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'La mujer sin piano', cine español de autor

  • La película de Javier Rebollo cuenta 24 horas en la vida de una mujer anodina
  • Es una cinta que "no es minimalista sino simple llena de detalles", según su autor
  • Es el primer papel protagonista en un largometraje de Carmen Machi
  • El jurado de la sección oficial se manifiesta contra el régimen de Ahmadineyad
  • Toda la información en el especial del Festival de cine de San Sebastián 2009

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"La mujer sin piano" compite en el Festival

Un paseo al azar por las calles de Madrid un lunes cualquiera de un marzo cualquiera a las dos de la mañana puede deparar múltiples sorpresas. Sorpresas para los ojos que sepan encontrarse con ellas. Personas que pasan. Como una mujer en la cincuentena, la mirada perdida, una maleta en la mano, los tacones resonando en el vestíbulo de una estación de autobuses.

Y de eso, que fue lo que el director Javier Rebollo se encontró un día en la estación sur de Madrid, nació La mujer sin piano, película española con la participación de TVE que se ha presentado este jueves en la sección oficial a concurso en el festival de San Sebastián.

Así como los libros pueden ser el soporte de novelas, ensayos, tratados de filosofía o poemarios, un largometraje puede ser más narrativo, conceptual, lírico¿ Y aunque Rebollo asegura que el suyo "no es un cine intelectual sino sensual", cuesta creerlo cuando se le escucha hacer de intérprete de su propio trabajo en la rueda de prensa, en un no parar de citas a cineastas minoritarios.

En La mujer sin piano, Rebollo narra veinticuatro horas en la vida de una mujer de vida anodina, que repentinamente coge la maleta y huye dando inicio a su personal odisea por las calles del sur de Madrid. En ese viaje se encontrará con un obrero polaco que se larga a su país. El final, como el de la novela de Zweig, nos habla de trenes que finalmente no pasan y de vuelta a la cordura, o a la rutina.

Rebollo quiere hacer cine de autor (si es que la expresión es exacta: ¿no eran 'autores' John Ford, Howard Hawks o Billy Wilder?), con una historia muy sencilla, "no minimalista, simple pero muy cargada, llena de detalles". El peligro es que esos detalles sólo cobren fuerza como ideas, no como imágenes, sólo cuando el mismo autor las expresa fuera de la proyección.

El mérito de intentar construir una película que huye de la superficialidad, que quiera decir cosas, es digno de alabanza. Que La mujer sin piano sea una buena película es otra cosa, y hay opiniones para todos los gustos. En cualquier caso, el cine de autor nunca ha sido para masas.

Una película turca y una de catástrofes

La otra película a competición este jueves en la sección oficial ha sido la turca 10 to 11, de Pelin Esmer. Es la historia de un viejo con el síndrome de Diógenes y el conserje de la finca donde vive. Aquel tratará de conservar su colección de periódicos y cartones mientras este quiere derruir la casa.

Una película sobre la necesidad de los recuerdos que difícilmente estará en el palmarés, aunque es muy parecida a la que ganó la Concha de Oro en 2008, Pandora's box.

Fuera de concurso, fuera del festival y fuera de toda programación, Roland Emmerich y los actores John Cusack y Chiwetel Ejiofor han pasado por la ciudad para presentar unos minutos de la película 2012, una película de catástrofes del autor de El día de mañana.

Manifestación contra el régimen iraní

Al margen de lo cinematográfico, los miembros del jurado de la sección oficial, a los que ha dirigido la cineasta iraní Hana Makhmalbaf (que presentaba este jueves Green Days, se han manifestado por la paz y la democracia en Irán en frente del Kursaal.

Cubierto el cuello con el verde que ha marcado las protestas contra Mahmud Ahmadineyad tras las elecciones de junio en el país de los ayatolás han señalado que "no queremos una bomba nuclear, sino paz y democracia", tal y como ponía en la pancarta que portaban.