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Bruselas propone medidas para que las finanzas dejen de ser "el salvaje Oeste"

  • Si las aprueban el Parlamento Europeo y los Veintisiete, entrarían en vigor en 2012
  • Propone obligar a informar de todas las operaciones con derivados financieros
  • También quiere regular las ventas a corto plazo

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La Comisión Europea ha propuesto este miércoles incrementar los requisitos de información y liquidez exigidos a los derivados negociados fuera de los mercados regulados para evitar que el mundo de las finanzas continúe siendo "un territorio del salvaje Oeste", tal y como lo ha definido el comisario de Mercado Interior y Servicios, Michel Barnier.

Un derivado financiero es un contrato entre dos partes asociado al valor futuro de  otro activo (como tipos de interés o acciones) que, en el 90% de los  casos, es negociado fuera de los mercados habituales y de la vigilancia  de los reguladores. Sin embargo, lo que ocurre en esos mercados no organizados (OTC, por sus siglas en inglés) sí repercute  después en el resto de los mercados, como las bolsas.

El volumen de derivados negociados fuera de los mercados regulados es  enorme: en diciembre de 2009 alcanzaba los 615 billones de dólares, una  cantidad que era inferior en un 10% al pico alcanzado en junio de 2008,  antes de la explosión de la crisis financiera.

"La ausencia de todo marco regulador para los derivados negociados en mercados no organizados contribuyó a la crisis financiera y a las tremendas consecuencias que aún estamos sufriendo", ha señalado Barnier.

Obligatorio informar de todas las operaciones

A su juicio, las normas propuestas por la Comisión "introducirán transparencia y responsabilidad" en este mercado para saber "quién está haciendo qué y quién posee qué", así como para impedir que "una sola quiebra desestabilice todo el sistema financiero, como ocurrió con el colapso de Lehman Brothers", ha añadido el comisario.

Para evitar que los reguladores carezcan de una visión global de lo que sucede en los mercados, la Comisión Europea propone que obligar a los centros de registro a informar de cada una de las operaciones con derivados. Además, esos registros estarían bajo la responsabilidad de la futura autoridad europea de supervisión de los mercados (ESMA).

También pretende que sea obligatorio realizar la mayor parte de las operaciones con derivados a través de entidades intermediarias autorizadas o "cámaras de compensación", que responderán de los impagos, por lo que a su vez deberán cumplir unos requisitos de capital mínimos.

Regulación de las ventas a corto plazo

Por otro lado, como parte de las iniciativas legislativas destinadas a tapar los agujeros dejados al descubierto por la crisis financiera, la Comisión Europea ha anunciado medidas para regular las ventas a corto plazo, que consisten en vender acciones que no se poseen con la expectativa de forzar su depreciación para poder comprarlas después a menor precio y ganar la diferencia.

"En tiempos normales, las ventas en corto contribuyen a la liquidez del mercado y a una fijación de precios eficiente. Pero en mercados estresados, pueden ampliar las caídas de precios, llevar a desórdenes y a riesgos para el sistema", ha explicado Barnier, quien ha garantizado que la nueva norma servirá para detectar anomalías en los mercados de deuda soberana, como las ocurridas durante la reciente crisis del euro.

Según la propuesta de Bruselas, los inversores deberán especificar si la toma de posición es a corto plazo para que los reguladores sean conscientes de ello a la hora de vigilar riesgos.

Pero, teniendo en cuenta que "la transparencia por sí sola podría ser insuficiente", la norma va más allá y permitirá a los supervisores nacionales del mercado limitar o prohibir las ventas al descubierto de acciones y seguros contra el impago de deuda (CDS, por sus siglas en inglés).

Podría entrar en vigor en 2012

Además, en última instancia y en situaciones de emergencia, este poder recaerá en la futura autoridad europea de supervisión de los mercados (ESMA), que deberá comenzar a funcionar en 2011 tras el acuerdo alcanzado la semana pasada entre el Parlamento Europeo y los Veintisiete para poner en marcha un nuevo sistema de supervisión financiera en la UE.

Con sus propuestas de este miércoles, Bruselas también desea evitar que los Estados miembros actúen por su cuenta, tal y como ocurrió durante la crisis del euro con Alemania que, tras conminar a la Comisión Europea a acelerar los trabajos, decidió prohibir ciertas ventas al descubierto, a las que se responsabilizaba del súbito encarecimiento sufrido por la deuda soberana de algunos países del euro.

De ser aprobada por los Veintisiete y el Parlamento Europeo, la iniciativa aprobada por el Ejecutivo comunitario entraría en vigor en 2012.