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Politkovskaya, la periodista que no quiso callar

  • Tenía 48 años cuando fue asesinada en el portal de su casa
  • Durante sus años de carrera, se ganó fama de ser crítica con las atrocidades del Kremlin
  • Estuvo exiliada en Austria tras escribir un artículo sobre los abusos de un policía ruso
  • Cuando se dirigía a Beslán a cubrir el secuestro del colegio, fue envenenada en el avión

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Anna Politkovskaya comenzó su carrera como periodista en 1982, pero desde 1999 escribía para la resvista 'Nóvaya Gazeta', la publicación más crítica con el Kremlin.
Anna Politkovskaya comenzó su carrera como periodista en 1982, pero desde 1999 escribía para la resvista 'Nóvaya Gazeta', la publicación más crítica con el Kremlin.

El azote de la injusticia. La voz de los débiles. Esa era Anna Politkovskaya. La periodista recorrió las regiones más peligrosas de Rusia denunciando las violaciones de derechos humanos, las arbitrariaedades y los crimenes de los que nadie quería hablar.

Fue valiente hasta las últimas consecuencias y apuntó directamente al hombre más poderoso de Rusia como gran reponsable de muchos de los atropellos que se viven en el país. Y es que la situación se vuelve insostenible en Rusia para los periodistas críticos con el Kremlin. Desde la llegada de Vladimir Putin al poder en el año 2000, una veintena de periodistas han muerto en extrañas circunstancias o han sido asesinados. Pocos casos han sido esclarecidos, y muchos prefieren callar por miedo a ser los siguientes.

Se licenció en 1980 en la Universidad Estatal de Moscú. Entendía el periodismo como un acto de denuncia. Se colgó la mochila de los que sufren en Chechenia y les acompañó en su marcha hacia el destierro, huyendo de las toruturas sistemáticas que ejercen en esa zona del país las milicas prorrusas.

Denunció con nombres y apellidos a los hombres más poderosos de Rusia. Y eso le costó la vida. A principios de los años 90, adquirió la nacionalidad estadounidense, lo que le permitió viajar fuera de Rusia con mayor libertad. En sus viajes, acusó persistentemente a Vladimir Putin de ser uno de los grandes reposnables de los males de su país.

Un exilio obligado

Sus denuncias comenzaron a pasarle factura y en 2001 se vio obligada a refugiarse temporalmente en Austria, después de escribir un artículo sobre las atrocidades cometidas por un policía ruso.

Se involucró hasta el fondo en las tragedias que azotaron al pueblo ruso. En octubre de 2002, durante el secuestro de Teatro Dubrovka de Moscú, llevado a cabo por milicias chechenass, Politkovskaya fue una de las pocas personas que consiguió entrar al teatro pra negociar con los secuestradores. Sus intentos fueron infructuosos y más de un centenar de personas murió en la operación.

Sólo dos años después, la noticia saltó en una escuela de Beslán. Un grupo de terroristas tomó una escuela repleta de niños el mismo día que comenzaban las clases. Politkovskaya fue detrás de la noticia, pero en el avión que la llevaba a Beslán fue, presuntamente, envenenada, tras beber durante el vuelo un té intoxicado. Alguien no quería que contara.

Lejos de asustarse tras este aviso, la periodista siguió incansable su andadura. Publicó varios libros sobre las atrocidades cometidas en Rusia, que fueron traducidos a varios idiomas, entre ellos el español. Obras como 'Terror en Chechenia', 'Una guerra sucia' o 'La Rusia de Putin' retratan un país herido por un odio ancestral. Eso le costó la muerte a los 48 años, el 7 de octubre de 2006, cuando fue asesinada en el portal de su casa.

Durante años escribió para la revista opositora Novaya Gazeta, en donde se granjeo su fama de periodista aguerrida. Sus compañeros piden ahora justicia para esta periodista que tocó los corazones de muchos rusos, que no olvidan que fue asesinada por no querer callar.