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EE.UU. acusa a Pakistán de apoyar a la facción talibán que atacó a las embajadas en Kabul

  • La red Haqqani opera en Afganistán y es una de las facciones más temidas
  • EE.UU. la considera responsable de los últimos violentos ataques terroristas

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EE.UU. considera que la facción talibán Haqqani es un "brazo armado auténtico" de los poderosos servicios de inteligencia pakistaníes (ISI) y responsable de los golpes terroristas más violentos de los últimos años en Afganistán, entre ellos la ofensiva contra el barrio diplomático de Kabul de hace una semana, una acusación que las autoridades de Pakistán han rechazado.

El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Mike Mullen, que dejará su cargo este mes, ha asegurado que "con el apoyo del ISI los agentes de Haqqani planificaron y llevaron a cabo un  ataque bomba el 11 de septiembre, así como el asalto a la embajada".

"También tenemos información de inteligencia creíble de que estaban detrás  del ataque contra el Hotel Intercontinental de Kabul del 28 de junio y una serie de operaciones más pequeñas pero eficaces", ha añadido Mullen, que ha realizado esta acusación ante un panel del Senado, cuestionando una vez más la fragilidad de la alianza entre EE.UU. y Pakistán.

El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU. resaltó hace dos  días la necesidad de que los servicios secretos paquistaníes se  "desconecten" de la facción Haqqani y de la "guerra subsidiaria" que,  según él, llevan a cabo en Afganistán.

Hace diez días, un comando talibán asaltó la delegación diplomática de EE.UU. en Kabul, así como el cuartel general de la OTAN y la Dirección Nacional de Seguridad en un ataque que puso en evidencia los fallos de seguridad de los servicios de seguridad afganos.

La facción más rebelde más temida

La red Haqqani, con base en la región tribal paquistaní de Waziristán del Norte, es la facción rebelde más temida de las tres que luchan contra la misión de la OTAN liderada por EE.UU. y las tropas afganas.

Las autoridades pakistaníes, por su parte, han negado estar usando a la red Haqqani para avanzar en sus intereses estratégicos en Afganistán y ha reafirmado su compromiso de colaborar con EE.UU.  en la lucha antiterrorista, según varios medios locales.

La portavoz paquistaní de Exteriores, Tehmina Janjua, se ha unido de esta forma al ministro paquistaní de Interior, Rehman Malik, y a otros altos cargos que se están defendiendo de la ofensiva diplomática de Washington, que ve en la red Haqqani uno de los principales obstáculos para el avance de la guerra afgana.

 

La prensa especula también con la posibilidad de que este grupo, liderado por el ex "muyahidín" Jalaludín Haqqani y su hijo Sirajudín, esté detrás del asesinato del ex presidente afgano Burhanudín Rabbani.

Pakistán defeinde su soberanía

La tensión es tal que Pakistán tuvo que salir al paso después de la reunión en Nueva York entre la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, y la ministra paquistaní de Exteriores, Hina Rabbani Khar.

Ante las informaciones aparecidas en la prensa, la ministra aclaró que no hubo "ningún ultimátum" de Washington a Islamabad para que actuara contra esta facción insurgente.

Tras la operación unilateral norteamericana en suelo paquistaní que acabó con la vida de Osama Bin Laden el pasado mes de mayo, EE.UU. estaba seguro de poder contar con la colaboración paquistaní en el contexto del inicio de la retirada militar de Afganistán.

Pero el Ejército de Pakistán, humillado por lo que percibió como una violación de su soberanía, reaccionó cerrando puertas a la colaboración estratégica en la región.

EE.UU. ha retirado desde entonces una ayuda militar de 800 millones de dólares a Pakistán y tanto el Congreso como el Senado siguen amenazando con suspender otras partidas, entre ellas las destinadas al sector civil.