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Los teléfonos móviles alteran la actividad cerebral, según un estudio

  • Las zonas del cerebro cercanas al móvil aumentan su actividad
  • No hay datos suficientes como para saber si es malo para la salud

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Los estudios no han podido demostrar una relación directa entre cáncer y teléfonos móviles
Los estudios no han podido demostrar una relación directa entre cáncer y teléfonos móviles

El cerebro es sensible a las ondas que emiten los teléfonos móviles y sufre cambios en su actividad mientras los utilizamos. Lo han comprobado científicos de los Institutos de Salud estadounidenses (NIH), que acaban de publicar el estudio en la revista especializada Journal of the American Medical Association (JAMA).

La investigación concluye que 50 minutos hablando por el teléfono móvil aumentan un 7% la actividad de la zona del cerebro situada cerca de la antena.

"A pesar de que las ondas que emiten los teléfonos móviles son muy débiles, son capaces de activar el cerebro humano", comenta la doctora Nora D. Volkow, que ha dirigido la investigación.

Lo científicos son prudentes y aseguran que este estudio simplemente establece un vínculo entre los móviles y un cambio en el cerebro. Insisten en que no pueden establecer si es dañino o no, ni siquiera si el dato es relevante.

Por eso, subrayan la necesidad de realizar investigaciones a largo plazo sobre los efectos de las ondas de los móviles sobre la salud.

Mayor actividad en el cerebro

En el estudio han participado 47 voluntarios. La recogida de datos se ha realizado durante 2009. Tomaron imágenes mediante tomografía por emisión de positrones (PET) y midieron las variaciones en el consumo de glucosa del cerebro (su combustible), que indica la actividad del cerebro.

Para ello, situaron un teléfono móvil en cada oreja. Midieron la actividad del cerebro dos veces. Una con el teléfono de la derecha encendido pero sin sonido (para no recibir estímulos auditivos), y otra con los teléfonos apagados. Las dos situaciones se mantuvieron durante 50 minutos cada una.

La actividad global del cerebro no cambia, sin embargo los efectos en regiones concretas como la zona cercana a la antena (la corteza orbitofrontal y el polo temporal) sí aumenta hasta un 7%, cifra que equivale a la actividad que realiza el cerebro cuando procesa una imagen, por ejemplo, según informa Europa Press.

Lo raro sería que un campo magnético no produjera ningún cambio en el tejido cerebral

En opinión de Xurxo Mariño, neurofisiólogo del departamento de Medicina de la Universidad de A Coruña, consultado por RTVE.es sobre este estudio, "lo raro sería que un campo magnético no produjera ningún cambio en el tejido cerebral, ya que es un tejido cargado de varios tipos de iones, que además funciona con multitud de pequeñas descargas eléctricas", comenta.

"En nuestra vida cotidiana, y también en plena naturaleza, hay diversas fuentes de radiación electromagnética que probablemente producen cambios de algún tipo en el metabolismo cerebral. En este sentido, este trabajo constata algo que es muy interesante, pero que no tiene que ser, ni mucho menos, indicador de que existe un problema o un riesgo para la salud".

Por si acaso y ante la falta de datos concluyentes sobre los efectos sobre la salud a largo plazo de las ondas de los teléfonos móviles, según ha comentado a la agencia Reuters, Volkow ya utiliza el manos libres y recomienda enviar más mensajes de texto en vez de mantener conversaciones prolongadas.

Cáncer y móviles

El uso de los teléfonos móviles se generalizó a partir de 1990 y hoy rondan los 4.600 millones de contratos en todo el mundo, según la OMS. Una de las dudas que más inquietan a los usuarios de estos dispositivos es posibilidad de una relación entre su uso y el cáncer.

A este respecto y para evitar interpretaciones equivocadas, la doctora Volkow ha subrayado que "nuestro estudio no proporciona ninguna información sobre la presencia o ausencia de efectos carcinogénicos del uso prolongado de los móviles".

El Comité Científico sobre Nuevos Riesgos para la Salud de la Comisión Europea publicó hace un par años un informe que concluía que no existen evidencias que vinculen las ondas emitidas por los teléfonos móviles con los tumores en el cerebro en personas que lo llevan usando 10 años.

Hay una preocupación general porque los niños tendrán una exposición más elevada

Pero hay "una preocupación general" por los niños y adolescentes porque en el futuro tendrán una "exposición acumulada más elevada que los adultos de hoy".

En el documento reconocen que hasta la fecha no hay estudios epidemiológicos disponibles sobre la exposición continuada desde la infancia.

La OMS apunta en esa línea que ante la falta de datos y "dada la reciente popularidad de los teléfonos móviles entre los jóvenes y, por consiguiente, la posibilidad de una exposición más prolongada a lo largo de la vida, se están llevando a cabo diversos estudios que investigan los posibles efectos sobre la salud de niños y adolescentes".

Los niveles de exposición según la OMS

Las ondas que emiten los teléfonos son radiofrecuencias de baja potencia. Es decir, no pueden provocar la ruptura de los enlaces químicos ni causar ionización en el cuerpo humano.  El aparato sólo transmite energía cuando está encendido.

La exposición del usuario a las radiofrecuencias desciende rápidamente al aumentar la distancia con el dispositivo. Una persona que utiliza el teléfono móvil a una distancia de entre 30 y 40 centímetros de su cuerpo – por ejemplo, al escribir mensajes de texto, navegar por Internet o cuando se utiliza un dispositivo 'manos libres' – estará mucho menos expuesta a campos de radiofrecuencia que quienes lo utilizan acercando el aparato a su cabeza.

El nivel de exposición también se reduce si se disminuye la cantidad de llamadas y su duración. El empleo del teléfono en zonas con una buena recepción también conlleva una disminución del nivel de exposición, ya que de ese modo el aparato transmite a una potencia reducida.

La eficacia de ciertos dispositivos comerciales ideados para reducir la exposición a los campos electromagnéticos no está demostrada.