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José Coronado: "Es más perdonable robar para alimentar a tus hijos que para cambiar de yate"

  • Protagoniza Cien años de perdón, dirigida por Daniel Calparsoro
  • RTVE.es les entrevista al elenco de la cinta, que mezcla atracos y corrupción
  • Arévalo: "El espectador español quiere ver películas sobre corrupción"

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José Coronado: "Es más perdonable robar para alimentar a tus hijos que para cambiar de yate"

Una banda de atracadores, un banco y una caja de seguridad con información sobre supuestas corruptelas que puede hacer tambalearse al Gobierno de un país. Este es el planteamiento de Cien años de perdón, la nueva película de Daniel Calparsoro que se ideó como un "trhiller de política ficción" y ha acabado siendo "thriller y política realidad pura y dura", afirma uno de sus protagonistas, José Coronado, respecto al actual auge de los casos de corrupción en la política española coincidiendo con el estreno este viernes 4 de marzo.

El noveno largometraje de Calparsoro (Invasor, Combustión) narra el asalto a la sede central de un banco en Valencia en una mañana lluviosa. Se trata de una banda de ladrones argentinos liderada por El Uruguayo (Rodrigo de la Serna) y en la que un Gallego (Luis Tosar), es el encargado de los detalles técnicos. Pero lo que iba a ser un robo fácil se complica cuando la directora del banco (Patricia Vico) desvela un secreto oculto en una de las cajas de seguridad que pone nerviosos a los de dentro y a los de fuera del banco, hasta el punto de poner en jaque al Gobierno del país.

"La realidad sin duda supera a la ficción. Cuando empezamos a trabajar el guionista, Jorge Gerricaechevarría, y yo, estábamos haciendo de manera consciente política ficción, pero ahora circunstancialmente parece que está muy de actualidad", explica el director en una entrevista con RTVE.es, en la que subraya que la "vocación" de la película "no es hacer cine político, sino de entretenimiento y cine de atracos que cuenta historias de personajes".

"La película tiene también un punto canalla para compensar a través del sentido del humor la situación que estamos viviendo. La gente está muy harta de muchas prácticas que están ocurriendo desde hace muchos años y que además no tienen siglas, porque es una cosa transversal", añade el cineasta, que confiesa que Tarde de perros, de Sidney Lumet, ha sido su referente.

Dónde están los límites

Fuera del banco, Ferrán (Raúl Arévalo), jefe del gabinete de la presidenta del Gobierno, y su mano derecha, Cristina (Marian Álvarez), y Mellizo (José Coronado), un militar ahora en la reserva contratado por el Gobierno para resolver los asuntos turbios, se esfuerzan, cada uno por su lado, por evitar que el caso salpique al eslabón más alto de la cadena.

"Nosotros trabajamos para el Gobierno y hacemos lo que nos mandan, somos unos mandados. El punto de la película es dónde está el límite, cuánto estás dispuesto a hacer con tal de seguir órdenes, dónde está la línea ética y moral. Hay algunos que la pasan y otros que no", explica a RTVE.es Arévalo sobre su personaje y el de Marian Álvarez.

"A veces lo mejor que le puede pasar a uno es que te dejen mirar para otro lado". Es la frase que pronuncia en un momento de la cinta el personaje de Marian Álvarez: "Es una mujer joven con ese puesto que igual piensa que mirar hacia otro lado le va a beneficiar. Pero esto pasa mucho, no solo en la película, en montón de sitios de nuestra sociedad".

En Cien años de perdón, otro límite poco claro es el que separa la bondad y la maldad, quiénes son los buenos y quiénes son los malos, algo que corresponde al espectador dilucidar. "Los atracadores al principio irrumpen con mucha violencia y parece que hay esa maldad, pero a medida que pasan los minutos nos vamos dando cuenta de que estos ladrones tienen más honor, más ética y más humanidad que el sistema al que van a robar", reflexiona Rodrigo de la Serna, actor argentino de gran recorrido que trabaja por primera vez en una producción española, aunque rodada en dos hemisferios: entre Buenos Aires, Valencia y Canarias.

"Creo que lo que sí, que también lo cuenta la película, es que es más perdonable al que roba para dar de comer a sus hijos que al que roba para cambiar de yate o de jet privado, eso es más permisible que lo otro", afirma por su parte Coronado, haciendo también alusión al título de la película y al refrán al que hace referencia.

Por su parte, Tosar cree que en una película de atracadores, el espectador siempre se posiciona a favor de ellos. "Además, hay ahí una fantasía que todos tenemos que es robar un banco. Todo el mundo lo ha pensado alguna vez, porque básicamente estamos acostumbrados a lo contrario, a que te saquen dinero por cualquier cosa, casi al entrar".

Raúl Arévalo: "El espectador quiere ver películas sobre corrupción"

Además, director y actores coinciden en que el público español quiere ver este tipo de historias en la gran pantalla.

"No nos daría tiempo a hacer todas las pelis para contar todo lo que está pasando", bromea Tosar, que está convencido de que el público "conectará de manera casi inevitable con la historia", que, además, tiene un "toque de humor absurdo" que tiene que ver con la realidad actual: "Todo es absurdo, todo lo que vemos en los informativos es absurdo y, sin embargo, ocurre... hay millones y millones de perjudicados y unos pocos afortunados".

"Yo llevo años diciendo ojalá podamos empezar a contar historias políticas y otras tantas que tenemos como hacen los americanos y en otros países. Y ahora veo que no solo se pueden ir contando, sino que el espectador ya está preparado para escucharlas y las quiere ver. Y aparte hay una coas muy buena, que es que la terminología de la corrupción hace unos años podía sonar a chino, pero hoy es popular y está totalmente asimilada", concluye Raúl Arévalo.

"La gente va a empatizar porque sabe de lo que estamos hablando", opina Patricia Vico, que da vida a la directora del banco, a la que han anunciado su despido minutos antes del atraco.

Luis Tosar, el "sueño húmedo" de los directores

Uno de los aspectos más complicados del rodaje de Cien años de perdón fue el rodaje en un túnel de metro inundado que los atracadores deben atravesar. Luis Tosar es la tercera vez que rueda bajo el agua, algo que detesta: "No sé qué fantasía tienen los directores de rodar debajo del agua, debe ser un sueño húmedo. Yo soy de interior, de Lugo, y no me gusta el agua, porque rodar así es duro y engorroso. Pero en este caso, como íbamos en pandilla, al menos nos divertimos y nos reímos". "Para los actores es duro, pero para mí fue un lujo y una maravilla y el espectador lo disfruta mucho", confiesa el culpable, Daniel Calparsoro.