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Wolff y la atracción por la monstruosidad humana

  • Fue uno de los padres de la embriología
  • A los 25 años publicó su famosa tesis 'Teoría de la generación'
  • Creó un gabinete anatómico donde estudiaba monstruosidades humanas

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A hombros de gigantes

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El cirujano, fisiólogo, embriólogo y anatomista alemán Caspar Friedrich Wolff nació en Berlín el 18 de enero de 1733. Hijo de un sastre, comenzó sus estudios de medicina en el Colegio Médico-Quirúrgico de Berlín.

En 1755 se matriculó en la Universidad de Halle, donde se graduó y obtuvo su doctorado, a los 25 años, con su famosa tesis 'Teoría de la generación'. En ella recuperaba la teoría de la Epigénesis defendida por Aristóteles y Harvey que sostiene que un individuo se desarrolla a partir de un zigoto o huevo fecundado.

En 1761, durante la Guerra de los Siete años, Wolff fue llamado a filas como médico militar del ejército prusiano. Fue en esta época cuando inició sus investigaciones anatómicas.

Una vez licenciado, tuvo serias dificultades para reincorporarse a la vida académica. Concentró sus esfuerzos en la historia natural e impartió conferencias privadas de anatomía, fisiología y medicina. Finalmente, en 1767 y con ayuda del matemático Euler obtuvo una cátedra de anatomía y fisiología en la Academia de las Ciencias de San Petersburgo, ciudad en la que permaneció durante el resto de su vida.

Curiosidad por las deformaciones humanas

Wolff viajó a Rusia con su esposa y ese mismo año presentó su obra 'Formación del intestino'. Durante los siguientes veintisiete años publicó 31 memorias en las Actas de la Academia, entre ellas varias dedicadas a la investigación anatómica de los músculos del corazón y del tejido conectivo. Prestó especial atención al estudio de las monstruosidades humanas, que fueron recogidas en el gabinete anatómico de la Academia que Wolff dirigió.

Wolff se opuso a la entonces vigente teoría de la preformación o del homúnculo, que sostenía que cada ser vivo se desarrollaba a partir de una miniatura exacta del adulto en el interior del esperma. El desarrollo del embrión no era más que un aumento de tamaño y engrosamiento de los órganos ya existentes por acumulación de alimentos.

Pero los fenómenos de la herencia, las malformaciones y la regeneración de las distintas partes del cuerpo en los animales inferiores resultaban difíciles de explicar. En su teoría de la epigénesis, Wolff se apoyó en sus propias observaciones microscópicas de embriones. Afirmaba que los órganos se desarrollan poco a poco durante la gestación, siguiendo un determinado orden y con una paulatina diferenciación de su estructura.

La yema y los polluelos

Wolf investigó el crecimiento de los vegetales a partir de las yemas y de los polluelos a partir del huevo. Y en ambos casos observó que las distintas partes de las plantas o los órganos de los animales se desarrollan a partir de un tejido inicialmente homogéneo e indiferenciado, en virtud de una fuerza esencial organizativa.

Su idea de que plantas y animales estaban compuestos de células fue objeto de controversia, y sus hallazgos fueron ignorados durante más de 50 años. Su obra fue redescubierta a través de la traducción de Meckel, y fue considerada por el embriólogo von Baer como "la mayor obra maestra de la observación científica".

Descubrió diversos órganos que llevan su nombre, como el mesonefros o cuerpo de Wolff, que forma parte del aparato excretor de anfibios y peces, y aparece en las primeras etapas del desarrollo embrionario de los vertebrados superiores.

También llevan su nombre el canal genital masculino (o conducto de Wolf), y un quiste que se extiende en uno de los ligamentos anchos del útero. Wolf falleció en San Petersburgo a causa de una hemorragia cerebral, el 22 de febrero de 1794, a los 61 años de edad.