Mientras juega al pilla-pilla en el patio de la escuela con sus amigos, Simon corre hacia el tronco de un árbol y se da un gran golpe en la cabeza. La profesora llama a su madre y le dice que lo deben llevar al hospital para que le hagan radiografías, por si acaso.

Simon está harto y cansado de que Gaspard siempre vaya y le cuente chismes a papá. Pero que le llamen chivato no le agrada nada a Gaspard. Los dos hermanos se pelean por eso y se pone peor cuando derraman el frasco de líquido jabonoso que hace burbujas que les dieron a la hora de la merienda

En la escuela, Simon está muy emocionado porque el abuelo Carlos vendrá para quedarse con ellos. No puede esperar a verlo. ¡Fue el abuelo Carloss quien le enseñó a jugar al fútbol y a contar! Pero una decepción le espera en casa: Simon tendrá que esperar un poco más al abuelo.

Hoy es el cumpleaños de Fernando y él decide a qué juego van a jugar sus amigos con él en el patio de la escuela. ¡Fútbol! Simon sigue el juego y deja que Fernado marque un súper gol. Pero a medida que avanza el día, Fernando aprovecha cada vez más los privilegios de su cumpleaños.

Esta mañana nieva mucho y para llegar a la escuela, papá sugiere a Simon ir en trineo. ¡Súper idea! ¡Y si llega temprano, podrá tener una pelea de bolas de nieve con sus amigos antes de que comience la clase! Pero el camino a la escuela está plagado de pequeñas trampas...

Simon va a pasar la noche en casa de Fernando. Los dos amigos juegan hasta la hora de dormir. Mientras juega, Simon descubre una cómoda en el pasillo con muchos juguetes divertidos. Los dos conejitos se duermen enseguida, pero Simon de despierta porque tiene que hacer pipí...

Simon, con una máscara de monstruo, asusta a Gaspard pero papá ni se inmuta, y es que: ¡papá no le tiene miedo a nada! Eso es imposible, piensa Simon que decide, junto con Gaspard, intentar asustar a papá. Pero no funciona con una araña, o con el disfraz de fantasma súper aterrador...

Papá se ha hecho daño en la espalda el día que tenía un millón de cosas que hacer en la casa. Afortunadamente, puede contar con sus dulces y pequeños conejitos para ayudarle.

Después de que la abuela les cuente un cuento de dragones a la hora de acostarse, Gaspard no puede conciliar el sueño. Empieza a tener pesadillas y despierta a Simon, ¿y si los dragones realmente existieran?

En el patio de de los abuelos, Simon descubre una vieja figura que perteneció a mamá cuando era niña. Cuando mamá lo ve, comienza a recordar el pasado. Recuerda que también escondió un tesoro y Simon ya está imaginando toneladas de diamantes en el cofre del tesoro.

Simon y Gaspard están jugando a los bomberos en el patio. Papá les hace dos cascos de bombero y van rociando las plantas fingiendo que están en llamas. Fernando se une a ellos y como tiene un casco de bombero de verdad se declara jefe de bomberos...

Mañana Simon y sus compañeros tendrán que nadar todo un largo de la piscina y el que gane recibirá una medalla. Simon está seguro de que puede hacerlo hasta que se encuentra con Fernando, que le dice que de ninguna manera, nunca podrá nadar tanto, porque la piscina es demasiado grande.

En la escuela, Simon, Lea y Fernando se han inventado un nuevo súper mega juego que combina las reglas de diferentes juegos, se llama "Pila-Pilla Pelota". De camino a casa, Simon se lo cuenta a Gaspard y deciden jugar al nuevo juego, pero Gaspard cambiará las reglas.

Toda la familia se va en bicicleta a dar un paseo al lago para hacer un picnic. Simon está extasiado, pedalea super-rápido. Pero luego llega a una colina, que es demasiado empinada. Tiene que bajarse de la bicicleta y empujarla colina arriba. Pfffff, que fastidio.

Simon juega en la playa con Gaspard, empujándolo a través del agua con su flotador de patito. Pero cuando María aparece y le propone jugar a la pelota, no puede negarse. ¡Vuelvo enseguida! le dice a Gaspard.

Simon ha pedido a Papá Noel una nave espacial para Navidad. En el parque, su balón de fútbol se pincha, y ya no podrá jugar al fútbol con Gaspard. Y ¿Si pudiera cambiar su deseo navideño y pedirle a Santa un balón de fútbol en lugar de una nave espacial?

En el parque, Simon y Fernando están disfrazados de Super Conejo y Super Fern y buscan una misión que cumplir. Pero los otros conejitos no saben qué pedirles, excepto misiones súper tontas como ir a buscarles un plátano o llenar un cubo de agua. ¡Pero eso no son misiones para un super héroe!.

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