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Rusia, un terreno minado para activistas y periodistas

  • Este martes murieron asesinados dos activistas de UNICEF y un reportero en Chechenia

Estas muertes, unidas a la reciente de Estem

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"Rusia consolida su posición como uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas". Con esta declaración, el Instituto Internacional de la Prensa (IPI) se suma a una larga hilera de advertencias y condolencias por las últimas muertes de periodistas y activistas de derechos humanos en el país más grande del mundo.

El IPI, en concreto, condena el asesinato este martes del reportero Malik Akhmedilov en la república rusa de Daguestán, vecina de Chechenia. "El asesinato de Akhmedilov subraya crudamente la preocupante reputación de Rusia como uno de los países más peligrosos para los periodistas", añade el IPI en su nota emitida en Viena.

Akhmedilov era subdirector del diario Khakikat, publicado en la lengua local Avar. Según el IPI, este reportero crítico contra las autoridades locales, es el cuarto periodista de Daguestan asesinado en los últimos dos años. Según esta red de directores y editores de medios, al menos 53 profesionales de la información han sido asesinados en Rusia desde 1997.

El martes fue especialmente dramático. Además de la muerte de Akhmedilov, dos activistas de UNICEF fueron encontrados con varios impactos de bala en el maletero de su coche, cerca de un sanatorio de la localidad de Chernorieche. Se trataba de la activista Zarema Saiduláyeva y su marido, Alik Zhabraílov, que fueron secuestrados el lunes en la oficina de su ONG en la capital chechena, Grozni.

Junto a los periodistas, se puede afirmar que la otra profesión de riesgo en Rusia es la de activista de derechos humanos. Los asesinatos de Saiduláyeva y Zhabraílov nos recuerdan a la reciente de la activista y periodista Natalia Estemírova y a la de la ya célebre Anna Politkóskaya. Ambas investigaban casos muy peliagudos para el Gobierno ruso.

Los medios "limitan" su trabajo en Chechenia

Los últimos asesinatos ya han tenido las primeras consecuencias. Hartos de tanta inseguridad, los medios que trabajan sobre el terreno comienzan a pensarse muy seriamente si merece la pena seguir adelante. Entre ellos, el bisemanario 'Nóvaya Gazeta', donde trabajaba la asesinada Anna Politkóvskaya. Este miércoles ha anunciado que no enviará corresponsales a Chechenia.

"No enviaré a nadie a trabajar a Chechenia durante un tiempo. No damos por terminada nuestra labor allí, pero la limitaremos", ha asegurado Dmitri Murátov, director de la publicación, a la agencia Interfax.

Murátov ha subrayado que la revista "no puede garantizar la seguridad" de los reporteros que cubren la actualidad en la república norcaucásica. Primero Politkóvskaya, después (la activista y periodista Natalia) Estemírova, que colaboraba para nosotros, y ahora son asesinados otros dos activistas de los derechos humanos", ha explicado.

Por su parte, la organización de derechos humanos 'Memorial', para quien trabajaba Estemírova, asesinada el pasado 15 de julio, también ha suspendido provisionalmente sus actividades en una república que cada día, es más peligrosa para periodistas y activistas.