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El Real Madrid sigue sin encontrarse

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Empate agridulce en Milán (1-1)

El Madrid mostró dos caras muy diferentes en el empate ante el Milan en San Siro. El equipo de Pellegrini sacó su mejor versión en lo que se lleva disputado de temporada en la primera mitad del encuentro.

Los fantasmas del pasado blanco desaparecieron gracias a un fútbol dinámico y de toque rápido que hizo mucho daño al equipo milanista. La presión que ejercieron los jugadores blancos no daban opciones de juego a un Milan que se vio superado por un Madrid que esta vez si demostró ser superior, al menos durante 45 minutos.

Pellegrini se mostraba tranquilo y por primera vez desde que llegó al Real Madrid parecía feliz, mostrando una sonrisa de tranquilidad. El chileno debió pensar que el trabajo con sus chicos empezaba a dar sus frutos, pero un penalti un tanto riguroso regresó la confusión al banquillo.

La primera mitad del Madrid en San Siro debe ser el camino de este equipo. El único pero es la falta de pegada que debe acompañar los destellos de juego del conjunto blanco. La alegría de toque y sobre todo la velocidad y el ritmo vertiginoso que impusieron los discípulos blancos es el camino hacia la gloria tan ansiada por los aficionados madridistas.

El Real muestra síntomas de mejoría considerables, pero debe evitar caer en la monotonía gris que casi le lleva a la derrota en la segunda mitad. En el derbi madrileño contra el Atlético el próximo fin de semana será una buena piedra de toque para comprobar si la mejoría de este equipo es una realidad o un espejismode dos días.

Una segunda parte para aprender

La segunda mitad en San Siro evidenció dos cosas, la primera que a este Madrid le falta todavía mucho camino para ser un equipo sólido, la segunda que el físico de los jugadores no pasa por su mejor momento y aún no se ha llegado al meridiano de la temporada.

Un equipo con una media de edad considerablemente inferior a la de los italianos, no puede tener un bajón físico tan evidente. De este hecho se aprovecharon los 'rossoneros' imponiendo una férrea defensa con una línea de cuatro más dos jugadores por delante.

Suficiente para acabar con las opciones de un Madrid que se volvió a atascar por el centro con un juego torpe y lento, digno de un equipo de veteranos.

La falta de velocidad en el juego, sumado a la ausencia de extremos puros, hizo que el Real Madrid se estrellara una y otra vez contra un muro 'rossonero' que estaba más cómodo sin balón que con él, aunque cuando lo tenía sabía perfectamente lo que debía hacer.

El Madrid y Pellegrini deben sacar conclusiones de una segunda mitad horrible antes de que lleguen los enfrentamientos con equipo más físicos y de calidad como el Manchester o el Chelsea, si no la Champions será una 'misión imposible'.