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En el hospital Nasser, en Jan Yunis, decenas de bolsas de plástico con cuerpos palestinos entregados por Israel se apilan a la espera de un nombre. Solo llevan un número. Las autoridades sanitarias de Gaza han asegurado que muchos presentan signos de tortura y mutilación, lo que complica su identificación en un territorio sin medios para realizar pruebas de ADN.

Entre los pasillos del hospital, madres y familiares buscan entre fotografías proyectadas alguna pista que les devuelva a los suyos. Algunos cuerpos fueron hallados con las muñecas atadas, lo que apunta a que podrían haber muerto bajo custodia israelí; otros, según las autoridades locales, serían víctimas directas de los bombardeos.

El acuerdo de alto el fuego incluía también un canje de cadáveres: 15 cuerpos palestinos por cada rehén israelí fallecido, el intercambio más doloroso de un proceso que intenta sostener una paz aún frágil.

Foto: OMAR ASHTAWY

En una Gaza devastada, las familias comienzan a levantar tiendas entre los escombros de lo que fueron sus hogares. Los niños estudian sobre el polvo y celebran el alto el fuego, aunque la calma es frágil. En los últimos días se han multiplicado los ajustes de cuentas entre Hamás, milicias rivales y supuestos colaboradores de Israel. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha advertido que, si Hamás no cumple, "alguien intervendrá", en referencia a Israel.

Mientras tanto, los cuerpos de palestinos que Israel ha devuelto como parte del acuerdo muestran signos de tortura, según las autoridades gazatíes. Hay más de un centenar de cadáveres sin identificar, muchos con manos atadas y ojos vendados. Las familias buscan a los suyos entre fotografías y listas. La ayuda humanitaria apenas avanza; los camiones del Programa Mundial de Alimentos logran entrar por el cruce de Kerem Shalom, pero las carreteras destruidas bloquean el acceso al norte de la Franja.

Foto: REUTERS

Los cadáveres de palestinos asesinados en prisiones israelíes tenían los ojos vendados, heridas de bala y podrían haber sido atropellados por tanques, según el ministerio de Salud de Gaza, que insiste en que identificar los cuerpos es extremadamente difícil. Las familias ven fotos de cadáveres no identificados en una pantalla. Es todo lo que tienen para reconocer a sus seres queridos.

La entrega de cadáveres enfrenta a Hamás e Israel. La milicia palestina sigue buscando bajo los escombros los 19 cuerpos que ha prometido devolver. Responsabilizan a Netanyahu de los retrasos en la entrega. Dicen que los ataques de Tel Aviv han destruido los túneles y edificios donde estaban.

Turquía ha anunciado que enviará a más de 80 expertos en rescate, y Estados Unidos estudia recompensar a los palestinos que ayuden en la búsqueda de rehenes. Para Israel es una excusa de Hamás. Netanyahu dice que la milicia está incumpliendo el acuerdo de paz. Mientras, Trump confía en que la primera fase salga adelante y ahora dice que no es necesaria una intervención estadounidense sobre terreno.

La tensión escala y la comida que entra en Gaza sigue siendo insuficiente para cubrir las enormes necesidades que tiene la población.

Diez días después del alto el fuego, Husam y su familia regresan a su hogar en la Franja de Gaza. Su casa aún resiste, pero alrededor solo queda destrucción: donde antes había edificios y mercados, ahora se extiende un paisaje de ruinas. “Solía tomar café aquí… pero la escena es horrorosa”, dice Husam desde su balcón.

En medio del caos, un hospital sigue funcionando con recursos mínimos. “Tratamos heridas por explosiones y balas; falta de todo”, cuenta un médico extranjero. Las familias carecen de agua, alimentos y medios para cocinar. Pese a la tregua, la vida sigue suspendida entre la desesperanza y la duda de si realmente se puede volver a empezar.

Los cuerpos de los dos últimos rehenes israelíes han llegado a Israel mientras continúan las tareas para localizar a los otros 19 cadáveres en Gaza. La búsqueda avanza lentamente entre los escombros y bajo la presión del Gobierno israelí y de las familias, que han comenzado a enterrar a los que ya han sido identificados.

Estados Unidos ha ofrecido recompensas a los gazatíes que ayuden a encontrar los cuerpos y ha insistido en que la demora no rompe el acuerdo de paz, pese a que Israel la usa como argumento para restringir la entrada de ayuda humanitaria.

Foto: ABIR SULTAN

Manifestantes encima de marquesinas, contenedores quemados y cargas policiales. Son algunos de los incidentes en las protestas de Barcelona. Ha sido el colofón de una manifestación multitudinaria y mayoritariamente pacífica, en la jornada de huelga en apoyo al pueblo Palestino.

En Valencia, tensión y cargas policiales para dispersar la concentración a las puertas del estadio donde el Valencia Basket juega un partido de la Euroliga contra otro equipo israelí.

Foto: David Zorrakino / Europa Press

La entrega e identificación de los cadáveres, tanto israelíes como palestinos, es una de las principales acusaciones que se lanzan tanto Israel como Hamás sobre el incumplimiento del acuerdo para Gaza. Tel Aviv ha denunciado que Hamas solo ha entregado 7 de los 28 cuerpos que retiene. Del lado palestino, hay quejas parecidas.

Otro problema es la entrada de ayuda humanitaria. Israel ha anunciado el retraso de la apertura del paso de Ráfah hasta la entrega de los cadáveres restantes, pero también ha exigido la desmilitarización de la Franja y el desarme de Hamas. Por su parte, las autoridades del enclave han denunciado que los israelíes siguen con sus bombardeos en algunos puntos de la región, lo que ha provocado la muerte de varias personas.

