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Vuelta 2020 | Etapa 18

Un final soñado para la Vuelta a España más extraordinaria

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Vuelta 2020 | Roglic pone el broche a la Vuelta del COVID

Cuando Mauro Vegni, director del Giro de Italia, declaró en medio de las carrera transalpina que no quisiera estar en la piel de Javier Guillén, director de la Vuelta a España, muchos coincidieron en el pensamiento con el italiano.

España en esos días surfeaba como podía la segunda ola de la pandemia de COVID-19 y una gran vuelta de tres semanas se disponía a comenzar en Irún.

La 75ª edición había pasado de ser la de los cuatro países del día de su presentación a la de un país más el Tourmalet en octubre.

Los nervios se palpaban en la víspera del arranque

La tensión y los nervios se palpaban en los días previos en Irún. La organización de la carrera no quería ser la única incapaz de concluir después de que Tour y Giro pisaran París y Milán, respectivamente. La burbuja de carrera tenía que ser infranqueable los próximos 20 días y afortunadamente así ha sido.

Los ciclistas cumplieron, no solo con las normas sanitarias, también con su compromiso en carrera. Quedó patente desde el primer día, con la victoria de Roglic en Arrate.

En orden de preocupaciones para organizadores, participantes, prensa y aficionados se situaba primero el coronavirus y después la meteorología. Había cierto miedo a situarse con la mente en el Tourmalet a finales de octubre o en L’Angliru a principios de noviembre.

En la tercera etapa, en aquella fría meta de la Laguna Negra de Soria, los medios de comunicación buscaban cobertura como podían para informar del rumor levantado de que la carrera no llegaría al mítico Tourmalet. Otro revés que la dirección ha tenido que sortear sobre la marcha.

Finalmente Formigal ofreció muchísimo más de lo que aparentaba. Ese día la carrera superó su particular Rubicón.

La Vuelta sin público ha sido diferente, para bien y para mal

A partir de entonces todos los que viajábamos con la Vuelta de manera itinerante dejamos atrás todas las dudas de que se llegaría a Madrid.

La pelea de los ciclistas continuó acompañando, inolvidable la pelea entre Roglic y Carapaz en Moncalvillo y de aplaudir la valentía del Movistar, y el sol, además, que parecía no querer perderse cada etapa.

La ambición de Roglic le hacía ganar etapas gracias a su velocidad en el último kilómetro y provocó incluso un plante comandado por Chris Froome. Otra imagen para almacenar.

Asturias nos dejará en el recuerdo la imagen de sus legendarios puertos vistos desde el helicóptero. Sin público, este deporte parece otro y se vive de manera descafeinada pero al menos las imágenes para los operadores de cámaras aparecen solas y exuberantes. Aún más en otoño.

Ézaro parecía que decantaba la Vuelta pero la guinda del pastel fue La Covatilla. El ataque de Carapaz y la polémica que se generó por esa rueda amiga del Movistar a la que se agarró Roglic en sus peores momentos.

En Madrid se cruza la meta y se quedan atrás todas las penurias vividas por unos y otros. No solo la Vuelta ha dado una lección al mundo de cómo se deben hacer las cosas de manera pluscuamperfecta, España entera y el aficionado español lo han conseguido.

No la fastidiemos ahora, que la Vuelta 2021 llega en poco más de diez meses.