas que se favorecieron de la red de corrupción en Petrobras. La acusación será analizada ahora por el juez federal Sergio Moro, quien tendrá que decidir si acepta los cargos y abre juicio contra los acusados, que pasarían a la condición de reos.

Según Lula da Silva, la denuncia en su contra y la destitución de Rousseff son parte de una reacción de sus adversarios al éxito de su Gobierno en la lucha contra la pobreza. "Soy consciente de que mi fracaso habría agradado a mis adversarios. Lo que despertó la ira fue el éxito de un Gobierno que ejecutó la mayor política de inclusión social del país", ha dicho.

Ha asegurado que tampoco le perdonaron por la elección de la primera mujer como presidente de Brasil y comenzaron a inventar mentiras hasta conseguir "dar un golpe (de Estado) tranquilo y pacífico sin militares en la calle, sin cañones", ha agregado.

También Rousseff ha salido este jueves en defensa de su padrino político para denunciar, a través de su cuenta en una red social, que no hay pruebas en su contra y que el objetivo es impedir la candidatura presidencial de Lula en 2018.