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Adiós al Discovery, el transbordador más veterano de la NASA

  • Tras 39 misiones, es el último viaje al espacio del Discovery
  • La NASA pone fin a su programa de transbordadores
  • En su último vuelo, lleva un tripulante especial, el primer robonauta

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El Discovery en su elemento, poco antes de la llegada a la Estación Espacial Internacional en la misión STS-120
El Discovery en su elemento, poco antes de la llegada a la Estación Espacial Internacional en la misión STS-120

El Discovery en cifras

- 8.441 horas en órbita, 50 minutos, 41 segundos

- 38 vuelos

- 246 miembros de la tripulación

- 5.628 órbitas acumuladas

- 230.003.447 kilómetros recorridos

- Construcción 1979-1983

- 30 de agosto de 1984, primer vuelo

- Noviembre de 2010, último vuelo

El Discovery tenía previsto despegar hoy viernes a las 20:04 hora peninsular en la que será la última misión de su carrera, que comenzó el 30 de agosto de 1984. Una fuga de hidrógeno detectada durante el llenado de los tanques ha vuelto a retrasar el que es su último viaje, que ha tenido que ser aplazado varias ocasiones,  por problemas mecánicos, eléctricos y por el mal tiempo, como si la nave se resistiera a iniciar su último viaje.

El objetivo de la tripulación de seis astronautas estadounidenses es llevar el módulo de carga multifuncional Leonardo y transportar a Robonaut 2, el primer robot humanoide enviado al espacio.

La misión STS-133 es la número 39 de esta nave en estos 26 años.  Esta cifra deja patente lo lejos que han quedado los objetivos de este programa, que hablaba en un principio de un lanzamiento semanal. Con una flota que llegó a tener cinco naves en activo esto debería haberse traducido en unos diez lanzamientos por año de cada nave, aunque lo cierto es que hay dudas de que los defensores del programa se creyeran esos números.

Pero ello no basta para que el Discovery, que a estas alturas es el más veterano de los transbordadores de la NASA, no haya sido protagonista algunas misiones realmente destacadas.

Fue, por ejemplo, la nave en la que se volaron las tres misiones de vuelta al servicio de la flota de transbordadores tras los desastres del Challenger y del Columbia.

El transporte del Hubble

Si hubiera que quedarse con una misión de la carrera del Discovery, creo que sin duda alguna sería la misión STS-31, lanzada el 24 de abril de 1990, en la que se encargó de poner en órbita el telescopio espacial Hubble,  uno de los instrumentos científicos de más éxito de la historia y que  más nos ha permitido aprender acerca del universo en el que vivimos.

Es cierto que el Hubble, tal y como fue colocado en órbita,  era "miope" a causa de un defecto en el pulido de su espejo principal,  pero afortunadamente había sido diseñado para poder ser actualizado y  reparado en órbita, con lo que en diciembre de 1993 el Endeavour y su  tripulación pudieron arreglar ese problema poniéndole unas "gafas" en la  forma del COSTAR.

El Discovery ha sido el transbordador que más veces ha visitado al Hubble

El Discovery, que aparte de ponerlo en órbita fue la nave utilizada para las misiones de mantenimiento 2 (STS-82) y 3A (STS-103), ha sido el transbordador que más veces ha visitado el Hubble a lo largo de su historia.

Otras misiones relevantes fueron por ejemplo la STS-26, lanzada el 29 de septiembre de 1988, 975 días después de la pérdida del Challenger y su tripulación, sirvió sobre todo para comprobar que los propulsores de combustible sólido rediseñados no se sobrecalentaban ni mostraban señales de fugas en ninguna de sus juntas.

Esto era especialmente importante ya que precisamente una fuga de gases en una de esas juntas fue la que provocó la destrucción del Challenger, aunque también es cierto que el lanzamiento se realizó a pesar de que algunos ingenieros de la empresa que los fabrica habían expresado su preocupación por las bajas temperaturas que se habían dado la noche previa al lanzamiento.

Temían, y luego se demostró que con razón, que las juntas pudieran haber perdido parte de su flexibilidad debido al frío y que pudieran dejar escapar los gases calientes producidos por el funcionamiento del propulsor.

En cualquier caso, la misión transcurrió sin mayores problemas, y además de poner en órbita un satélite de comunicaciones del sistema TDRS, los cinco miembros de la tripulación aprovecharon también para ensayar procedimientos de emergencia que a partir de entonces serían estándar en las misiones de los transbordadores.

Unos 17 años después, a causa de un problema detectado en los frenos del Atlantis, el Discovery llevó a cabo la segunda misión de vuelta al servicio de los transbordadores, la STS-114, en concreto el 16 de julio de 2005, 907 días después de la pérdida del Columbia.

Sin embargo, durante el lanzamiento se produjo de nuevo el desprendimiento de espuma aislante del tanque principal de combustible, lo que había sido la causa del desastre del Columbia.

Por eso, aunque la misión transcurrió sin problemas, la NASA decidió parar de nuevo los vuelos de los transbordadores hasta que se realizaran nuevas modificaciones en el tanque de combustible que evitaran este fenómeno, con lo que hasta el 4 de julio de de 2006 no se produjo ningún otro lanzamiento.  

Esta tercera misión de vuelta al vuelo, la STS-121, corrió de nuevo a cargo del Discovery, y aunque el problema de que se desprendieran fragmentos de aislante y hielo del depósito de combustible no desapareció, sí se redujo lo suficiente y se produjo lo suficientemente tarde en el lanzamiento como para que no debiera suponer ningún problema.

En cualquier caso, todas las misiones lanzadas después del desastre del Columbia incluyen procedimientos para comprobar si se han producido daños críticos en el transbordador durante el despegue o su estadía en órbita.

Además, y como medida de precaución adicional, con cada una de ellas también se han planificado misiones de rescate que serían llevadas a cabo por otro de los transbordadores de la flota en caso de que fuera necesario.

Pasajeros poco habituales

También fue el Discovery, el que llevó a John Glenn, el primer estadounidense en salir al espacio, de vuelta a este por segunda vez en la misión STS-95 en octubre de 1998, lo que convirtió a Glenn en la persona de más edad que jamás haya estado en órbita.  Y hablando de pasajeros poco habituales, el primer astronauta robot de la historia, Robonaut2, está listo a bordo del Discovery para iniciar su viaje a la Estación Espacial Internacional.

Ahora, si todo va según lo previsto, cuando el Discovery aterrice a la vuelta de su última misión, pasará a formar parte de la colección del Museo Nacional del Aire y el Espacio, donde por fin tendrán un transbordador "de verdad", ya que el Enterprise, que está allí desde 1985, realmente nunca salió de la atmósfera terrestre.

Aparte de las que haga durante esta última misión, el Discovery habrá acumulado en su carrera un total de 5.628 órbitas, en las que habrá recorrido 230.003.477 kilómetros durante 351 días, 17 horas, 50 minutos, y 41 segundos.