Hace un año, Siria cambió. Una coalición de grupos rebeldes tomó la capital y echó del poder al régimen de Bashar Al Asad. El nuevo presidente, Ahmed Al Shara, ha pasado de ser considerado un terrorista a entrar en el Despacho Oval y reunirse con Donald Trump. En estos 12 meses la comunidad internacional ha levantado muchas sanciones a Siria, pero el país afronta todavía retos ingentes.
Hace un año, y tras una ofensiva relámpago de opositores y grupos islamistas, Bachar Al Asad huía de Siria, poniendo fin a más de 50 años de un régimen familiar caracterizado, especialmente, por la represión a la población civil. Una caída que abría una nueva etapa política en el país, pero que ahora -365 días después- no ha conseguido acabar con la inestabilidad social, aunque sí ha permitido que Siria vuelva a hacerse un hueco en el escenario internacional. Hoy Siria celebra el primer aniversario de la liberación y sobre el terreno, la población trata de seguir adelante, aunque sin olvidar lo vivido durante el régimen de Al Asad. Es el caso de Fares, que durante años estuvo preso en la cárcel de Sednaya en la que se calcula que murieron y desaparecieron 30.000 personas. Lo cuenta la enviada especial de RNE Laura Alonso.
Un año de la caída de Bachar al Asad: los sirios intentan reconstruir sus vidas mientras quedan más de 100.000 personas desaparecidas. Un exmilitar fue leal a Bashar al Assad antes de desertar del Ejército para sumarse a las fuerzas rebeldes. "Luchábamos contra un sistema opresor, que usaba las armas contra un pueblo que solo pedía libertad". Recuerda como si fuera ayer las torturas de cárcel en la que permaneció hasta hace un año.
Un año después de la caída de Al-Asad, Siria emprende el camino hacia la reconstrucción de un país que completamente devastado tras 13 años de guerra civil. El Canal 24 entrevista a Gonzalo Caretti Oria, periodista del área de internacional de TVE y Doctor en Historia de las Relaciones Internacionales, quien nos informa sobre cómo está hoy el país y cuál es su posición en el tablero internacional.
El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo sirio, Ahmed al Sharaa, han mantenido su primera reunión oficial desde que este derrocase hace un año al anterior líder de Siria, Bachar al Asad. De hecho, el expresidente sirio, estrecho aliado de Rusia, está actualmente refugiado en Moscú. Aún así estos dos antiguos adversarios parecen apostar ahora por el pragmatismo.
Las relaciones entre Rusia y Siria siempre han sido "extraordinariamente amistosas", según ha declarado Putin. Sobre la mesa se ha hablado de las bases militares que Rusia tiene en Siria, una aérea en la provincia de Latakia y la naval de Tartus, estratégica por ser la única de Rusia con salida al mar Mediterráneo. Al Sharaa no las ha citado directamente, pero sí ha dicho que respetan todos los acuerdos pasados entre Rusia y Siria y que trabajan para redefinir la naturaleza de esas relaciones.
Al menos 1.300 muertos deja ya la escalada de violencia en el oeste de Siria. Muchos son civiles de la minoría alauita. El gobierno de transición asegura que ha retomado el control. Mientras, en Damasco se repiten las protestas a favor de la paz.
Hay dos partes enfrentadas tras estas matanzas: por un lado fuerzas de seguridad y grupos armados afines al gobierno actual, y por otro, los leales al expresidente Al Asad. Tras la condena internacional, el presidente interino promete una investigación. EE.UU. y Rusia acaban de pedir una reunión urgente del Consejo de seguridad de la ONU.
Siria vive el peor estallido de violencia desde la caída del expresidente Bachar al Asad. Las fuerzas de seguridad y grupos afines al nuevo gobierno han asesinado a más de 1.000 personas, según ONGs; muchas de ellas de la minoría alauita. El presidente interino apela a la unidad nacional.
Crece la tensión en Siria. Más de 560 civiles han sido asesinados desde el jueves por las fuerzas de seguridad y grupos afines al nuevo gobierno, según ONGs. Muchos pertenecían a la minoría alauita, la misma del expresidente Bachar al Asad. El portavoz de defensa del nuevo gobierno, que ha prometido respetar a todas las minorías del país, intenta distanciarse de esas ejecuciones y asegura están tomando posiciones para aplacar a los insurgentes. Todo estalló el jueves, cuando grupos armados leales a la dinastía Al Asad atacaron edificios gubernamentales en Damasco, la capital.
Siria vive el peor episodio de violencia desde la caída de Al Asad en diciembre. Los enfrentamientos entre bandas leales al depuesto presidente y las fuerzas de seguridad del gobierno actual han dejado más de 150 muertos. El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, pidió este viernes a los que han participado en nuevos combates en el noreste del país que se abstengan de participar en más actos de violencia que podrían dar lugar a un nuevo conflicto.
La tensión y la venganza tiñen el mes de febrero con La red fantasma. La trama expone cómo un profesor sirio en el exilo forma parte de un grupo secreto que persigue a los dirigentes fugitivos del régimen creado por Al-Asad. Su misión le lleva a Francia tras la pista de su antiguo torturador. A partir de esta premisa, el director Jonathan Millet se sorprende por la fuerza revolucionara que hay en Siria: "Lo increíble es que son personas corrientes. Un abogado, un taxista... Personas que luchan contra la impunidad", ha indicado. Los espectadores podrán disfrutar de La red fantasma el 7 de febrero.
En Siria, las nuevas autoridades continúan con el proceso de transición tras la caída del régimen de Bachar al Asad. A las afueras de Damasco se encuentra el campo de refugiados de Yarmuk, foco de opositores del Gobierno derrocado y donde hoy, estas personas, tratan de recuperar sus vidas en medio de la devastación.
Cada día, desde que acabó la guerra, Oum Kassem, a sus 72 años, recorre las devastadas calles en las que solía vivir. Va en busca de algo que pueda servirle para reconstruir su casa. Puede ser un grifo o un perchero. Sus hijos le han ayudado a levantar un nuevo hogar.
Un equipo de TVE ha entrado en una antigua base militar del régimen sirio que servía como almacén de droga. En ese lugar, ya abandonado, hay todavía cantidades ingentes de distintas sustancias estupefacientes ilegales con las que presumiblemente se financiaba el Gobierno de Al Asad. Entre la droga localizada destaca el "captagón", considerada la cocaína de los pobres, que se distribuía oculta en suelas de zapatos.
En Siria, las nuevas autoridades afirman haber frustrado este sábado un atentado de presuntos miembros del Estado Islámico a las afueras de Damasco. Hay varios detenidos. Al noroeste de la capital, un equipo de RTVE ha estado en uno de los antiguos bastiones del régimen de Al Asad. Allí, organizaciones de derechos humanos denuncian ejecuciones y torturas por parte de las nuevas fuerzas sirias.
En Tartus, en el noroeste del país, bastión de la comunidad alahui y donde ahora viven con miedo a las represalias, el Observatorio sirio de derechos humanos dice que ha habido más de un centenar de ejecutados extrajudicialmente. Sobre todo, en los bastiones de Al Assad donde las nuevas fuerzas sirias están capturando a miembros del régimen anterior y hay denuncias de que algunos han sido torturados y asesinados.