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El último paseo de Armstrong en París

  • El heptacampeón se despide de su carrera en un discreto 23º puesto
  • Apartado de la lucha por la general, no ha podido resarcirse con una etapa
  • Por querer promover su fundación, retrasó la salida del pelotón
  • No volverá a disputar una gran Vuelta, pero seguirá compitiendo en 2011

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Lance Armstrong se despide de la carrera francesa, que ha ganado en siete ediciones.
Lance Armstrong se despide de la carrera francesa, que ha ganado en siete ediciones.

Lance Armstrong ha puesto este 25 de julio de 2010 pie a tierra por última vez en el Tour de Francia. El heptacampeón del Tour de Francia, el dominador indiscutible de la carrera francesa, todo un personaje para la historia del ciclismo, ha dado sus últimas pedaladas, y deja tras de sí una historia casi inmaculada en su palmarés, pero no exenta de polémica.

Genio y figura, sabedor de su gancho mediático, Armstrong fue aún capaz de tener todo el pelotón pendiente de él porque quiso salir en el día de su despedida con el maillot de su fundación y los jueces le obligaron a cambiárselo y ponerse su dorsal, el '21', en lugar del '28' que llevaba, en referencia a los 28 millones de enfermos de cáncer del mundo.

Ante la petición de los árbitros, Armstrong y sus compañeros se  bajaron de la bicicleta y se quitaron los maillots negros de la  fundación del corredor (Livestrong) para ponerse los dorsales con  imperdibles.

Esta escena se produjo en una acera, durante el recorrido  neutralizado, con Armstrong sentado y los fotógrafos pendientes del  séptuple ganador del Tour, el canto del cisne de un campeón que se resistió a dejar de serlo y que ha disputado su última carrera de tres semanas a las afueras de París, el escenario en el que se vistió una y otra vez con el amarillo de los campeones.

En esta su segunda temporada desde que regresó al ciclismo profesional tras una retirada de tres años, no ha podido repetir el tercer puesto en el podio de los Campos Elíseos con el que concluyó la carrera en 2009. 23º en la general, a 39 minutos y 20 segundos del campeón, Alberto Contador, no ha podido rubricar su última grande con una actuación para recordar, a pesar de que lo intentó.

"Hubiera podido decir que me había caído dos veces y encontrar una  docena de excusas que no me hubieran llevado a ningún sitio", señaló  después de terminar su última etapa en el Tour de Francia."

Pero "no podía abandonar. Deportivamente no he corrido como me hubiera gustado. Pensé que estaba preparado, y comencé bien, pero luego pinché en el pavés, llegaron las caídas. En la primera de ellas no perdí tiempo, pero no me pude recuperar totalmente, pero en la segunda ya recibí el golpe definitivo", señaló el jefe de filas del Radioshack, el equipo que creó a su imagen y semejanza y dirigido por su patrón, Johan Bruyneel.

Increíble gafe en el adiós del campeón

A sus 39 años ha sufrido en la bicicleta como nunca, y tal vez innecesariamente, pero con auténtica casta de campeón, ni cedió ni abandonó, cosa que hubiera hecho cualquier otro viejo campeón en su lugar.

Pero ningún otro viejo campeón habría decidido volver al ciclismo profesional habiéndolo dejado en lo más alto, y menos con la motivación con la que lo hizo el tejano, difundir su fundación 'Livestrong' y promover la lucha contra el cáncer, el mayor rival que ha derrotado el ciclista estadounidense.

Condenado a ceder el protagonismo desde la octava etapa, en Morzine-Avoriaz, por sus desafortunadas caídas -se cayó hasta en una salida neutralizada-, cambió el objetivo de luchar por la general por el de ayudar a su equipo, el Radioshack, que, por otra parte, no supo encontrar otro líder entre el elenco que presentó en la salida del Tour en Rotterdam -sus alternativas, Levi Leipheimer y Andreas Klöden, no pasaron de los puestos 13 y 14 en la general, respectivamente-, aunque el equipo estadounidense se despide como el mejor en la clasificación por conjuntos.

No se arredró por eso, e intentó una victoria de etapa con la que poner su marca en otra edición del Tour, pero cuando más cerca estuvo de conseguir una victoria de etapa, también se le escapó por unos pocos kilómetros.

Todo ha sido extraño e inusual en la carrera porque Lance ganó siete  veces la "grande boucle" sin un solo rasguño, escapándose casi milagrosamente de caídas e infortunios, y en este Tour de Francia ha besado el suelo hasta  cinco veces.

Camino de Arenberg ya sufrió un pinchazo que le hizo perder cincuenta y  cinco segundos respecto a Contador. En el colmo de la mala suerte, un  espectador quiso ayudarle y le empezó a desmontar la rueda trasera  cuando se le había averiado la delantera.

La ley de Murphy, según la cual cuando algo va mal siempre  es susceptible de empeorar, se ha cebado con él durante todo el año  2010. Ya se retiró por una gastroenteritis del Circuito de La Sharte y  tuvo que abandonar la Vuelta a California a causa de un gravísimo  percance que sufrió en la cuarta etapa.

Además, su compatriota Floyd Landis le acusó en mayo de haber utilizado  productos prohibidos durante su carrera deportiva e implicó a otros  ciclistas, entre ellos al propio Armstrong, y en los primeros días ha tenido que luchar con ese sambenito, que también se convirtió en acoso en 2009 cuando decidió emerger del pasado y volve r a la carrera.

Se despide, pero no se jubila

Con la retirada de Armstrong, se viene a escenificar el relevo generacional de una época en el ciclismo, la del dominador  del Tour de 1999 a 2005, que deja paso a un reciente y compartido  imperio español, iniciado por el triunfo casi accidental de Óscar  Pereiro en 2006, continuado por Contador, relevado por Sastre en 2008 y  de nuevo retomado por el ciclista de Pinto en 2009 y 2010. Llega la edad  también de los Schleck, Wiggins, Kreuziger y demás, que sustituyen como  aspirantes a los Basso, Evans, Sastre o incluso Leipheimer.

Sin embargo, en lo que respecta a Lance Armstrong, aún no se ha escrito la última palabra. Competitivo, deportista hasta el final, ha corrido maratones con marcas asombrosas, y no va a dejar de competir drásticamente porque la inactividad no va con él. "Me gustaría darme una oportunidad en el triatlón", ha dicho quien ya fue campeón de Estados Unidos de esa especialidad con 17 años.

De hecho, seguirá en el ciclismo, ha dicho hace unos días, pero no volverá a disputar una gran vuelta por etapas, un Giro, una Vuelta y, desde luego, un Tour. Se dedicará a carreras de una semana, en las que su experiencia le resultará más favorable a medida que su físico no es, naturalmente, el de antes.

Sea cual sea su futuro cercano, seguro que no es la última vez que escribimos una noticia de Lance Armstrong, el ciclista.