Foto: AP

Miles de personas continúan en las calles durante demostrando su apoyo a Palestina, en algunos casos con incidentes y cargas policiales en Valencia, o Barcelona, donde han volcado y quemado contenedores. Varios manifestantes han subido encima de marquesinas en las protestas de la Ciudad Condal.

Este ha sido el colofón de una manifestación multitudinaria, mayoritariamente pacífica, en la jornada de huelga en apoyo del pueblo Palestino. Manifestantes explican a TVE que "este acuerdo de paz lo consideramos una pantomima" y "una tregua ficticia".

En Valencia se han producido cargas policiales para dispersar la concentración a las puertas del estadio donde el Valencia Basket juega un partido de la Euroliga contra otro equipo israelí. En Manresa, los manifestantes han cortado las vías del tren en protesta por el partido de baloncesto entre el equipo local y uno israelí.

En Madrid, esta tarde, miles de personas han reclamado la ruptura de relaciones con Israel. Según la secretaria de acción social de CGT Confederal, Carmen Arnaiz, "no se puede hablar de final de un conflicto si no hay justicia".

Además de la huelga general convocada por CGT, UGT y CC.OO. han convocado paros parciales en centros de trabajo y concentraciones en las principales ciudades por la mañana. El secretario general de CC.OO., Unai Sordo, afirma "que hay que abrir un verdadero proceso de paz, un proceso político".

Imagen: EUROPA PRESS / DAVID ZORRAKINO

Los políticos ‘juniors’ han debatido los temas más candentes de la actualidad en el informativo '24 Horas de RNE'. En la tertulia han participado Víctor Camino, diputado del PSOE por Valencia en el Congreso; Tesh Sidi, diputada de Más Madrid (Grupo Sumar) en el Congreso de los Diputados; Miriam García Navarro, senadora del PP por Albacete y Júlia Calvet, diputada de Vox en el Parlamento de Cataluña y portavoz Nacional de Juventud de Vox.

Entre los temas a debate, los políticos han analizado: la amenaza de Donald Trump a España con imponer aranceles ante la negativa del Gobierno a aumentar el gasto en defensa, la segunda fase de la reconstrucción de Gaza, el primer trámite para blindar el aborto en la Constitución y el plan de migración presentado por el PP.

Trump ha asegurado este martes que ya ha comenzado la segunda fase de su plan para Gaza, pero las partes se acusan ya de incumplirlo.

En Israel, las familias de los rehenes meten presión a su Gobierno para que suspenda la aplicación del acuerdo si Hamás no entrega los cuerpos de todos secuestrados asesinados. El ejército israelí ha tiroteado a varios gazatíes porque argumentan que habían cruzado una línea prohibida. Por su parte, desde Hamás, acusan a Israel de violar el alto el fuego con sus ataques.

En los últimos dos años de masacre en Gaza, han sido pocas, por no decir ninguna, las veces que israelíes y palestinos han compartido motivos para celebrar. Sin embargo, el anuncio de alto el fuego y el intercambio de rehenes y prisioneros lo han hecho posible. Con todo, y pese a los grandes de anuncios del presidente estadounidense, Donald Trump, el acuerdo firmado el lunes en Egipto no es más que una declaración de intenciones.

Sobre el terreno, y ante el retroceso de las tropas israelíes, Hamás ha retomado el control y ha ajustado cuentas con milicias rivales. También ha condicionado su desarme, uno de los puntos de la segunda fase del acuerdo, a la retirada total de las tropas israelíes, que siguen ocupando más de la mitad de la Franja. De momento, el alto el fuego puede ser tan frágil como el firmado con Hizbulá en noviembre del año pasado.

Foto: EYAD BABA/AFP

Aunque solo ve escombros y destrucción en Ciudad de Gaza, Saheed ve el plan de paz como una pequeña esperanza. "Espero que nos de seguridad, estabilidad y reavive la economía porque estamos cansados", asegura. Sin embargo, otros, como Ramzi, no lo ven de la misma manera. "Ese acuerdo solo beneficia a Israel, seguiremos oprimidos", dice. Ahmed, que vive en una mísera tienda de campaña en mitad de la nada espera que el alto el fuego sirva para que los gazatíes vuelvan a sus hogares, pero lo que encuentran al llegar es todo menos hogar.

Foto: Eyad BABA / AFP

Diego Checa, doctor en Historia y especialista en paz internacional y gestión de conflictos de la Universidad de Granada, ha visitado Mediodía RNE para analizar las cuestiones que se plantean tras la firma del acuerdo de paz entre Hamás e Israel. El experto asegura que "esta paz podría durar si existiera voluntad política por parte de la comunidad internacional de hacerla respetar". La cuestión es que "plantea los mismos problemas que presentaba la paz que se intentó cerrar en el proceso de Oslo y en años posteriores", una paz basada en la idea de la construcción de un Estado palestino democrático junto al Estado de Israel. Checa cuestiona la capacidad de decidir de la población palestina por parte de la comunidad nacional: "Es una paz impuesta". Afirma que desde el ámbito internacional tienen que "hacer valer las instituciones y los acuerdos a los que se alcanzan" y concluye que mientras no sea capaz de evitar que Israel no cumpla con los compromisos para alcanzar una "paz justa, duradera y aceptable por todos", "la paz tiene muchos problemas para mantenerse".