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El LHC vuelve a arrancar tras 14 meses de reparaciones

  • Tras un año averiado, el Colisionador de Hadrones se pone en marcha
  • El experimento trata de reproducir la partícula 'primigenia'
  • El LHC parece estar 'maldito' por los diversos contratiempos que ha sufrido

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Overview of the first element of the huge magnet of the CMS experimental site at the CERN in Cessy near Geneva
Una de las partes del LHC, el gran acelerador de partículas del CERN.

El acelerador de partículas del CERN, el Laboratorio Europeo de Física de Partículas se ha vuelto a poner en marcha tras 14 meses de reparaciones a consecuencia de una grave avería ocurrida a los pocos días de ponerse en funcionamiento.

Según informa AFP, los científicos han comenzado a inyectar partículas para hacer que den la vuelta completa a ese túnel de 27 kilómetros de largo,  situado a 100 metros de profundidad bajo la frontera suizo-francesa.

El experimento se puede seguir a través del Twitter del Centro Europeo de Investigación Atómica,  donde se cuenta la última hora de la noche en la que el gran LHC se volvió a poner en marcha.

Una vez que funcione a pleno rendimiento, presumiblemente a principios de 2010, producirá cientos de millones de choques frontales de partículas a una velocidad próxima a la luz.

El experimento trata de recrear los instantes posteriores al Big Bang

En ese momento se recrearán los instantes posteriores al Big Bang, lo que dará informaciones claves sobre la formación del universo y confirmará o rebatirá la teoría estándar de la física, basada en el bosón de Higgs.

La circulación de partículas por el Gran Colisionador de Hadrones, se hará en un primer momento a baja energía, unos 450 GeV (gigaelectrones volt), y cuando los científicos inyecten haces en direcciones opuestas se producirán, a esa velocidad, las primeras colisiones.

A partir entonces, el experimento consistirá en ir aumentando progresivamente la potencia de la circulación de los protones, hasta llegar al momento más esperado y temido por algunos: las primeras colisiones de partículas a velocidad cercana a la de la luz, lo que se calcula que podría ocurrir para enero.

Cuatro grandes detectores -también llamados experimentos- que están situados a lo largo del túnel, serán los encargados de registrar la información que produzcan las colisiones, en la búsqueda de los misterios del universo.

La partícula 'maldita' de Dios

En realidad, todo este proceso debería haber ocurrido hace más de un año, después de que en septiembre de 2008 los científicos del CERN lograran, en medio de una gran celebración, que un haz de protones diera por primera vez una vuelta completa al acelerador, y poco después que otro haz lo hiciera en dirección opuesta.

Pero una semana después de su puesta en marcha un cortocircuito y una fuga de helio causaron una grave avería que obligó a parar el experimento.

Tras más de un año de reparaciones, el LHC parecía estar recuperado para ponerse en marcha otra vez en noviembre de 2009.

Sin embargo, un nuevo revés volvía a frenar el experimento y no fue un fallo eléctrico o una gran avería.  El parón lo causaba hace unas semanas el trozo de pan que soltó un pájaro en una de las unidades de enfriamiento cuando sobrevolaba el acelerador.

En busca de la materia primigenia

El LHC ha sido diseñado para que entren en colisión los protones que circulan en sentidos opuestos a una velocidad cercana a la de la luz , con el objetivo de producir las partículas elementales nunca observadas. 

Durante sólo una fracción de microsegundo, el LHC tratará de reproducir las condiciones que prevalecían en el universo justo después del Big Bang, antes de que las partículas se asocien para formar núcleos de átomos.

Los físicos del CERN esperan poder detectar el Bosón de Higgs, una misteriosa partícula que daría su masa a todos los otros según la teoría "del modelo estándar".

La existencia de esa partícula se considera indispensable para explicar por qué las partículas elementales tienen masa y por qué las masas son tan diferentes entre ellas.

El acelerador del CERN ha tenido un coste de unos 4.000 millones de euros y su construcción se prolongó durante unos 12 años, y ha contado con la colaboración de 7.000 científicos.