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Pablo Iglesias afronta su "segunda vuelta electoral" con el 'sorpasso' al PSOE en la cabeza

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Pablo Iglesias, secretario general de Podemos y candidato a la Presidencia del Gobierno.
Pablo Iglesias, secretario general de Podemos y candidato a la Presidencia del Gobierno.

Fecha y lugar de nacimiento: 17 de octubre de 1978 (Madrid).

Estado civil: Soltero.

Formación: Doctor en Derecho, CC. Políticas y de la Adminitración. Master en Humanidades y Comunicación.

Idiomas: Inglés e italiano. Aprende francés.

Mucho ha llovido para Pablo Iglesias en estos últimos meses. Una corta legislatura en la que, por primera vez, se ha sentado como diputado en el Congreso. En tan solo medio año, el líder de Podemos se autoproclamó vicepresidente de un hipotético Gobierno en coalición con el socialista Pedro Sánchez, para luego 'dimitir' de ese cargo fantasma con el fin de facilitar la formación de un Gobierno que nunca llegó. Además, ha tenido que gestionar una crisis interna de partido con su número dos, Íñigo Errejón, como principal damnificado; y acordar una fórmula de coalición con IU, partido con el que ahora se presenta bajo el nombre Unidos Podemos y como cabeza de lista a las nuevas elecciones generales del 26J.

Ya es costumbre en Pablo Iglesias (Madrid, 1978) correr, y mucho, en política. En 2013 era un anónimo profesor de la Universidad Complutense de Madrid vinculado a movimientos sociales, ciudadanos y antiglobalización; en 2014 fundó Podemos y, solo un año después, tras ir escalando los peldaños de dos en dos en elecciones europeas, municipales y autonómicas, colocó a la formación morada como tercera fuerza política del país, sumando más de 5 millones de votos, a tan solo 341.316 votos de distancia con el PSOE.

Ahora, junto a IU, ha iniciado la carrera electoral para el 'sorpasso' al PSOE en esta "segunda vuelta electoral", como Iglesias prefiere llamar a la nueva cita con las urnas. El último barómetro electoral del CIS, publicado horas antes del arranque de campaña, sitúa a esta confluencia por encima de los socialistas en número de votos y de escaños. La mayoría de encuestas en precampaña han apuntado como cierta la posibilidad de que el adelantamiento al PSOE sea real, algo inédito e histórico en España y que, muy probablemente, sumiría a los socialistas en una profunda crisis difícil de cuantificar. Preguntado constantemente por este 'sorpasso', Iglesias, ambicioso, siempre dice: "Sorpasso, sí, pero al PP". Caprichos del destino, alguien llamado Pablo Iglesias puede apear al PSOE de su histórica hegemonía en la izquierda.

Reunión de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados.

Reunión de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. EFE

Iglesias, el 'vicepresidente' que lanzó cal al PSOE

En los duros, difíciles y finalmente estériles meses de negociación para la formación de Gobierno, Iglesias siempre ha defendido un Ejecutivo a la valenciana- PSOE, Podemos y confluencias, IU y Compromís- para el que era necesario el apoyo (vía voto a favor o vía abstención) de partidos nacionalistas o independentistas, algo a lo que se opuso de plano el PSOE, como también al referéndum en Cataluña, que Podemos defiende. El referéndum parecía el abismo que separaba a la formación morada de los socialistas, pero uno de los principales escollos para el acuerdo tenía nombre y apellido: Pablo Iglesias, que despierta más recelos que simpatías en Ferraz. Hasta el punto de que muchos socialistas culpan directamente al líder de Podemos y no al partido morado del fracaso del acuerdo, a pesar de que el PSOE eligió primero a Ciudadanos como pareja de baile, a sabiendas del rechazo mutuo entre Podemos y el partido de Albert Rivera.

Será recordado entre los momentos parlamentarios más broncos y tensos de la historia de la Cámara el protagonizado por Iglesias, doctor en Derecho y Ciencias Políticas y de la Administración y master en Humanidades y Comunicación, cuando dijo, en la fallida investidura de Pedro Sánchez, que el expresidente Felipe González tenía "el pasado manchado de cal viva", en referencia a los GAL.

Iglesias: "El señor Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva"

Eligió Pablo Iglesias su puesta de largo en el Congreso de los Diputados, frente al que protestaba muy poco tiempo atrás y al que entraba para poner la voz "a la gente de las plazas y del 15M", para lanzar dardos más que afilados contra sus rivales políticos. Tuvo para todos y al PSOE, además de recordarle la guerra sucia contra ETA, le acusó de "rendirse a los poderes oligárquicos". PP y Ciudadanos también recibieron. Acusó a los diputados del PP de ser "hijos del totalitarismo" y comparó al líder de Ciudadadanos, Albert Rivera, con un "jefe de escuadra de la posguerra". Ahora, en precampaña, ha rebajado considerablemente el tono y trata de buscar una imagen bastante más afable con corazones en el logo y programas electorales en forma de catálogo de Ikea con el fin de llegar a la gente. 'La sonrisa de un país' es el nuevo lema de Unidos Podemos.

