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La prensa israelí pide dimisiones por el "fiasco" del asalto a la Flotilla de la Libertad

  • El embajador israelí en Londres reconoce que "no ha sido un éxito"
  • La prensa desvela que la decisión la tomó un consejo de ocho ministros
  • Se centraron en el impacto mediático y no vieron la resistencia de los activistas

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"Obviamente, no me voy a ir por las ramas, no ha sido un éxito". Con estas palabras el embajador israelí en Londres, Ron Prosor, ha dado voz a lo que la prensa israelí ha convertido en un secreto a voces: el fracaso de la gestión del gobierno israelí para dar respuesta al reto de la entrada de la 'Flotilla de la Libertad' en la Franja de Gaza, que se saldó con nueve activistas muertos.

Para verlo, solo hay que dar un repaso a los titulares:"¿Dónde tenía la cabeza?", "Puño de fuerza", "Los desaguisados como método de acción", "Completa estupidez", "Liderazgo de tontos", "El precio de una política deficiente" o "Fiasco en alta mar", son algunos de los muchos artículos de opinión y editoriales que este lunes "engalanan" los principales diarios de Israel.

El origen de las críticas está, más que en la pérdida de vidas humanas, en la forma en que se ha tomado la decisión y en el efecto que tendrá la misma en la imagen internacional de Israel.

Según detalla el diario Haaretz, el abordaje de la flotilla fue decidido por un comité formado por ocho ministros, que teóricamente tiene una función meramente consultiva, pero que de facto tomó la decisión sin consultar al resto del ejecutivo.

Decisión de un comité

El comité, formado por el primer ministro Netanyahu, el ministro de Defensa Barak y el de Asuntos Exteriores Lieberman, entre otros, se centró más en el impacto mediático y de relaciones públicas de la operación, descartando que hubiese cualquier tripo de confrontación violenta que pudiese acabar en víctimas mortales, como de hecho ocurrió.

"Los ministros que acudieron a la reunión no se llevaron la impresión de las fuentes de Defensa de que la confrontación violenta era posible", ha declarado una fuente oficial que no ha querido identificarse.

"Debemos ser claros: si el objetivo de Israel era contener la flotilla y evitar que desencandenase una crisis mayor, fracasamos tonta y completamente y de ninguna manera fue un fallo de los soldados", añade en su análisis el periodista del rotativo Amos Harel.

En este sentido, el escritor David Grossman argumenta en el Haaretz que "ninguna explicación puede justificar o blanquear el crimen que se ha cometido, ni hay excusa para la estupidez con la que el gobierno y el ejército han actuado".

Las culpas, a Barak

Gran parte de la responsabilidad la vuelcan los comentaristas sobre el ministro de Defensa, el laborista Ehud Barak, a quien otro influyente columnista, Sver Ploztker, del Yediot, exige su dimisión.

"No importa cómo se tomó la decisión de caer en la trampa, en la provocación de Hamás, y no importa qué otras alternativas había. Lo único que importa es que Barak ha fracasado y debe dimitir", exige.

En el mismo sentido, Nahum Barnea, otro de los pilares de la prensa nacional, recuerda que el titular de Defensa suele propagar a los cuatro vientos que su lema de vida es que "el resultado es la única prueba de la eficacia" y que "si éste es el resultado, el asalto a la flotilla... abre muchos interrogantes".

Pero tampoco se salva de las criticas el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que afronta una ola de críticas de esta magnitud de la opinión pública de su país, después de una de menor intensidad en marzo tras la peor crisis diplomática con EEUU en décadas.

"Casi todo lo que hacemos en los últimos años sufre de alguna deficiencia, de falta de inteligencia... para incurrir en la negligencia", escribe la columnista Sima Kadmon en su artículo diario en el Yediot Aharonot, el de mayor tirada.

Y las críticas, a Netanyahu

Por su parte, con no poco cinismo, su colega de redacción Amnon Abramovich recuerda que "cada vez que toca algo relacionado con el Ejército y la seguridad, el primer ministro tiene mala suerte, sufre mal de ojo o es víctima de algún maleficio".

"Pero hay un momento en el que la mala suerte se convierte en metodología. En un cierto momento la masa crítica de tantos casos de mala suerte se convierte en una cualidad básica de la persona", agrega el prestigioso columnista.

Aparte del baño de sangre, las imágenes facilitadas por Israel muestran a un Ejército israelí torpe y en la que sus soldados, miembros de una de las dos unidades de élite más importantes, son apaleados por activistas con rudimentarias armas blancas como varas, tirachinas o sillas de plástico.

El periodista Eitan Haber, ex jefe de gabinete del asesinado primer ministro Isaac Rabin, asegura que el problema que representaba la flotilla para Israel "se podía haber resuelto de forma pacífica", pero nuevamente Israel se dejó llevar por la creencia de que "en la fuerza está la solución".

"Nos creemos más grandes que nadie porque hemos bombardeado reactores nucleares (Irak en 1981, Siria en 2007), entrado disfrazados de mujer en los dormitorios de grandes terroristas en Beirut y Entebe", comenta.

Ben Dror Yamini, del diario Maariv, dice en su artículo "Un liderazgo de tontos" que, si bien es cierto que los líderes cometen errores, "hay que diferenciar entre cometer errores lisa y llanamente y cometer errores cuando el resultado es previsible de antemano".

"Si este es el liderazgo israelí estos días, no creo que ningún israelí pueda dormir tranquilo frente a la amenaza más grande que afrontamos (alusión al programa nuclear Irán)", apunta.