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"Los inmigrantes no solo venimos a trabajar, también a formar una sociedad más democrática"

  • En las municipales del 22-M votarán por primera vez extranjeros no comunitarios
  • Solo se han inscrito en el censo unos 52.000 de los 350.000 que tenían derecho
  • Detrás, un plazo corto y trabas administrativas, con pago de papeles incluido
  • Los que lo han conseguido reivindican su papel en la sociedad en la que viven

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Julio Romero es de Colombia, lleva diez años en España, y votará este domingo.
Julio Romero es de Colombia, lleva diez años en España, y votará este domingo.

"Parte de la integración es integrarte también en los temas políticos". Lo dice Julio M. Romero, un colombiano que lleva 10 años viviendo en España y que este domingo votará en las elecciones municipales, en Madrid.  Es uno de los 52.045 extranjeros no comunitarios que por primera vez podrán elegir a los alcaldes de las localidades en las que viven, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística.

Votar, es para Julio, "como un acto de hacer ver que uno es ciudadano de bien, que uno quiere lo mejor para el país en el que vive. Los inmigrantes no solo vienen a trabajar, también a formar una sociedad más democrática", señala. Este joven, licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, cree que votar "nos hace más iguales" a extranjeros y españoles. "Más como un todo, como un equipo".

Hasta ahora, en los comicios municipales solo podían participar los ciudadanos de la Unión Europea, pero en las elecciones del 22-M podrán votar por primera vez los ciudadanos de los 10 países con los que España tiene acuerdos de reciprocidad: Ecuador, Colombia, Chile, Perú, Paraguay, Bolivia, Islandia, Noruega, Nueva Zelanda y Cabo Verde.

Para poder votar tuvieron que inscribirse en el censo electoral siempre y cuando cumplieran el requisito de llevar 5 años de residencia en España (tres en el caso de Noruega). Podían haberlo hecho unos 350.000 pero solo han completado el proceso el 52.045, apenas el 15%. La mayoría son ecuatorianos (25.668), colombianos (12.632), peruanos (5.897) y bolivianos (5.042).

Inmigrantes que lo intentaron, con o sin éxito, y asociaciones como SOS Racisme, explican a RTVE.es que este bajo número se justifica por el corto plazo que tuvieron para tramitar la inscripción (con las navidades de por medio), la falta de información en las oficinas a las que tenían que acudir, y el numeroso papeleo, incluido, en muchos casos, el pago de un certificado, expedido por la Policía, de unos 7 euros para acreditar la residencia.

Un proceso "complicadísimo"

Ha sido un "proceso complicadísimo", explica Julio. "Es muy triste que te pongan pegas, que cuando quieres no puedas".

La Oficina del Censo Electoral envió 350.000 cartas a cada uno de los inmigrantes que tenían derecho a inscribirse para votar. Carolina Céspedes, una psicóloga boliviana que también votará el domingo, cree que esta medida garantizaba que "el 90%" estuviera, al menos, informado. Las dificultades llegaron por el camino.

El primer factor, explica Carolina a rtve.es, tiene que ver con el excaso tiempo que había para inscribirse. El plazo inicial era del 1 de diciembre de 2010 al 15 de enero de 2011. Luego se amplió hasta el día 25, pero con las navidades de por medio era, a su juicio, poco tiempo.

El segundo factor es que muchos de los extranjeros tenían la tarjeta de residencia vencida (coincidiendo justo con los 5 años del proceso de regularización llevado a cabo en 2005) y necesitaban un certificado de la Policía. Eso suponía varias mañanas de idas y venidas y colas en distintas oficinas.

"Te tienes que desplazar y el coste económico. Eso hace que mucha gente opte por el camino de no realizar ese esfuerzo máxime si tienes un tiempo limitado", señala Carolina.

Y al margen de las dificultades,  existe otro factor, "no exclusivo de la población inmigrante, sino de la sociedad en general" que tiene que ver con "la pérdida de conciencia del valor que tiene tu voto. La decepción, el pensar para qué sirve. El no sentir que tu voto representa algo importante", añade.

"Votar para ser parte de la sociedad"

Esta mujer boliviana, que lleva siete años en España, subraya que "el ejercicio del voto es un derecho ciudadano y es una forma de patentizar realmente la ciudadanía y ser parte de una sociedad en todo lo que significia, incluyendo la elección de los políticos".

Carolina cree que el voto "fortalece" el sentimiento de "pertenencia" a una sociedad y eso es lo que hace que aumente el "sentimiento de responsabilidad", sin olvidar las otras formas de participación social de la que pueden formar parte los extranjeros.

Martha Góngora, una mujer colombiana que consiguió su inscripción en el censo en el periodo de reclamaciones la importancia que tiene el que puedan votar. "Los inmigrantes somos parte de la vida social y política. Trabajamos, estudiamos, pagamos impuestos, usamos los recursos y ahora ayudamos a tomar decisiones", señala a rtve.es.

Martha se queja también de las trabas para conseguir inscribirse para votar en un proceso que "desincentiva". "Tienes que ir a trabajar, a la policía a por el certificado. No hay tiempo ni disposición".

Algunos desistieron por el camino. Otros lo intentaron todo hasta el final, "superando todas las barreras", pero se encontraron con el "no" de la administración. Es el caso de Carlos Muquitay, un colombiano que insiste en que el cumplía todos los requisitos pero no le han dejado apuntarse para votar.

Se quejan del "uso partidista de la inmigración"

"Nos han desmotivado mucho y eso hace que mucha gente voltee la cara para otro lado",  explica Carlos a RTVE.es. Este escritor colombiano critica que a los extranjeros les pongan tantas trabas para votar y considera que la inclusión de inmigrantes en las candidaturas es una "estrategia de marketing político" porque rara vez se les coloca en los primeros puestos.

Según informaba Efe este fin de semana, el PSOE cuenta con 586 candidatos extranjeros, siete de ellos en cabeza de lista, y el PP casi 500 candidatos en 26 provincias.

Carolina Céspedes calilfica también de "marketing sin ética" el "uso partidista de la inmigración", que a su juicio, hacen los partidos políticos. Esta boliviana no está de acuerdo con el "marketing" aunque cree que es necesario que la inmigración sea un tema de debate fuera del periodo electoral para diseñar políticas efectivas" en esta materia.

El problema surge cuando los temas pasan a ser de "agenda" para hacer de ellos un uso "publicitario". Ahí hay un "límite difícil de marcar" que depende de cada partido. Pero Carolina advierte: "No solo es responsable el político que lanza el prejuicio, sino la difusión sensacionalista de los medios que reafirman los prejuicios o sentimientos racistas o xenófobos. Hay un juego compartido lastimosamente".