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Luigi Galvani y las sombras del galvanismo

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A hombros de gigantes

Programa de divulgación científica. Es un espacio pegado a la actualidad con los hallazgos más recientes, las últimas noticias publicadas en las principales revistas científicas, y las voces de sus protagonistas. Pero también es un tiempo de radio dedicado a nuestros centros de investigación, al trabajo que llevan a cabo y su repercusión en nuestra esperanza y calidad de vida. Los sábados de 01:00 a 02:00 horas

El médico, anatomista, fisiólogo y físico italiano Luigi Galvani nació en Bolonia el 9 de septiembre de 1737. Desde pequeño sintió inclinación por la vida religiosa, pero afortunadamente para la Ciencia sus padres le convencieron para que estudiara medicina.

En 1759 se doctoró en la Universidad de su ciudad natal con una tesis sobre la estructura, función y patología de los huesos. En 1775 fue nombrado profesor adjunto de Galeazzi en la cátedra de anatomía, con cuya hija se casaría.

Años más tarde fue elegido presidente de la Academia de Ciencias de Bolonia, el Senado lo nombró preparador y conservador del Museo anatómico y ocupó el cargo de profesor de obstetricia en el Instituto de la Ciencia.

Galvani y la electricidad

Galvani fue el primero en describir con precisión los órganos olfativos y auditivos de las aves, y mostró con detalle los vasos sanguíneos, músculos y nervios del oído medio e interno.

También publicó un ensayo sobre el aparato renal de los pájaros. Pero –sobre todo—es conocido por sus estudios sobre la electricidad y su relación con la fisiología del sistema nervioso y muscular

En 1786, mientras disecaba la pata de una rana, su bisturí tocó accidentalmente un gancho de bronce. Se produjo una pequeña descarga y la pata se contrajo espontáneamente.

Mediante una serie de experimentos se convenció de la existencia de una fuerza vital en forma de electricidad que se generaba en el propio organismo. Incluso después de la muerte, los músculos conservaban la capacidad de conducir el impulso eléctrico y reaccionar a él.

Incluso después de la muerte los músculos puede conducir los impulsos eléctricos

Galvani pensaba que la electricidad era generada en el cerebro, transferida por los nervios, acumulada en los músculos y disparada para producir el movimiento de los miembros.

También creía que esta electricidad biológica no era diferente de la producida por otros fenómenos naturales como el rayo o la fricción. Y animó a sus colegas a que repitieran sus experimentos.

Uno de los que recogió el guante fue Alejandro Volta, en la Universidad de Pavía. Comprobó que los resultados eran correctos, pero dudaba de las explicaciones de Galvani.

Comprobó que la presunta electricidad muscular se producía por el simple contacto entre los dos metales del circuito. Y a partir de aquí hizo posible la pila eléctrica.

Hasta entonces, se creía que los nervios eran tuberías que transportaban fluidos, pero los experimentos de Galvani desvelaron la verdadera naturaleza del sistema nervioso como un dispositivo eléctrico muy eficaz. Nacía de este modo una nueva ciencia, la neurofisiología.

Unos métodos muy cuestionados

Sin embargo, el galvanismo también tuvo sus sombras. Durante varias décadas, los experimentos con animales, y hasta con cadáveres humanos, alentaron la esperanza de utilizar la electricidad para curar enfermedades que provocaban parálisis e -incluso- reanimar un cuerpo muerto.

No en vano, la escritora Mary Shelley se basó en esos experimentos para escribir su célebre novela Frankestein.

Galvani gozó de gran prestigio durante toda su vida. Sin embargo, fue despedido de todos sus cargos cuando se negó a firmar un juramento de lealtad a Napoleón Bonaparte cuando las tropas francesas invadieron Italia, en 1796. Dos años más tarde, el 4 diciembre de 1798, fallecía a los 61 años de edad.

Sus obras más importantes son 'Comentario sobre el efecto de la electricidad sobre el movimiento muscular' y 'Uso y actividad del arco conductor en la contracción de los músculos'.

De su apellido han derivado términos de uso corriente tanto en ciencia como en la vida diaria, como galvanismo, galvanización, galvanizar, galvanoplastia o galvanómetro. Un cráter de la Luna lleva su nombre en su honor.