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Nadar en piscinas duplica el riesgo de padecer cáncer de vejiga, según el CSIC

  • Un estudio español apunta a los trihalometanos como aceleradores de este tipo de dolencias
  • Los trihalometanos surgen en los procesos de depuración del agua

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Nadadores en una piscina de competición.
Nadadores en una piscina de competición.

Los trihalometanos generados en los procesos de potabilización del agua provocan a largo plazo que aquellas personas que nadan habitualmente en piscinas tengan el doble de riesgo de desarrollar cáncer de vejiga, según un estudio del CSIC y el Centro de Investigación de Epidemiología Ambiental.

El estudio explica que aunque este compuesto químico volátil se encuentra también en concentraciones similares en el agua del grifo que se bebe en casa o en las de la ducha doméstica, el riesgo en el desarrollo de cáncer de vejiga es mayor entre quienes acuden a la piscinas, ya que se enfrentan a más vías de exposición además de la bucal: la vía de contacto térmico o la de inhalación, ha explicado el profesor de investigación del CSIC, Joan Grimalt.

Grimalt indica que el estudio epidemiológico demuestra una mayor incidencia entre los que van muy habitualmente a piscinas y están más expuestos a los trihalometanos (THM) si se compara con los que no utilizan estos servicios, en concreto el doble.

La investigación entrevistó a los participantes en el estudio acerca de sus hábitos y del contacto y exposición que mantienen con el agua clorada para determinar la incidencia de esta sustancia en su salud.

El estudio parte de una tesis de la doctora Cristina Villanueva del Centro de Investigación de Epidemiología Ambiental realizado entre la población de Barcelona por medio de encuestas y que continuaron diversos trabajos posteriores para analizar de forma más precisa otros efectos en las personas en contacto con los THM, no sólo ingeridos.

Los trihalometanos tienen un mayor efecto cancerígeno si acceden al organismo a través de la piel, ya que no utilizan el hígado como filtro tóxico.

Aunque a ojos de un profano, la incidencia de este factor 2 pueda parecer elevado, Grimalt afirma que aunque reseñable, es bajo, y lo compara, por ejemplo, con el del tabaco: una persona que fume un paquete al día tiene diez veces más de posibilidades de desarrollar cáncer de pulmón que una que no fume.

Todos los estudios que analizan la exposición de personas a aguas tratadas con cloro marcan una mayor tendencia a tener cáncer de vejiga, aunque si sólo se trata de un uso como agua de tipo doméstico -beber o ducharse- la asociación que la relaciona con el cáncer es de un 30% más (a lo largo de toda la vida) que, por ejemplo, si se compara con el riesgo de los habitantes de una tribu que no estén en contacto con los THM.

De hecho, los niveles de THM de cincuenta microgramos por litro de agua son habituales en las casas de los países desarrollados.

Los trihalometanos son los contaminantes más abundantes en el agua como consecuencia de la cloración de las piscinas, aunque hay otros en concentraciones más bajas, que según este investigador podrían tener también su incidencia en el desarrollo de estos cánceres, "pero esto no se sabe y no ha sido posible diferenciarlo todavía".