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La disidencia cubana, entre decepcionada y agradecida tras la visita de Benedicto XVI a Cuba

  • Berta Soler denuncia que ninguna de las Damas de Blanco pudo ir a la misa
  • Guillermo Fariñas considera que la visita del pontífice ha sido "una vergüenza"
  • Óscar Espinosa cree que la visita del papa a sido "altamente positiva"

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La disidencia cubana ha valorado entre la decepción y el aprecio por sus buenas intenciones la visita del papa Benedicto XVI a la isla, que se desarrolló entre denuncias sobre "centenares" de detenciones y acciones represivas para impedir a los opositores ir a las misas del pontífice.

Una de las arrestadas fue Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, que no pudo asistir el miércoles a la misa de Joseph Ratzinger en La Habana al ser detenida junto con su esposo, el expreso político Ángel Moya, cuando se dirigían a la Plaza de la Revolución.

Ambos pasaron el día en una comisaría policial y por la noche fueron liberados, según ha relatado la propia Soler, quien ha afirmado que ninguna de las Damas de Blanco pudo ir a la misa porque fueron detenidas u obligadas a permanecer en sus casas.

En su último mensaje a los cubanos, el papa Benedicto XVI ha dicho en la plaza de la Revolución que "Cuba y el mundo necesitan cambios" en su último acto pastoral.

Para la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), la visita papal se desarrolló bajo el signo de los "centenares": centenares de detenciones, centenares de mendigos "internados" en diversos centros y centenares de teléfonos cortados para incomunicar a los disidentes.

La visita del papa suscitó este jueves un abanico de reacciones en la disidencia interna que van desde la más profunda decepción hasta la satisfacción.

La portavoz de las Damas de Blanco, que aboga por la libertad de los presos políticos y los derechos humanos, ha dicho sentirse "un poco desilusionada" porque Benedicto XVI "olvidó darle un minuto a su rebaño, al sector más oprimido que necesitaba que lo escuchara".

El papa no es un libertador

Sobre los pronunciamientos de Benedicto XVI en favor de las libertades fundamentales, Berta Soler cree que "el pueblo de Cuba necesita libertad pero el papa no es un libertador. La libertad depende de los cubanos".

Para Elizardo Sánchez, es de apreciar la "buena voluntad" del papa y de la Iglesia católica cubana pero opina que el "principal ganador" es el Gobierno de la isla porque con esa visita suaviza su imagen internacional.

"Para la inmensa mayoría del pueblo cubano, la visita no representa ningún beneficio en cuanto a avances en materia de derechos humanos o libertades", ha explicado el portavoz de la CCDHRN.

Fariñas: "La visita ha sido una vergüenza"

Uno de los más críticos ha sido el psicólogo y periodista independiente Guillermo Fariñas, quien considera que la visita del pontífice ha sido "una vergüenza".

"Siento una gran desilusión por la visita del papa. Sus mensajes no fueron lo suficientemente acordes con la situación del país y con la ola represiva contra la disidencia. En sus discursos no fue capaz de hacer una mínima alusión a los cubanos impedidos por las autoridades para asistir a sus misas", ha dicho.

Fariñas ha denunciado "la connivencia y complicidad total" de la Iglesia con el "régimen totalitario" cubano y destaca que lo que busca la jerarquía católica es tener centros educacionales y más acceso a los medios de comunicación.

En el extremo opuesto, el economista crítico y expreso político Óscar Espinosa cree que la visita del pontífice ha sido "altamente positiva" para el país.

Espinosa, uno de los opositores encarcelados en la Primavera Negra de 2003, ha destacado el "trabajo valioso" que la Iglesia cubana está realizando en la isla, donde ha logrado "abrir espacios de diálogo" aunque aún "no son grandes".

También ha condenado las acciones represivas de estos días contra la disidencia y cree que reflejan "miedo" por parte del Gobierno. "No tienen justificación esas detenciones. La disidencia puede tener diferentes puntos de vista pero es una disidencia pacífica", ha afirmado Espinosa quien dice sentir "repugnancia" por los arrestos de las Damas de Blanco.