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ANÁLISIS

El iPhone 5, un 'smartphone' mejorado pero no revolucionario

  • Las filtraciones y el hueco dejado por Steve Jobs deslucieron la presentación
  • La acogida ha sido más fría de lo esperado tras las expectativas generadas
  • Cuenta con la pantalla más grande de un iPhone, pero lejos del Galaxy S3

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Apple presenta el esperado iPhone 5

Hace un año aproximadamente, medio mundo erró en la denominación del nuevo teléfono de Apple. Todo los expertos -y aficionados- se inclinaban por que su nombre sería iPhone 5, pero la compañía de la manzana lo bautizó como iPhone 4S y dejó perplejo a más de uno.

Desde entonces, el iPhone 5 no había hecho más que generar comentarios. Solo en Google existían alrededor de 150 millones de resultados, y aunque no era un tema de conversación de barra de bar, muchos aficionados a la tecnología se preguntaban qué características tendría la nueva 'joya' de Apple.

Aunque esta vez no hubo odiseas de teléfonos olvidados en un bar, los rumores y filtraciones sobre su aspecto y peculiaridades se multiplicaron día tras día. Solo quedaba por confirmar el nombre, para que no hubiera sorpresas, pero parecía que todo lo demás ya se sabía de antemano.

Tal vez por eso, y aunque todos los medios y las redes sociales se hayan hecho eco de la presentación del nuevo teléfono,  la acogida del iPhone 5 ha sido algo más fría de lo que se esperaba. Un buen teléfono sí, pero más de lo mismo.

Las expectativas que había generado, las dificultades de mejorar un aparato con unas notables características técnicas, como es el caso del iPhone 4S, y el vacío dejado por Steve Jobs, y su mítica coletilla final 'one more thing', hicieron que la presentación fuera más deslucida que en los anteriores teléfonos.

Mejoras y detalles

A pesar del nuevo procesador A6, que según Apple hará que el dispositivo sea el doble de rápido, de su conexión LTE (4G) en los países que hayan adaptado esta tecnología, y de alguna mejora en la cámara, de ocho megapíxeles y con la función Panorama (con panorámicas de hasta 28 megas), lo más notable del iPhone 5 reside en el aspecto externo del teléfono, más fino y estilizado que los anteriores modelos.

Su pantalla de 4", la más grande de los iPhones creados hasta la fecha, hace que el teléfono sea más alargado, aunque sigue siendo igual de ancho, por lo que se pueden ver vídeos en formato de 16:9.

Al margen de todas sus mejoras, el iPhone 5 se queda lejos de las 4,8" de la pantalla del Samsung Galaxy S3, su principal rival, y tampoco incluye la tecnología de pago NFC, por lo que parece que el dispositivo surcoreano podrá aguantar la embestida del nuevo buque insignia de los teléfonos de Apple.

El iPhone 5 es el móvil más ligero del mercado, aseguran desde Apple. Solo pesa 112 gramos y resulta mucho más ligero de lo que parece a simple vista. Además, la parte trasera está compuesta de aluminio, lo que evitará más de un posible disgusto.

El iPhone 5 llega con nuevos auriculares (EarPod) y un nuevo cargador (Lightning), que a partir de ahora formará parte de todos los dispositivos de Apple. Así, quien quiera usar su viejo cable, tendrá que hacerse con un adaptador que no está incluido en el teléfono y que se pondrá a la venta por 30 euros.

Mejorado, pero no revolucionario

A buen seguro,  el nuevo iPhone 5 conseguirá un nuevo récord de ventas ya que, sin haberlo tocado, está claro que es mejor que su predecesor

Es más rápido, hace mejores fotos, la batería dura más, mejora la conexión a internet y el sonido, y cuenta con una fila más de acceso directo a las aplicaciones en la pantalla (ahora son cinco). Pero al fin y al cabo, es otro teléfono táctil. Otro iPhone. Mejorado, pero no revolucionario.

Pesaban algo más que los 112 gramos que el que han presentado hoy. Vamos que hacía falta una maleta para llevarlos. En cuanto a pantalla pues te dejabas la retina mirándolo. Eran finales de los 80 principios de los 90.Y tener un móvil era un lujo al alcance de unos pocos.

Solo hará falta esperar una semana, hasta el 21 de septiembre, el 28 en el caso de España, cuando el teléfono se ponga a la venta en países como Estados Unidos o Francia para comprobar su verdadera acogida entre el público mayoritario.