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Crisis política en Brasil

Dilma Rousseff deja de ser presidenta de Brasil al ser destituida por el Senado

  • La Cámara Alta aprueba su destitución con una amplia mayoría de 61 votos
  • Ha sido hallada culpable de las maniobras fiscales irregulares del Gobierno
  • Sin embargo, no ha sido inhabilitada y podría optar de nuevo a la presidencia
  • "Volveremos. No se trata de un adiós sino de un hasta luego", ha prometido
  • Michel Temer asume definitivamente la presidencia de Brasil hasta 2019

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Dilma Rousseff es destituida como presidenta de Brasil

Dilma Rousseff ya no es presidenta de Brasil, después de que el Senado haya decidido destituirla por las maniobras contables de su Gobierno en la votación definitiva del juicio político abierto contra ella: 61 senadores, siete más de los 54 necesarios, han votado a favor de despojarle de su cargo, mientras que solo 20 han apoyado su continuidad, un resultado que cierra una época política en el mayor país de Sudamérica al poner fin a 13 años de gobiernos del Partido de los Trabajadores y devolver el poder al centro-derecha, encarnado en el nuevo presidente, Michel Temer.

Sin embargo, la Cámara Alta ha decidido, en una votación separada, que la ya expresidenta no sea inhabilitada, dado que no se han alcanzado los dos tercios de los votos necesarios para aprobar la propuesta; de este modo, Rousseff podrá presentarse a cualquier cargo público e incluso podría intentar volver a la presidencia en las próximas elecciones generales, que deben celebrarse, como muy tarde, en octubre de 2018.

En principio, la destitución conlleva una pena adicional de inhabilitación de ocho años, pero el Partido de los Trabajadores ha presentado una moción poco antes de que los senadores se pronunciasen para que esa decisión se adoptase en una votación diferenciada, una petición que ha provocado controversia: el expresidente y ahora senador Fernando Collor de Mello ha llegado a quejarse del trato que él recibió en 1992, cuando renunció a la presidencia poco antes de que se votara su destitución y, aún así, fue inhabilitado.

Tras escuchar los argumentos a favor y en contra, el presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, ha decidido aceptar dos votaciones diferenciadas, de forma que, en la segunda votación, solo 42 senadores han votado a favor de inhabilitar a Rousseff, mientras que 36 han votado en contra y otros tres se han abstenido.

El juicio político a Dilma Rousseff concluye para marcar una época en Brasil

Rousseff denuncia un "golpe" y apela a seguir luchando

Esa victoria parcial es un consuelo menor para el Partido de los Trabajadores y para la propia Dilma Rousseff, que, como ha advertido el propio Lewandowski antes de la votación, si hubiera sido inhabilitada no podría ni siquiera ser profesora o trabajar "en un merendero de una escuela pública". La puerta queda ahora abierta y ella misma ha alimentado la esperanza mientras salía del Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial, arropada por decenas de seguidores: "Volveremos. No se trata de un adiós sino de un hasta luego", ha asegurado.

El Senado ha adoptado una decisión que entra en la historia de las grandes injusticias. Ha cometido un golpe de Estado parlamentario

Pese a todo, su futuro político parece incierto tras haber sido hallada culpable por el Parlamento de alterar los presupuestos mediante tres decretos no autorizados por el Parlamento y de contratar créditos a favor del Gobierno con la banca pública. Ella ha vuelto a reafirmar su "inocencia" y a denunciar que se trata de un complot político: "El Senado ha adoptado una decisión que entra en la historia de las grandes injusticias. Ha cometido un golpe de Estado parlamentario".

Arropada por decenas de seguidores que la aguardaban a las puertas del Palacio de la Alvorada, Rousseff ha apelado a continuar la "lucha" para recuperar un proyecto que combata la desigualdad, reivindicando el legado de conquistas sociales que tanto su antecesor en el cargo, Luiz Inázio Lula da Silva, como ella misma edificaron desde 2003.

"Es el segundo golpe de Estado que afronto en la vida. Primero fue el militar [en 1964], que me afectó cuando era una joven militante; el segundo fue el parlamentario, que me derriba del cargo para el que fui elegida", ha remarcado en su intervención tras la destitución.

"Escogieron rasgar la Constitución, decidieron interrumpir el mandato de una presidenta que no cometió ningún crimen, condenaron a una inocente y consumaron un golpe parlamentario", ha insistido en su enérgico discurso. "No desistan de la lucha. Escuchen bien: piensan que nos vencieron, pero están engañados. Sé que todos vamos a luchar.  Habrá la más determinada, firme y enérgica oposición que un golpista puede sufrir", ha subrayado.

Michel Temer se ha convertido en presidente de Brasil tras la destitución de Dilma Rousseff por maniobras fiscales irregulares.

Michel Temer se ha convertido en presidente de Brasil tras la destitución de Dilma Rousseff por maniobras fiscales irregulares. EFE/FERNANDO BIZERRA JR

Derribada por la crisis y por la corrupción

La votación de este miércoles ha sido el acto final de un proceso abierto en febrero de 2015, cuando el Congreso admitió a trámite la denuncia contra ella, aunque alcanzó un punto crítico en mayo de este año, cuando Rousseff fue suspendida de sus funciones y Temer asumió su cargo de forma interina, para que el Senado evaluara si la presidenta había cometido un delito de responsabilidad al avalar las maniobras fiscales irregulares de su Ejecutivo.

Rousseff, que en todo momento ha admitido las irregularidades, defendía que no había incurrido en delito alguno y que el proceso constituía una conspiración para perpetrar un golpe que la desalojara del poder. En cualquier caso, su destino parecía marcado tras perder a sus aliados en Parlamento y hasta sus propios simpatizantes parecían resignados a la derrota en las últimas semanas, ante la evidente falta de apoyos políticos.

Porque más que las irregularidades fiscales -una práctica común, si bien en menor cuantía, en otros gobiernos anteriores-, han sido la crisis económica y los escándalos de corrupción los que han expulsado a Rousseff del cargo: sus aliados parlamentarios la abandonaron y han utilizado el proceso de impeachment a modo de moción de censura contra su presidencia. Ella misma lo señalaba en su última comparecencia ante el Senado, su último intento desesperado e impotente para evitar la destitución: "Siento el gusto amargo de la injusticia", decía.

Su salida abre una nueva etapa para Brasil en manos de Michel Temer, que deberá completar el mandato vigente hasta el 1 de enero de 2019, aunque el reto, especialmente lidiar con la crisis económica, es mayúsculo para un presidente que ya no puede escudarse en la interinidad. Mientras tanto, Dilma Rousseff, la antigua guerrillera que llegó hasta el Palacio de la Alvorada, la primera mujer que alcanzó la presidencia, deja el bastón de mando.