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Israel detiene al jefe de Hamás en Cisjordania

  • Hasán Yusef, de 60 años, salió hace quince meses de prisión
  • Se le acusa de "alabar" e incitar los ataques de las últimas semanas
  • El Estado Islámico anima a los palestinos a continuar los ataques

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Fotografía de archivo de Hasan Yusef, líder de Hamás en Cisjordania, durante un juicio en un tribunal israelí en 2006. REUTERS/Ammar Awad
Fotografía de archivo de Hasan Yusef, líder de Hamás en Cisjordania, durante un juicio en un tribunal israelí en 2006. REUTERS/Ammar Awad

El Ejército israelí ha arrestado esta madrugada al líder del movimiento islamista Hamás en Cisjordania, Hasán Yusef, quince meses después de salir de prisión.

La detención se produce en medio de la oleada de violencia más grave de los últimos meses entre israelíes y palestinos, que ha provocado la visita urgente a la región del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

Según un comunicado del Ejército, recogido por Efe, Yusef, de 60 años, ha sido detenido en Betunia, al suroeste de Ramala. Se le acusa de instigar e incitar al terrorismo de "alentar públicamente y alabar la ejecución de ataques contra israelíes", según el comunicado, que no precisa los hechos concretos que se le imputan.

Yusef salió de prisión por última vez en junio de 2014 tras pasar un año bajo la llamada "detención administrativa", una medida por la que Israel detiene a personas sin juicio ni cargos y renueva su cautiverio de seis en seis meses. Es uno de los fundadores de Hamás y en 2006 fue elegido como diputado al Parlamento palestino cuando aún se hallaba entre rejas.

Soldados israelíes destruyen el interior del apartamento de Maher al-Hashlamun, un palestino condenado por el asesinato de una colona judía en 2014, en Hebrón, el 20 de octubre de 2015. AFP PHOTO/HAZEM BADER

Soldados israelíes destruyen el interior del apartamento de Maher al-Hashlamun, un palestino condenado por el asesinato de una colona judía en 2014, en Hebrón, el 20 de octubre de 2015. AFP PHOTO/HAZEM BADER AFP

Muere un palestino en Hebrón

La detención del líder islamista ha coincidido con un nuevo rebrote de la violencia, que por el momento ha dejado dos palestinos abatidos por la fuerzas de seguridad israelíes tras sendos ataques con cuchillos y un israelí atropellado por un camión, aunque no está claro si de forma frotuita o intencionada.

También en Hebrón, tropas israelíes han destruido la vivienda de Maher al Hashlamun, que en 2014 mató a un israelí en un ataque con cuchillo. Decenas de personas se han enfrentado con piedras a las fuerzas israelíes que han acudido a destruir el apartamento, según informa la agencia francesa AFP.

Hashlamun, miembro del grupo Yihad Islámica, fue condenado en marzo por un tribunal militar a una doble cadena perpetua por la muerte de Dalia Lemkus, de 26 años, habitante de una colonia ilegal judía en Cisjordania, y el intento de asesinato de otras dos personas el 10 de noviembre de 2014 cerca de Jerusalén.

El gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha recuperado la demolición de casas entre otras medidas represivas para intentar acabar con la violencia. Las organizaciones humanitarias y no gubernamentales consideran que esta medida es un castigo colectivo que afecta no solo al culpable sino a su familia.

El Estado Islámico anima a los palestinos a atacar a Israel

Autoridades tanto israelíes como palestinas han advertido que la ola de violencia que ha dejado ya más de 40 palestinos y ocho israelíes muertos amenaza con convertirse en un conflicto religioso que puede trascender las fronteras de la Palestina histórica.

Este martes, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha lanzado una campaña de propaganda en las redes sociales con vídeos en los que insta a los palestinos a continuar con los ataquesLas grabaciones animan a los palestinos a la yihad o guerra santa para defender el Islam.

La actual oleada de ataques se originó por la disputa en torno al uso de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, tercer lugar sagrado del Islam. Grupos extremistas judíos reclaman su derecho a rezar en el lugar donde, según la tradición, se ubicó el templo, o incluso a reconstruirlo.