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Análisis

La pequeña encrucijada chipriota pone contra las cuerdas a la eurozona

  • La economía de Chipre supone el 0,2% del total de la eurozona
  • Los depósitos de la banca chipriota cuadruplican el PIB del país
  • Al aceptar gravar todos los depósitos, la eurozona alteró sus propias normas
  • Nicosia trata de preservar su actual estatus de paraíso fiscal
  • Esta crisis reabre la posibilidad de la salida del euro de uno de sus miembros

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Un euro chipriota fotografiado en Atenas, Grecia
Un euro chipriota fotografiado en Atenas (Grecia).

El tamaño de la economía de Chipre (el 0,2% de la zona euro) no debería suponer ningún problema para la unión monetaria, tanto si se llega a asumir su saneamiento como si se produce su salida del euro. Sin embargo, las características especiales del sistema bancario chipriota –basado en depósitos que casi cuadruplican su PIB- y la gestión realizada desde las instituciones europeas de su programa de rescate han provocado que la actual situación en la isla mediterránea ponga en riesgo a toda la eurozona.

Cuando el sábado 16 de marzo a las cuatro de la madrugada, los responsables del Eurogrupo y el FMI salieron a anunciar un acuerdo sobre el rescate chipriota que recurría a los pequeños ahorradores para financiar parte de la recapitalización del sistema bancario de la isla, saltaron por los aires algunos de los mimbres que sustentaban hasta ahora la recuperación de la confianza en la zona euro.

También dejaron en evidencia los fallos en la toma de decisiones de la UE que salen a la superficie de forma cada vez más frecuente y que revelan que “falta una conciencia colectiva y priman los intereses nacionales” de los países, señala a RTVE.es José Ignacio Torreblanca, director en España del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

Así lo considera también el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría. "El sistema de toma de decisiones de la Unión Europea creo que merecería un buen análisis de parte de instituciones sobre mejores prácticas", reconoce en una entrevista a TVE.

Gurría: la reacción de la UE a lo ocurrido en Chipre no ha sido buena

Ruptura de la garantía de los depósitos

Lo primero que se puso en duda con su decisión sobre Chipre fue el actual sistema de garantía de depósitos que, aunque no es un esquema común (ese es uno de los objetivos de la unión bancaria), sí se trata de una norma comunitaria que deben respetar todos los miembros de la UE. Desde 2008, se determinó que cada país debía proteger los depósitos bancarios inferiores a 100.000 euros y garantizarlos íntegramente ante los problemas de los bancos.

“Renunciar a ese principio por una suma pequeña dentro del rescate financiero del país es un error grave”, según el director del Instituto de Política Económica de la Universidad de Colonia, Achim Wambach, quien recuerda que el gravamen sobre los depósitos en Chipre recaudaría unos 5.800 millones de euros.

Según la agencia de calificación Fitch, "incluso si la tasa no sale adelante, sienta el  precedente de que los mecanismos de rescate con cargo a los  depositantes son una herramienta aceptable ahora".

Lo mismo mantiene el profesor del Instituto de Estudios Bursátiles Miguel Ángel Bernal, que en una entrevista en La Economía en 24 Horas, explica que el mayor riesgo de este tipo de decisiones está en “el pánico, el problema es la sensación que se puede generar en la gente”.

El profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) Miguel Ángel Bernal advierte en La Economía en 24 Horas que el mayor error de la gestión de la crisis chipriota ha sido el tocar "una piedra fundamental de la economía y de los tratados de la UE", lo que crea una sensación en la gente que puede provocar el pánico en los mercados.

Ese pánico no se ha producido por ahora, subraya Juan Ignacio Crespo, de Thompson Reuters, a RTVE.es porque, a su juicio, “ese roto se ha recompuesto” con la rectificación del Eurogrupo de insistir en que Chipre garantice los depósitos inferiores a 100.000 euros.

Un paraíso fiscal dentro de la eurozona

El director del Instituto de Estudios Financieros, Josep Soler, confía también en que el error es reparable, pero apunta a RTVE.es que la equivocación inicial de las instituciones europeas fue “tolerar durante tantos años un paraíso fiscal como el de Chipre” dentro de la moneda única, un paraíso del que se benefician, sobre todo, los grandes oligarcas rusos.

“Con el complicado precedente de Luxemburgo, a Chipre se le ha permitido lo que a Luxemburgo y algo más”, recuerda Soler.

Ahora, con la unión bancaria en construcción, la UE ha tratado de acabar con las ventajas fiscales chipriotas y el país se ha resistido.

El Eurogrupo y el BCE –liderados por Alemania- han exigido gravar los grandes depósitos en Chipre, el país de la eurozona con un mayor porcentaje de depósitos superiores a 500.000 euros (suponen el 42% del total de depósitos en la banca nacional, según los cálculos de Barclays Research).

