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ANÁLISIS

Los nuevos Lumia y el verdadero desafío de Nokia y Microsoft

  • El hardware de los nuevos teléfonos con Windows Phone 8 es espectacular
  • Sin embargo, el software es desde hace tiempo lo más importante
  • La pregunta es cuánto tiempo le queda a Nokia para recuperar a los usuarios

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Los nuevos teléfonos de Nokia y Microsofto, Lumia 920 y 820
Los nuevos teléfonos de Nokia y Microsofto, Lumia 920 y 820

Nokia ha presentado en Nueva York el Lumia 920 y el Lumia 820, su segunda generación de teléfonos con Windows Phone, en este caso con el nuevo sistema operativo Windows Phone 8.

Con una pantalla táctil de 4,5 pulgadas con una resolución de 1.280×768 puntos que Nokia denomina PureMotion HD+ y que por lo visto es un 25% más brillante que la pantalla más parecida que hay en el mercado y que además funciona incluso si el usuario lleva guantes.

Además, incluye un procesador de doble núcleo Snapdragon S4 a 1,5 GHz, 32 GB de almacenamiento -aunque no ampliables- y una cámara PureView de 8 megapíxeles con estabilización de imagen capaz de grabar vídeo FullHD y con entre 5 y 10 veces la sensibilidad de otras cámaras como características más destacadas.

Si a esto le añadimos una batería de gran capacidad que se carga de manera inalámbrica, una cámara frontal de 1,2 megapíxeles, Wi-Fi, Bluetooth, GPS, la capacidad de realizar pagos utilizando la tecnología NFC, la capacidad de funcionar en redes LTE y HSPA+ -las más rápidas en cuanto a transmisión de datos- y alguna cosa más, al Lumia 920 en principio no le falta casi de nada; por tener incluso tiene una radio FM.

Por su parte el 820, con una pantalla de 4,3 pulgadas y 800×480, el mismo procesador, una cámara de 8 megapixeles, pero sin tecnología PureView, y 8 GB de almacenamiento, aunque en este caso ampliables a 32 GB mediante una tarjeta microSD, es el modelo de gama media, y tampoco está mal.

El software, relegado a un segundo plano

Pero esto no es novedad, pues Nokia siempre ha sabido hacer buen hardware cuando ha querido, en especial, y como es lógico en sus modelos de gama alta y media.

El problema está en que tardó años en darse cuenta de que el hardware, pasado unos límites mínimos, es prácticamente irrelevante en un teléfono móvil y que lo que importa es la facilidad de uso de este y, cada vez más, el ecosistema de aplicaciones que haya para él.

Durante la presentación, promovida con el eslogan "es el momento de cambiar a Lumia", el software quedó relegado a un segundo plano

Nokia y Microsoft cada vez tienen menos tiempo para convencer a los usuarios de que hay que cambiarse a Lumia

Nokia apenas mostró algunos de sus servicios de navegación y de realidad aumentada, mientras que por la parte de Windows Phone 8 Joe Belfiore de Microsoft volvió a repasar cosas que ya se conocen desde el pasado mes de junio, haciendo especial énfasis en las funciones de toma de fotos y de vídeo.

Además, está por ver cuales de estos servicios están disponibles en según qué países cuando los nuevos Lumia lleguen al mercado, algo que por cierto no sabemos cuando va a suceder, pues Nokia ha dicho que hasta el último trimestre de este año no informará acerca del precio ni de la disponibilidad de estos dos nuevos terminales.

En mi opinión, tanto Nokia como Microsoft tienen que hacer mucho más para convencer a desarrolladores y a usuarios de que hay que cambiarse a Lumia, y cada vez les queda menos tiempo para hacerlo, en especial a la primera, sobre todo tras todo el tiempo perdido insistiendo con sistemas obsoletos como Symbian u otros en los que no puso suficientes recursos como MeeGo.