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Villa se reivindica como el nuevo 7 de la selección

  • 'Hat trick' del delantero valencianista y goleada de España
  • Lección de juego al contragolpe en la segunda parte
  • Pavlyuchenko, el único que brilla de Rusia
  • Preocupantes despistes defensivos en los últimos diez minutos
  • Así se ha vivido en RTVE.es

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El delantero David Villa celebra uno de sus goles ante Rusia.
El delantero David Villa celebra uno de sus goles ante Rusia.

España vuelve a ilusionar en el estreno de una gran competición. Tres goles de Villa, que se reivindica como 7 de la selección, y uno de Fábregas sellaron la fiesta española en Innsbruck. La goleada dejó en un segundo plano los fallos defensivos, que volvieron a aflorar y costaron un gol. [Narración] [Fotos] [Audio RNE]

Nada más comenzar el encuentro se vieron los argumentos de los dos equipos. España tocaba para crear ocasiones con criterio, mientras que Rusia esperaba y confiaba en hacer daño al contraataque.

Pero la "roja" se adelantó en el minuto 20 en una contra lanzada por un rechace de Marchena en defensa, que rebañó Torres (con la complicidad de Kolodin) para dejar el pase de la muerte a Villa, que remató a placer.

Tras el gol, Rusia se lanzó un poco más, pero con escaso acierto. Sin Progrebnyak ni Arshavin al equipo de Hiddink le falta pólvora. Mientras, la selección española siguió con el mismo guión, sin descomponerse, y con paciencia llegó el segundo de Villa, en el 44, aprovechando un pase magistral de Iniesta.

En la segunda parte los rusos quisieron tomar el mando del partido, pero lo único que ofrecían eran tiros lejanos de Pavlyuchenko, el más activo del conjunto de Hiddink. España se limitaba a esperar, buscando matar a la contra.

De nuevo emergía la figura del 'guaje' Villa, canalizando la triangulación de los españoles en ataque sin Torres, que se había marchado al banquillo en el 53 sustituido por Cesc Fábregas en un cambio, cuanto menos, sorprendente.

Las subidas a la contra de España buscaban, a falta de la referencia del 'Niño', al número 7 para recibir de espaldas y abrir a las alas. Santi Cazorla, incorporado en el 62 por un Iniesta aún tocado por la gastroenteritis, y Silva daban velocidad a los ataque de los de Luis Aragonés, con las espaldas bien cubiertas por Xavi y Senna, magistral en las labores de contención del centro del campo.

Villa asumió el protagonismo y suyo fue el tercer gol, el de la tranquilidad, después de una buena combinación entre Cazorla y Fábregas. El valencianista recibió en el área y rompió la cintura a Shiriakov para batir al meta ruso con un tiro raso ajustado al palo derecho.

España empezó a gustarse, demasiado en ocasiones, desperdiciando llegadas. En los últimos diez minutos Rusia tiró de orgullo y a falta de cinco para los 90 reglamentarios, un despiste defensivo en un córner costó el gol de los rusos, de Pavlyuchenko.

A ese despiste siguieron otros, demasiados en tan poco tiempo, hasta que Cesc devolvió la tranquilidad en el último minuto rematando de cabeza un balón despejado por Akinfeev tras un duro disparo de Xavi.

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