Del grito al susurro, de la sonrisa al ceño fruncido

Iglesias opta a veces por su perfil más ideologizado y duro, pero lo cierto es que su estrategia varía y si un día se muestra agresivo y belicoso, al otro tiende la mano y pasa al tono dialogante y conciliador. Así, si el 2 de marzo asestó un duro golpe revolviendo las entrañas socialistas con la "cal viva", solo dos días después propuso a Sánchez el pacto del beso, minutos antes de decir 'no' a su investidura. Si en julio de 2015 llamó "pitufo gruñón" y "cenizo" a Alberto Garzón, meses después buscó, previo bajón en las encuestas de intención de voto, el abrazo con IU. Iglesias va del tono mitinero al susurro, de la sonrisa (del destino o no) al ceño fruncido. Su discurso pasa del enfado, la soflama y el ataque más directo, a la emoción, la ironía, la displicencia o el lenguaje más pedagógico, siempre plagado de citas y referencias literarias, filosóficas, históricas y musicales.

Unos ven en sus innegables golpes de efecto y en sus efectistas ruedas de prensa hábil estrategia política adaptada en cada momento a su interés; otros, política populista y 'tics' de soberbia y arrogancia que le juegan muy malas pasadas. Se echó a toda la clase política y gran parte de la prensa encima cuando personalizó en un periodista de El Mundo sus ataques a los medios de comunicación o cuando hizo referencia al abrigo de pieles de una periodista durante una comparencia de prensa.

Ahora, Pablo Iglesias, que fue asesor del Gobierno de Venezuela y consultor del de Bolivia, afronta una nueva campaña electoral de la mano de Alberto Garzón, que sigue siendo el líder mejor valorado por los españoles, según el CIS. Iglesias ha mejorado algo su nota, pasando de un 3,16 a un 3,41. Ambos se fundieron en un abrazo en la madrileña Puerta del Sol para simbolizar el acuerdo, dejando atrás dardos cruzados, y rebautizado como 'pacto de los botellines', por las cervezas con las que ambos brindaron tras la firma.

Podemos e Izquierda Unida han conseguido este lunes un acuerdo para concurrir de forma conjunta a las elecciones del 26 de junio. Las negociaciones entre el partido de Pablo Iglesias y el de Alberto Garzón ha fructificado con el objetivo proclamado por ambas formaciones de "recuperar el país" en favor de "las clases populares y las mayorías sociales" y ganar las elecciones al PP. El preacuerdo alcanzado establece que, tomando como referencia los resultados del 20D, Izquierda Unida tendría 1 de cada 6 escaños que consiguieran en el Congreso y al menos cuatro senadores.

Iglesias siempre presume de lo bien que se le dan a Podemos las campañas electorales. En la del 20D se esforzó por alejarse de ideologías radicales y se autodefinió como más cercano a la socialdemocracia que al comunismo, idea en la que ha insistido en esta precampaña en la que vuelve a reclamar ese espacio socialdemócrata, lo que le ha valido las críticas por parte de los socialistas. Su fusión como marca electoral con IU (cada partido mantendrá su propia campaña y su entidad propia) le hace más difícil alejarse de la dicotomía izquierda-derecha de la que huyó en los anteriores mítines, donde llegó a pedir el voto a los simpatizantes del PP "cabreados". Más que curioso es que en la primera campaña Iglesias se viera obligado a negar un viraje al centro- recibió criticas por edulcorarse de su amigo y fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero- y en esta segunda campaña le pase justo lo contrario y tenga que enfrentarse a críticas por la posible radicalización a la izquierda de Podemos.

"Este es el año 77, Pablo". Fue el mensaje, aludiendo a la transición, de Julio Anguita, el político español más admirado por Iglesias y con quien se fundió en un abrazo, entre lágrimas, tras sellar el acuerdo Podemos e IU. En ese acto, Iglesias vio posible que "David ganara a Goliat" aunque, convencido de que no habrá mayorías absolutas, insiste en que "PSOE y Podemos están llamados a gobernar juntos". Ya ha advertido a Sánchez de que no confunda quién es el enemigo y adversario en esta nueva campaña. Ambos, dice Iglesias, deben estar "unidos contra el PP".

Iglesias, muy emocionado junto al histórico líder de IU, Julio Anguita.

