Enlaces accesibilidad

Birmania podría sufrir carencia de arroz durante 24 meses por el paso del ciclón Nargis

  • El tifón ha arrasado las regiones que producen el 65% del grano
  • La contaminación de las aguas podría obligar a racionar la comida seis meses
  • Un cuenco de arroz vale tres euros, el doble que antes de que el agua anegara el campo
  • La situación podría desembocar en un levantamiento popular como el de hace meses

Por

Podría faltar arroz suficiente para comer durante los dos próximos años y, al menos, habrá que racionarlo durante seis meses. Birmania, antaño el mayor productor de este cereal del Sudeste Asiático, sufrirá una grave carencia de grano tras el azote del tifón tropical Nargis.

La falta de arroz afectará a toda la región, lo que agravará la actual crisis alimentaria. El ciclón ha arrasado las zonas donde se hallan más de dos tercios de los cultivos de la antigua Birmania.

Las agencias internacionales de ayuda humanitaria han advertido de que la tragedia causará una todavía mayor escasez de alimentos para los 53 millones de birmanos. La mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.

El área más devastada por el huracán -las regiones de Irrawaddy, Pegu y Rangún y los estados Karen y Mon- produce el 65% del arroz del país.

El último balance oficial de la Junta Militar, que gobierna Birmania desde 1962, es de 22.500 muertos y 42.000 desaparecidos, pero un oficial ha afirmado que sólo en la región Labutta han fallecido 81.000 personas. EE.UU eleva la cifra hasta los 100.000.

Hasta el momento, Birmania satisfacía su demanda doméstica y se mantuvo a salvo de la crisis por el aumento del precio del grano en el mercado internacional que afecta a las naciones vecinas.

Sin embargo, los devastadores efectos de Nargis sobre los arrozales birmanos llevarán a una carencia generalizada que podría prolongarse hasta 24 meses, según datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas.

Además, la falta de medios e infraestructuras ha generado en los últimos años un dramático descenso en la producción de arroz.

De esta forma, el ciclón prácticamente no afectará al precio del grano en el mercado internacional, pues Birmania consume casi todo el arroz que produce.

Racionamiento durante seis meses

Por otra parte, el PMA también ha alertado de que los arrozales del delta del río Irrawaddy se verán perjudicados por la salinidad y las aguas contaminadas de las inundaciones de Nargis. Una situación que obligará a racionar la comida al menos al menos durante los próximos seis meses.

De momento, el ciclón ha disparado los precios de los alimentos básicos y del combustible, cuando los ciudadanos de Birmania soportaban ya el peso de la creciente inflación y avistaban la quiebra de su país.

Sube el precio del arroz y la gasolina

Antes de que las aguas anegaran miles de hectáreas de arrozales, un cuenco de arroz (la ración diaria habitual de una familia) costaba en cualquier comercio 800 kyat, el equivalente a 2,5 dólares (1,6 euros) y 90 centavos en el mercado negro. Los birmanos pagan hoy, por la misma ración 1.600 kyat, el doble.

Pero no sólo el arroz sube, también lo hace la gasolina. Llenar el depósito con unos 10 litros de combustible cuesta el doble del salario diario de un obrero.

Levantamiento popular

La escasez de alimentos, unida a los cada vez mayores precios de todos los artículos de primera necesidad, puede provocar un nuevo levantamiento contra la Junta Militar como el del pasado septiembre, que comenzó con protestas pacíficas por el incremento del coste de los combustibles.

En aquella ocasión, el descontento escaló cuando las marchas empezaron a estar lideradas por los monjes budistas, antes de que los soldados birmanos sofocaran las marchas a golpes y tiros.

Ocho meses después, el Gobierno admite 15 muertos en su represión de las manifestaciones, pero la disidencia calcula que al menos 138 personas perdieron la vida.

Birmania (Myanmar) está gobernada por los militares desde 1962 y no celebra elecciones democráticas desde 1990. Aquel año el partido oficial fue aplastado por la oposición liderada por la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, unos comicios cuyos resultados jamás fueron reconocidos por el régimen de los generales.