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Los pilotos tienen los brazos rotos por los esfuerzos para controlar el avión

  • Los análisis revelan que los pilotos, murieron por la fuerza del impacto no por el fuego
  • El comandante avisó de un problema con el aire acondicionado, dice una superviviente
  • Las piezas del motor destruido salieron despedidas "como misiles", según los expertos

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Intentaron con todas sus fuerzas evitar la catástrofe. Los primeros análisis forenses realizados a los cadáveres del piloto y el copiloto del avión de Spanair que se estrelló el miércoles con 172 personas abordo revelan que ambos tienen los brazos rotos.

Esto pone de relieve la tremenda fuerza que tuvieron que ejercer para intentar controlar el aparato, que se estrelló poco después de despegar en el aeropuerto de Barajas. Así lo aseguran fuentes de la investigación citadas por Europa Press.

Se sabe que el piloto y el copiloto del avión murieron del fuerte impacto recibido al estrellarse la aeronave. De hecho, sus cuerpos no están calcinados y al menos uno de ellos fue rescatado de un riachuelo cercano al aeropuerto. Tal y como relataron a Telemadrid dos trabajadores del aeropuerto, José Antonio y Antonio, en el riachuelo vieron a un piloto, que identificaron por los galones.

"Hay un piloto encendido"

A medida que pasan las horas, se van destapando más detalles del accidente. Una de las supervivientes, Ligia Palomino, ha contado que el avión se tambaleaba fuertemente durante el despegue y que sospechó que no iba a conseguir remontar el vuelo. Según explica, durante el retraso del avión por avería, el comandante avisó a los pasajeros de que había "un piloto encendido" y que "no sabía de que se trataba".

En declaraciones a la Cadena Ser, esta superviviente ha añadido que el comandante del vuelo se puso en contacto con el pasaje a través de la megafonía para informar de que el aparato despegaría con retraso debido a un problema que prefería fuera revisado. "Dijo que salía un piloto encendido y que no sabía de que se trataba", añadió.

Durante la reparación del fallo los pasajeros permanecieron en el avión a pesar de que quedaron preparados dos autobuses en previsión de la necesidad de que tuvieran que desembarcar, revela Palomino. Después del arreglo de la avería el comandante volvió a ponerse en contacto con los pasajeros a los que informó de que el problema registrado tenía relación con "el aire acondicionado", dijo.

Piezas del motor, "como misiles"

Según fuentes de Aviación Civil consultadas por Efe, la tragedia de Barajas pudo deberse a un fallo en el motor izquierdo, que provocó que se rompiera por dentro. Lo más probable es que salieran piezas despedidas, que actuaron como "misiles". Estas pudieron dañar el timón de dirección de la parte izquierda del avión o el motor derecho, porque, en ese tipo de aeronave, los motores se encuentran pegados al timón en la cola.

Las mismas fuentes descartan el error humano. Tampoco creen que el fallo previo detectado en los sensores de temperatura del avión y que obligó a retrasar el despegue tenga que ver en el siniestro.

Y explican el accidente así: el piloto levantó el vuelo. Probablemente falló el motor y los pasajeros escucharon un ruido parecido a "unas latas que se mueven con algo en su interior". El comandante se dio cuenta y empezó a corregir, pero en ese momento algo pudo dañar la dirección, se quedó sin control y el avión cayó del ala derecha.

El avión ya había alcanzado la velocidad de 'no retorno', punto crítico en el despegue, y volaba a una altura de 50 metros, tal y como ha confirmado la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. El impacto contra el suelo fue tan brutal que se partió en dos.

Las cajas negras que se han recuperado ayudaran a "reproducir lo sucedido". Pero para eso, según ha explicado en el Canal 24 Horas el decano de el colegio oficial de pilotos, Javier Martín Sanz, "pueden pasar meses".