Sin embargo, el Gobierno de Nicosia se opuso desde el principio a castigar a los grandes depositantes -según han explicado fuentes presentes durante la negociación del rescate citadas por Reuters- y prefirió repartir la carga entre todos, incluidos los pequeños ahorradores.

Alteración en el reparto de las pérdidas

Lo sucedido en Chipre también ha creado un peligroso precedente al alterar el orden que la propia eurozona había fijado para repartir las cargas en los procesos de recapitalización bancaria y que, por ejemplo, se ha seguido en el caso del rescate de la banca española.

Ese orden señala que los primeros que asumen pérdidas son los accionistas de las entidades, después se recurre a sus acreedores, es decir, a los propietarios de bonos y otros títulos híbridos, comos las preferentes. Por último, repercutiría en los depositantes, pero no en los que poseen menos de 100.000 euros, ya que están protegidos por la garantía ya mencionada.

“Lo verdaderamente escandaloso es la arbitrariedad de ese proyecto”, destaca el presidente del Centro para la Investigación Económica Europea, Clemens Fuest.

Los acreedores privados pueden contribuir en los rescates, como ya hicieron en el de Grecia a través de la quita de la deuda realizada el año pasado, o como ha ocurrido en España a través de las preferentes y la deuda subordinada de las entidades rescatadas.

Sin embargo, en el rescate chipriota anunciado el 16 de marzo, los tenedores de ese tipo de títulos no aportarían nada, según el primer programa sobre el rescate chipriota, ya que solo suponen 2.700 millones de euros frente a los 68.000 millones que alcanzan los depósitos.

Tras esta alteración, opina Fuest, la participación legitimada hasta ahora de los acreedores privados “quedará desacreditada” por lo hecho en Chipre.

Grecia, origen y vía de contagio

También se ha descartado hasta ahora el repetir la quita sobre la deuda soberana que se efectuó en Grecia ya que, algo que entonces se presentó como excepcional, podría empezar a considerarse un riesgo habitual ligado a la deuda de países europeos y, por tanto, ingrediente de penalización en los mercados.

Además, de los actuales 45.000 millones de euros de deuda de Chipre (entre pública y privada), 13.000 millones está en manos de los bancos griegos, con lo que una quita pondría en peligro a esas entidades cuando aún no están a salvo de su propia crisis.

Precisamente esa estrecha relación entre Grecia y Chipre está en el origen de la crisis financiera en la isla, ya que los bancos chipriotas empezaron a perder pie cuando la quita de la deuda griega les abrió un agujero en sus ya ajustadas cuentas.

Y Grecia también podría ser la vía de contagio si se produjera una eventual salida del euro de Chipre, una posibilidad que empieza a coger fuerza en los pasillos de la UE, según informaciones de Reuters y del diario alemán Hansdelblatt, De producirse esa salida, se echaría por tierra la irreversibilidad de la moneda única defendida desde el BCE y el resto de las instituciones y países del euro.

Para evitar el contagio, los técnicos de la eurozona empiezan a preparar cortafuegos para aislar el circuito de capitales chipriota del resto.

Como primer paso, los bancos griegos han empezado a absorber a las filiales que tenían sus homólogos chipriotas en el país heleno, mientras que el Gobierno chipriota se prepara para que el ministro de Finanzas y al Banco Central para establecer restricciones en el flujo de capitales “temporales y excepcionales”.

La solución: más Europa

Pero más allá de las consecuencias sobre el sistema financiero, los analistas destacan que el rescate de Chipre ha dejado en evidencia el problema de gobernanza de la UE.

“El problema institucional en Europa es que no hay una autoridad única y el trasiego en las negociaciones genera errores como el ocurrido en Chipre”, destaca a RTVE.es Josep Soler, que reclama como “imprescindible” una mayor institucionalización política de Europa: “Se necesita más Europa con un poder de decisión mucho más claro”.

Su diagnóstico coincide con el que explica a RTVE.es José Ignacio Torreblanca, quien critica que desde el comienzo de la crisis, “quienes tienen que tomar decisiones por el interés general, las están tomando por intereses nacionales: porque hay unas elecciones a la vuelta de la esquina como en Alemania, o porque Chipre quiere salvar su modelo de paraíso fiscal”.

Los avances en la unión bancaria y el refuerzo de las instituciones comunitarias para que sean realmente operativas aparecen como claves para la mayoría de los analistas. Como resume la agencia Fitch, “sin un progreso y claridad mayores sobre los términos de los riesgos financieros y fiscales que comparten los Estados miembros de la zona euro, cada crisis bancaria y soberana provoca una respuesta ad hoc que exacerba la incertidumbre y mina la confianza del mercado y la estabilidad financiera”.