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Francesc, de 54 años, ha sufrido dos infartos y tres ictus desde 2020. Aunque cuenta con el aval médico y del Comité de Evaluación de la Generalitat, su padre recurrió y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha decidido que su muerte asistida deberá ir a juicio. Este es el segundo caso en las últimas semanas. Desde la plataforma Derecho a Morir Dignamente Cataluña critican la instrumentalización de los tribunales para dilatar los plazos, lo que erosiona el derecho a la eutanasia. En marzo, una jueza de Barcelona avaló la muerte asistida de una joven de 24 años, a pesar de la negativa de su padre.