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A China hay que conocerla para mantener relaciones y presionarla donde a Europa le convenga. Es lo que opina el que fuera embajador de España en Pekín durante seis años Rafael Dezcallar, que analiza el crecimiento de China en un ensayo que describe las fortalezas y debilidades del que llaman El Gran Dragón." No podemos permitirnos el lujo de no conocer a China porque China está en todas partes (...) No hay que demonizarla: necesitamos entender a China para saber cómo oponernos a ella cuando haga falta, pero colaborar con ella cuando sea posible", afirma en una entrevista a TVE.

Foto: EFE/EPA/ALEX PLAVEVSKI

Lisboa llegó a llamarse la ciudad de los tuktuks, por los millones de turistas que la visitan cada año y se suben a estos pequeños vehículos de tres ruedas para ver y escuchar lo que les cuentan de la ciudad de Pessoa y sus fados. Pero en diez años, se han multiplicado y ya hay más de mil sin regulación. Muchos no hablan portugués.

El Ayuntamiento acaba de publicar una nueva normativa: prohibido tuktuks por el centro histórico y quien quiera vender sus servicios como guía tendrá que conocer, al menos, el idioma. Los tuktuks no desaparecen, pero sí se reducen. No podrán vender su servicio parados en la calle y solo podrán aparcar en zonas reguladas los que avalen una formación con turismo.

En la entrada de Buchenwald se puede leer un mesaje macabro: "A cada cual lo suyo". "Lo suyo" era la vida para los que estaban fuera y el camino hacia la muerte para los de dentro. Entre ellos más de 600 españoles. La mayoría eran republicanos exiliados durante la Guerra Civil que huían del fascismo. Se sumaron a la resistencia francesa y acabaron detenidos por los nazis, que los convirtieron en esclavos.

Había presos de 50 nacionalidades. Judíos, personas gitanas, homosexuales... victimas de la barbarie ante el silencio de los que permitieron callando. A pocos kilómetros de la ciudad de Weimar, símbolo del esplendor cultural de Alemania estaba el infierno. 56.000 personas murieron de forma cruel, inhumana, en manos de los nazis.

Ciudadanos y políticos de toda Europa han reivindicado la memoria ante el ascenso de las fuerzas ultras.

Foto: JENS SCHLUETER/AFP

Puesta en escena muy pensada ante la cúpula de Los Inválidos donde está la tumba de Napoleón, y gran organización con autobuses que han traído a los que viven fuera de París, pero aun así, el apoyo mayoritario que dan las encuestas a la ultraderecha de Agrupación Nacional no es proporcional a la participación en este acto, en el que Marine Le Pen ha reiterado que su sentencia "no es una decisión judicial, sino política"; se ha comparado con Martin Luther King, y ha asegurado que no va a renunciar a presentarse a las elecciones presidenciales dentro de dos años.

Su segundo, Jordan Bardella, ha proclamado que la sentencia de Le Pen ha ejecutado al Estado de derecho y a la democracia, un mensaje que también han enviado Santiago Abascal, Javier Milei u Viktor Orban.

El mitin de Marine Le Pen, que se ha celebrado con un gran despliegue militar, ha movilizado también a una parte de las izquierdas y de los macronistas que han querido contrarrestar, han dicho, el mensaje victimista de Le Pen.

En la plaza de la República, 3.000 personas, según la policía, han mostrado su rechazo a la extrema derecha en una concentración convocada por Los Verdes y apoyada por la radical Francia Insumisa.

Foto: JULIEN DE ROSA / AFP

Rusia continúa su ofensiva sobre Ucrania. Al menos una persona ha muerto y tres han resultado heridas esta noche en Kiev por ataques aéreos. Otras regiones del país, como Mikolaiv, al sur, también se han visto afectadas por los misiles rusos. Foto: Ukrainian Emergency Service via AP

Marine Le Pen ha protagonizado un acto ante miles de seguidores en París en el que ha asegurado que no va a "bajar los brazos" pese a la condena por corrupción que la inhabilita por cinco años y le impedirá presentarse a las presidenciales de 2027 a no ser que se resuelva antes la apelación.

"No ha sido una decisión de la Justicia, ha sido una decisión política", ha clamado la líder de la Agrupación Nacional (RN, en francés), entre las ovaciones de militantes y simpatizantes del partido.

Foto: Marine Le Pen (JULIEN DE ROSA/AFP)

Es el momento en el que el papa Francisco accedía a la plaza de San Pedro, sorprendiendo a los miles de fieles que asistían a la misa por el Jubileo de los Enfermos.

En silla de ruedas, con oxígeno y acompañado de su enfermero personal, el pontífice ha subido al altar. Tras la bendición del arzobispo y un pequeño problema técnico, ha dado las gracias y deseado feliz domingo a todos.

Francisco ha bendecido a los fieles, entre ellos, personal sanitario, a quienes agradecía su labor en un mensaje leído durante la homilía. También personas enfermas, a quienes, asegura, entiende muy bien en estos momentos.

Es la primera aparición del papa Francisco tras recibir el alta hospitalaria. Durante 38 días estuvo ingresado en el Hospital Gemelli de Roma. La Santa Sede ha asegurado que está mejor poco a poco, pero que su salud sigue siendo delicada.