Iglesias, muy emocionado junto al histórico líder de IU, Julio Anguita. EFE

Crisis interna entre las dos almas de Podemos: Iglesias y Errejón

Pertrechado siempre con su mochila y su estilo casual y sport, aunque en las últimas semanas de precampaña ha lucido corbata en sus entrevistas televisivas, Iglesias ha conocido en estos meses los entresijos del Congreso de los Diputados, su nuevo hogar, en el que se negó a ocupar el gallinero y exigió compartir fila con los socialistas. También ha conocido los sinsabores de una crisis interna no solo con quien es su número dos, Íñigo Errejón, cabeza pensante de cada una de las exitosas campañas electorales de Podemos, sino también uno de sus mejores amigos. Son las dos almas de Podemos.

En marzo, la formación morada se revolvió en Madrid con la dimisión de diez miembros de su dirección, próximos a Errejón. Iglesias respondió con un golpe en la mesa cesando de forma fulminante al secretario de Organización de Podemos, Sergio Pascual, también del ala errejonista. El número dos, fundador también del partido, se tomó unos días de reflexión y, aunque quiso dejar claro no haber participado de esa destitución ni compartirla, finalmente la sangre no llegó al río y, por lo menos en público, tanto Iglesias como él se afanaron en mostrar su unión política y personal, y siempre negaron esa crisis interna.

Iglesias y Errejón, con el resto del grupo parlamentario de Podemos.

Iglesias y Errejón, con el resto del grupo parlamentario de Podemos. EFE

Crisis territoriales también en Galicia, País Vasco, La Rioja, Cantabria, Cataluña y Castilla y León han dado quebraderos de cabeza a Iglesias, que eligió como nuevo secretario de Organización a quien en 2014 le disputó el liderazgo total en el partido: Pablo Echenique, muy querido en los círculos de Podemos. Errejón ha visto menguado su protagonismo en los últimos meses- a partir de la crisis interna fue Iglesias quien lideró las negociaciones de Gobierno, cuando era el secretario político quien tenía encomendada esa labor inicialmente; y Echenique ha sido el hacedor del pacto con IU, que Errejón anteriormente había rechazado sin disimulo.

Iglesias también ha tenido que hacer frente a denuncias por financiación ilegal y otros delitos relacionados con la supuesta recepción de fondos procedentes de Irán, archivadas por el Tribunal Supremo, por cuarta vez.

El lado más personal de Iglesias

Quien se hiciera conocido para el gran público como aguerrido tertuliano en televisiones de muy diversa ideología, es hijo de padre militante en IU y madre afiliada a CC.OO, además de nieto de represaliado republicano. Vecino de Vallecas, con solo 14 años se afilió a las Juventudes Comunistas.

Estuvo de Erasmus en Italia- habla inglés, italiano y algo de francés- y es autor de cinco libros. Sigue sin ver serie comparable a la mítica The Wire, aunque disfruta como un enano viendo Juego de Tronos. Su vía de escape es su programa de entrevistas 'La Tuerka' en el que deja de ser protagonista para convertirse en el entrevistador.

Forofo del baloncesto, no es muy futbolero. En su lista musical de Spotify se encuentra desde Javier Krahe, con quien incluso cantó a dúo, Lluis Llach y María Dolores Pradera, hasta Carlos Cano y Vetusta Morla, pasando por sus adorados Los Chicos del Maiz.

Cambios en las listas tras unirse a IU

La fusión con IU como marca electoral ha modificado las listas de Podemos, en las que hay hasta diez nuevos números uno. Los cuatro primeros puestos de la lista por Madrid se mantienen- Pablo Iglesias, Carolina Bescansa, Íñigo Errejón e Irene Montero- y el quinto lugar lo ocupa quien fuera el candidato de IU en las pasadas elecciones generales, Alberto Garzón. Sol Sánchez, la otra candidata de IU que obtuvo escaño el 20D va en el número nueve por Madrid.

Podemos ha cedido a IU tres puestos de número en uno, en Ciudad Real, Palencia y Teruel. El ex JEMAD Julio Rodríguez es el nuevo número uno por Almería, tras no obtener representación en las pasadas elecciones como número dos de Zaragoza, puesto que ahora ocupará la experiodista de TVE, Rosa María Artal. El histórico comunista Manuel Monereo encabeza la lista de Córdoba, tras el malestar de las bases de IU; y el sindicalista Diego Cañamero sustituye al anterior candidato, Andrés Bódalo, en prisión por agredir a un edil del PSOE.

La jueza Victoria Rosell ha renunciado a ir en las listas por estar siendo investigada por la Justicia, como también lo ha hecho otro de los fichajes estrella en las pasadas elecciones, Juan Pablo Wert, hermano del exministro José Ignacio Wert, que se apea también de las listas del 26J. El histórico dirigente de IU Julio Anguita, al que ofrecieron cerrar de forma simbólica por la circunscripción de Córdoba, declinó la oferta.

Varios de los denominados 'alcaldes del cambio'- Ada Colau (Barcelona), José María González Kichi (Cádiz) y Pedro Santisteve (Zaragoza), entre otros, cerrarán simbólicamente las listas de la coalición.